CAMAGÜEY.- No es etapa para entretenernos y mucho menos para jugar. La diferencia entre un Sí y un No está clara, pero en tiempos de definiciones el abismo entre ambos monosílabos es mayor, más si se trata de elegir entre un proyecto de país atemperado a los nuevos tiempos y otro caduco defendido ahora por quienes creen que votando negativamente forzarán un cambio. Sobre estos temas y el futuro del ordenamiento jurídico cubano, Adelante Digital conversó con Ariel Mantecón Ramos, Miembro de la Comisión Redactora de la Constitución y Presidente de la Junta Directiva de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos.

¿Qué viene después del 24 de febrero?

– El proceso de implementación de la Constitución, que es mucho más complejo, requiere de gran capacidad legislativa y nos sacudirá a todos. Se ha trabajado a la par en las normas de desarrollo, para que no nos pase como en procesos anteriores, cuando tuvimos constituciones muy modernas para su época pero se quedaron sin las legislaciones que las complementaran. Respecto a las leyes de procedimiento penal y civil se está redactando desde hace cinco años, antes de que saliera a la luz pública la Reforma, ahora habrá que revisar algunos elementos y atemperarlos a la carta magna.

¿Se logrará que las leyes de desarrollo estén a la altura de la Constitución?

– Tienen que estarlo. Hay una experiencia extraordinaria que hemos sacado de todo esto y es que se puede consultar a nuestro pueblo, porque tiene la suficiente cultura jurídica para hacerlo con responsabilidad. El diagrama de leyes se aprobará con una visión popular, pero el reto es grande. Tuvimos acceso, a raíz de este trabajo, a los cronogramas que se planificaron cuando la de 1976 y se trabajó duro.

“Este proceso ha reconfigurado y ha visualizado la identidad jurídica del individuo, la muestra es que hay personas con la constitución en la mano y no está ratificada todavía. Debemos ser ágiles en la implementación, pero no es fácil, porque en el caso del sistema judicial; por ejemplo, cada paso requiere control por una instancia que aún no está creada, la justicia intermedia, y este es solo uno de los muchos cambios que traerá la nueva Ley”.

¿Podrá asumir naturalmente el sistema jurídico cubano los cambios que impone la nueva legislación?

– Estamos en presencia de un redimensionamiento de la perspectiva jurídica ciudadana a raíz de la nueva Constitución. Este es un proceso sin precedentes en Cuba, en el que se ha modelado la idea del individuo y su dimensión jurídica como nunca antes en la historia nacional.

“Por ejemplo, la entrada del abogado al proceso fue de los temas más debatidos, ese artículo sufrió una transformación radical del proyecto al texto que finalmente aprobó la Asamblea. Se va a producir un proceso penal que en su fase temprana contará con la participación de todos sus factores, incluyendo al abogado. La persona gozará del beneficio de que su proceso penal se discuta y se analice con una contrapartida; no le podemos temer a la contradicción, porque supondrá calidad.

“La Organización Nacional de Bufetes Colectivos, como institución, no cuenta con todas las herramientas; se pondrán en tensión sus mecanismos de funcionamiento y estamos claros de que aparecerán requerimientos adicionales, pero eso no nos parará. Son reformas positivas para el ciudadano y apoyaremos el nuevo diseño jurídico del país”.

¿Es esta constitución superior a la que está vigente?

– Es superior, principalmente porque nos coloca en los tiempos actuales, cubrirá las expectativas nacionales e individuales de los cubanos, bebió de la idea de mucha gente, y esa construcción colectiva la hace más grande. Es la manera que tenemos de avanzar a nuevos tiempos. De no aprobarse, como pretenden algunos, quedaremos encerrados en un instrumento obsoleto que no dibuja ni contextualiza la realidad cubana. Esta es la visión pragmática del asunto y debe mover a nuestra gente al voto positivo. Cualquier cubano que quiera un país más ordenado, garantista y actualizado a su contexto dará el sí, y esos somos más.