La política puede cambiar muy rápido, dijo Barack Obama en una reciente entrevista concedida a Yahoo News.

Yo he argumentado, y lo voy a seguir diciendo, que el embargo puede haber jugado una función en los 60, quizá a principios de los 70, pero después de 50 años no ha funcionado, agregó el mandatario estadounidense.

Obama también ha manifestado, en más de una ocasión, la decisión de involucrarse en un debate con el Congreso de los Estados Unidos con vistas a lograr el levantamiento del bloqueo y que, además, utilizará sus facultades ejecutivas para modificar su aplicación.

No obstante, ha corrido ya un año y, sobre lo segundo, solo se aprecian tímidos progresos.

Hasta el momento el Presidente ha empleado sus potestades en un restringido grupo de aspectos de la ejecución de la política imperial.

Mientras, continúan invariables otros elementos incluidos en la larga lista de prerrogativas que posee  y que resultan clave para transformar sustancialmente la aplicación del bloqueo y avanzar hacia la normalización de las relaciones entre ambos países.

Una de las prerrogativas que aún conserva el ejecutivo norteamericano es la de revertir la política de persecución financiera contra Cuba y que la Isla pueda utilizar en sus transacciones el dólar, para que los bancos estadounidenses o de terceros países no teman realizar operaciones con la Mayor de las Antillas.

En las manos de Obama está, sin tener que esperar por la aprobación del Congreso, que cesen las burdas presiones, chantajes y sanciones a entidades bancarias, de cualquier latitud, por hacer o intervenir de alguna forma en negociaciones con la Isla.

Superando a todos sus predecesores, el Gobierno del presidente Obama ha aplicado hasta la fecha 46 penalidades que sobrepasan los 14 mil millones de dólares; y el caso más alarmante fue la “mega–multa” en 2014 al banco francés BNP Paribas, uno de los más grandes de Europa, por violaciones de las regulaciones del bloqueo a La Habana y sanciones a terceros.

Tales prácticas se han repetido incluso después del 17D. En lo que va de 2015 se registran cinco medidas punitivas calculadas en alrededor de dos mil 800 millones de dólares.

Destacan en este período los recargos de mil 116 millones de dólares al banco francés CreditAgricole, y los de mil 710 millones al alemán Commerzbank, por realizar transacciones con Cuba y otros Estados.

Esa aplicación extraterritorial del bloqueo afecta las normales relaciones entre las instituciones bancarias cubanas y sus pares en el mundo, vínculos que, en cualquier circunstancia, resultan esenciales para garantizar recursos financieros que apoyen las políticas encaminadas al desarrollo de cada nación.

Y es que este escenario complejiza la inserción de la banca del país en el mercado internacional; sin mencionar los efectos de la imposibilidad de emplear el dólar estadounidense como moneda de pago, un asunto que también puede cambiar Obama usando sus facultades.

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