CAMAGÜEY.- A menos de cuarenta y ocho horas de que la Asamblea General de las Naciones Unidas someta a votación el miércoles el informe de nuestro país sobre la resolución 70/5, titulado: “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, continúan en esta provincia las manifestaciones populares a favor de la eliminación de esta carga que afecta a los sectores de mayor impacto social.

Para poder avanzar en el proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales con los Estados Unidos ha señalado el Canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, se requerirá, indudablemente, el levantamiento unilateral e incondicional por el gobierno de los Estados Unidos del bloqueo económico, comercial y financiero que se aplica contra nuestra nación, el más duradero en el mundo.

Con independencia de la celebración de mítines relámpagos, de tribunales constituidospor féminas en las comunidades para condenar la infame medida y de respaldo a la Revolución y a su política en planteles de la enseñanza superior, en centros laborales prosiguen hoy lunes y mañana martes matutinos y vespertinos que ponen sobre la mesa la verdadera esencia del bloqueo y de la directiva presidencial de Barack Obama hacia Cuba, hecha pública el pasado 14 de octubre.

Una de las voces que se ha levantado aquí en contra el bloqueo es el de la niña Adriana Téllez Escobar, estudiante de la escuela primaria “José Luis Tasende. Ella ha dicho: “A pesar de ello tenemos educación y salud pública gratuita y derechos que nos protegen. Ninguno andamos por las calles buscando trabajo para ayudar a sostener a nuestras familias.

“El bloqueo afecta a mi país, pues obliga a comprar productos en terceros países y en consecuencia provocada mucho más gastos. Le pedimos a Obama que escuche nuestra petición de eliminarlo, porque es injusto y criminal”.

Los medios de difusión masiva locales se hacen eco de esas expresiones del pueblo y, al mismo tiempo, elaboran comentarios y artículos que reflejan el carácter injerencista de la directiva presidencial de Obama.