CAMAGÜEY.- Mucho se habla por estos días de los más de 822 280 millones de dólares que le ha costado a Cuba la política de bloqueo y persecución financiera implantada desde 1960 por John F. Kennedy y ratificada por 11 administraciones de la Casa Blanca, al punto de que hoy la Ley de Comercio con el Enemigo, sustento legal de lo que eufemísticamente llaman embargo, se aplica solo a la mayor isla de las Antillas.

Sin embargo, estas líneas no irán por ese prisma, prefiero hacerlo, esta vez, desde la otra orilla, o sea cuánto afecta al norteamericano de clase media y alta la política de su Gobierno contra la Isla caribeña. ¿Sabía usted que Cuba es el único destino turístico prohibido por ley para el estadounidense?

Ni Corea del Norte o Siria, principales enemigos de la Casa Blanca en la actualidad ostentan semejante condición, para esos países solo hay una recomendación del Departamento de Estado de no viajar. La prohibición por ley solo es reservada para Cuba desde 1996, año en que se aprobó la Helms-Burton. Cuántos norteamericanos habrán querido viajar a Cuba en para vacacionar, un destino turístico que rompió su récord en el 2016 y llegó a más de tres millones, 65 días antes del 2016, una cifra desconocida para países tan pequeños como Cuba.

Si de colaboración se habla, el Heberprot-P pudiera abrir el camino, pues es un medicamento de biotecnología cubana usado en más de 20 países, excluyendo Estados Unidos, siendo este padecimiento la principal causa de amputación no traumática en la nación más poderosa del planeta, donde para el 2030 se estiman cerca de 36 millones de diabéticos. También la vacuna terapéutica cubana Cimavax, que mejora la calidad de vida de los pacientes con cáncer de pulmón, máxime si se tiene en cuenta que 215 951 personas en los Estados Unidos recibieron ese diagnóstico en lo que va del 2017.

Ahora que está de moda la Serie Mundial de la MLB, se hace necesario explicar que de no existir esas prohibiciones, los equipos de las Grandes Ligas pudieran contratar a los peloteros cubanos como hacen normalmente y los cubanos no tuvieran que abandonar la tierra que los vio nacer para poder jugar en la Gran Carpa, y probarse en lo que es para muchos el mejor béisbol del mundo, un requisito exigido solo a los jugadores de la Mayor de las Antillas.

Uno de los abogados de Trump en 1998, mientras exploraba construir un hotel en Cuba, enviado por el magnate inmobiliario, hoy defensor de la política de bloqueo a la isla, estuvo acusado de violar las absurdas leyes del bloqueo y gastaron más de 68 000 dólares, en un momento en que gastar dinero en Cuba era prohibido.

Lo mismo sucede con los productores agrícolas del sur norteamericano, quienes están dejando de vender a Cuba alimentos para 11 millones de personas, principalmente arroz. Ayer el ministro cubano Rodrigo Malmierca decía que ya hay más de 2 000 millones de dólares de inversión extranjera en la isla; sin embargo, ninguno es norteamericano y sabemos que varias empresas de los propios Estados Unidos, como la General Motors tienen interés en invertir en la Zona Especial de Desarrollo Mariel.

las inversiones extranjeras en Cuba cada día se multiplican. La Feria Internacional de La Habana (FIHAV) crece por años, y es una lástima que por seguir una política equivocada y sin resultados los norteamericanos, empresarios o no, que quieran viajar o invertir en Cuba no puedan hacerlo, mas esta Isla no cambiará, quiénes pierden más, allí están los datos, saquen sus conclusiones.