Y la sentencia del Comandante en Jefe de la Revolución reverdecerá en los surcos preñados de este Primero de Mayo, por donde desfilarán - en brazos de distintas generaciones de cubanos - Aracelio Iglesias Díaz, Jesús Menéndez Larrondo y el secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), quien dedicó sus últimos suspiros a la preparación de aquel trascendental XIII Congreso Obrero.

Pobres, negros, comunistas y líderes sindicales incorruptibles, sintetizaron en una misma historia a estos valientes hombres que se enfrentaron a los gobiernos entreguistas de turno y empresas norteamericanas para defender las reivindicaciones de los trabajadores explotados.

Jesús Menéndez y Aracelio Iglesias, fueron asesinados a balazos por la espalda. La vida de Menéndez, dirigente obrero del sector azucarero, fue segada el 22 de enero de 1948 por el esbirro Joaquín Casillas Lompuy. Y La tarde del 17 de octubre de ese mismo año, otro Joaquín ,el pistolero a sueldo Aubí y sus compinches, dispararon cuatro veces a traición contra el estibador y líder portuario, Aracelio.

Ambos dirigentes sindicales lucharon por el aumento de los magros salarios obreros y por las jornadas de ocho horas de labor. Menéndez batalló por el “Diferencial Azucarero”, cuya clausura de garantía obligó a las empresas explotadoras incluirlo en el convenio azucarero de los años 1946 y 1947 con los Estados Unidos.

El capitán de la clase obrera, Lázaro Peña, sobrevivió a las tiranías de Gerardo Machado y Fulgencio Batista y en1961, durante el XI Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), fue elegido secretario general hasta 1966, y continuó cada Primero de Mayo- hasta su muerte- fortaleciendo la unidad del pueblo trabajador para defender aquellos sueños que la Revolución hizo realidades.

Por eso, el Día Internacional de los Trabajadores en Cuba, es fiesta y compromiso para  conquistar nuevos triunfos productivos y sociales.

Antes de 1959, las manifestaciones pacíficas para reclamar trabajo, aumento salariales, escuelas para los niños, hospitales, médicos para las familias desamparadas y comida para mitigar la desnutrición mayoritaria de la población... eran reprimidas a  palos, chorros de agua y gases lacrimógenos, a tiros, como todavía ocurre en no pocos países de este “unipolar” y desigual planeta.

Hoy, toda la Isla vibrará de alegría y entre la gente sencilla de pueblo, Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, volverán por los pasos de Aracelio, Jesús, Lázaro... y  de tantos otros héroes como ellos que, en su momento histórico, lo dieron todo por los sueños de entonces y las realidades de hoy y de mañana.

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