CAMAGÜEY.- Nadie duda de que Fidel estuviera espiritualmente entre nosotros. El ejemplo suyo irradia permanente vocación revolucionaria. Hace apenas hoy cinco meses que lo vimos llegar en una noche entristecida a la plaza Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz , donde se le rindió una merecida vigilia y, horas después, verlo partir temprano, todos nosotros con el pecho apretado por el dolor, hacia al aposento definitivo en el cementerio Santa Ifigenia.

El pueblo que ayer lo lloró vino hoy lunes, Primero de Mayo, a ratificarle la voluntad de no desviar el camino que él emprendió en brazo unido y recordando algunas ideas suyas, expresadas en el Día Internacional de los Trabajadores del año 1960 en la Plaza Cívica de La Habana, actualmente de la Revolución José Martí.

Ese espíritu de unidad lo hizo ver que aquel Primero de Mayo no era solo de los trabajadores, sino el día de los campesinos, de todos los que producen, el de los humildes y de quienes trabajan con sus brazos e inteligencia, creando bienes y servicios, sino de aquellos cuyos hombros descansa la defensa de la Patria.

Un año más tarde en el propio escenario capitalino Fidel proclamaba al mundo: “La Revolución puede arrastrar al pueblo con su fervor infinito y con infinito entusiasmo. La Revolución si puede recoger del pueblo toda la inteligencia y todo el espíritu de lucha y de creación, y llevarlo hacia un camino de bienestar y progreso”.

Y es lo que hemos visto hoy en esta plaza, frente a cuya tribuna presidiendo la conmemoración se hallaba una valla con la imagen de Fidel y el concepto estratégico y visionario de Revolución, expresado otro Primero de Mayo, pero en el 2000, y que la inmensa mayoría de los cubanos nos comprometimos a cumplir y cambiando todo lo que haya que cambiar, pero para bien del Socialismo.

Para muchos de los que peinamos canas nos viene a la memoria el Primero de Mayo de 1968, celebrado con su presencia y la de Raúl en los predios del parqueo de la base de transporte agropecuario, a las afueras de la ciudad de Camagüey, vía Habana.

El pueblo que desfiló hoy por la plaza abrazó las ideas que él preconizó de solidaridad con los pobres de la tierra, con los hermanos de Venezuela, víctimas de la infamia imperialista, y por una paz justa y duradera que buscan empañar los Estados Unidos de Norteamérica, sus aliados y las corrientes de derecha y neoliberales..