CAMAGÜEY.- Muchos no nos comprenden, algunos dicen que son un show, una pantalla, pero lo cierto es que esta pequeña isla, su gente, su pueblo da lecciones, nuevamente, al mundo de un proceso transparente.

No tenemos una cédula electoral que constituya una mercancía codiciada por sargentos políticos, no tenemos pasquines que llenen las calles de los Consejos Populares de propagandas, los candidatos no han hecho campaña política para que se vote por ellos, mucho menos tienen millones para invertirlos en anuncios televisivos, solo cuentan con la moral, y si fueran pocas esas singularidades pueden sumarles que las urnas no son custodiadas por el ejército, sino que nuestros niños amanecen en los colegios y esa es su responsabilidad.

Para Maico Pérez Acosta cuidar lar urnas viene siendo una especie de juego, está muy alegre, dice “Votó” con una energía que se siente en todos los alrededores de la escuela primaria Ana Betancourt de Mora, “estoy aquí por él”, respondió señalando una foto del Comandante, parece imposible si les digo que está en primer grado, pero me convenció cuando dijo, “y ya se escribir Fidel”.

Para Keylín del Valle Ávalo, pionera de sexto grado, dijo a Adelante Digital que ella estaba allí porque le gustaba apoyar a la patria y a la Revolución, “además antes en Cuba eran los soldados quienes cuidaban las urnas, ahora lo hacemos nosotros y estamos muy orgullosos de hacerlo y vamos viendo como es esto para cuando nos toque”, enfatizó.

En el colegio # 2 de la Circunscripción 23, Consejo Popular Garrido-La Caridad se está dando un hecho insólito, los pioneros que terminan la custodia no se van, se quedan allí, quieren ser protagonistas de toda la jornada, se turnan, por momentos van a las casas pero regresan, según Isnel Cruz Álvarez de séptimo grado no quieren abandonar esa tarea, ellos se sienten importantes “tenemos que velar porque todo salga bien, además nos van a dar un reconocimiento que mañana voy a enseñar en la escuela”, dijo.

Historias de amor como la de Keily Ávalo Molina convierten este proceso eleccionario también en una muestra de que la voluntad humana no admite barreras y puede superar imposibles, Keily es una niña cubana que hoy levantó a sus padres más temprano de lo normal, quería llegar de primera al Colegio # 4 de la Circunscripción # 39, Reparto Torre Blanca, pues iba a cuidar las urnas por primera vez. Hasta aquí esta historia se repite por miles en Cuba cada vez que se convoca a votar, pero no, esta es singular, ella padece de Hemiparesia derecha, provocada por una lesión estática en su sistema nervioso central.

A la presidenta del colectivo de la Escuela Ignacio Agramonte para niños con necesidades educativas especiales no hubo quien le impidiera cumplir su turno de dos horas al lado de la urna, ella dice “votó” muy fuerte, como para que nadie crea que es débil, saluda con la izquierda y siempre tiene una sonrisa en su cara. “Estoy feliz de estar aquí con mis amiguitos del barrio, mañana le contaré a todos en la escuela lo que hice, como me divertí”, asegura la niña.

Orlando Felipe Estela hasta el año pasado era pionero y cuidaba urnas, “pero ya crecí, me siento más grande, y hoy voté por Cuba”, afirma quien tuvo la sorpresa de que sus dos hermanitos más pequeños Luisito y Alfredito estaban cuidando la urna, “estoy muy feliz de ver a mis hermanitos haciendo lo que yo hacía y sentí un orgullo muy grande cuando me dijeron votó”.