CAMAGÜEY.-El venidero miércoles 1ro. de noviembre Cuba por vigésimosexta vez —con la solidaridad abrumadora de las naciones del mundo— defenderá el cese del criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos, cuyos gobiernos imperialistas mucho antes del triunfo de la Revolución de enero de 1959, ya no saben qué “inventar” en sus fallidos intentos para tratar de someter al soberano pueblo cubano.

Si 12 presidentes de los Estados Unidos, desde Eisenhower hasta Trump, con sus tanques pensantes, base naval engrasada y un prolongado bloqueo económico, comercial y financiero recrudecido y sofisticado cada mandato no pudieron con la Revolución Cubana de Fidel, sobreviviente de cientos de planes de atentados y asesinato de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), ¿cómo podrán ahora cuando a casi un año de su ausencia física, millones de cubanos son Fideles antiimperialistas convencidos?

Sin embargo, no son menos peligrosas las manidas amenazas del torpe inquilino de la Casa Blanca para complacer la sed de odio y venganza de los vetustos “feroces” invasores y politiqueros de Miami, arcaicos admiradores de la mercenaria Brigada 2506 derrotada en solo 66 horas por los entonces incipientes combatientes en la Bahía de Cochinos, escenarios que los cubanos llaman Playa Girón, igual que califican de bloqueo al genocida “embargo”, porque no es lo mismo: Es al pueblo de Cuba al cual los Estados Unidos les debe vidas, vicisitudes, sacrificios, penurias… y miles de millones de dólares a la economía nacional por ese extenso acoso que supera los 55 años de asedio, el más largo e injustificado de la historia de la humanidad impuesto por la mayor potencia mundial a un pequeño país que no es adversario bélico.

Los grandes medios de comunicación capitalistas, no obstante, silencian verdades, fabrican calumniosas historias y tuercen las veraces noticias de la realidad que vive esta Isla para que el universo de los potenciales turistas crea esas barbaridades, desenmascaradas —durante las efímeras relaciones oficiales— por el reducido número de ciudadanos estadounidenses que ha logrado visitar Cuba y disfrutaron de la seguridad de sus hoteles, playas, ciudades, de sus calles y aeropuertos y de la amabilidad de su gente, aunque Trump y sus incapaces asesores tardos, inventen agresiones sónicas extraterrestres para, prácticamente con el cierre de las embajadas en La Habana y Washington, romper los estrechos vínculos diplomáticos, porque los de ambos pueblos son históricos.

Desgraciadamente el actual administrador de la Casa Blanca y sus consejeros de historia han leído muy poco y solo les interesan las históricas guerras de rifles, cañoneras, bombas atómicas, misiles nucleares, de volver a la fracasada política del garrote y la zanahoria que en esta Isla no les sirve ni “ni tantico así”.

Ahora con la desclasificación de algunos documentos ocultos sobre el asesinato del presidente Kennedy, Trump pretende desenterrar podridos pretextos para continuar acusando al Gobierno cubano. Como era de esperar le ha salido el tiro por la culata: sin quererlo ni saberlo contribuyó a enriquecer la historia antiimperialista de nuestro pueblo con “nuevos” secretos para culpar a la Revolución e intervenir militarmente en la Isla.

Según las pruebas desarchivadas, además de la invasión y el apoyo a las bandas de asesinos del Escambray, EE.UU. pretendía usar armas biológicas en Cuba como hicieron en Viet Nam, (país que invadieron, destruyeron… y, sin embargo, mantienen relaciones diplomáticas, económicas y comerciales) para arruinar los cultivos y crear una rebelión por hambruna contra Castro. Lo peor no era eso, sino —como lo hicieron con las Torres Gemelas el 11 de septiembre—, plantar bombas en Miami, guarida del terrorista Luis Posada Carriles y sus compinches, y hasta planearon asesinar en el mar a emigrantes cubanos y líderes contrarrevolucionarios para culpar a la Revolución Cubana y como cuando la autovoladura del Maine, el 15 de febrero de1898, desembarcar con los marines en la Isla.

Desde luego, Cuba es libre desde el 1ro. de enero de 1959 y los tiempos son otros pese a que el retrógrada Trump pretende regresar a los viejos pretextos y la Guerra Fría, estrategias fracasadas según la anterior presidencia de Barack Obama.

Ante la drástica suspensión de visas por la reducción del personal diplomático estadounidense en La Habana, y la expulsión impuesta por EE.UU. de 17 funcionarios cubanos de su sede en Washington: El Gobierno cubano ha decidido aprobar las siguientes medidas, las que entrarán en vigor el 1ro. de enero del 2018:

  • Eliminar la “Habilitación” del pasaporte para los viajes a Cuba de los emigrados cubanos.

  • Autorizar la entrada y salida a Cuba de ciudadanos cubanos residentes en el exterior en embarcaciones de recreo, a través de las Marinas Turísticas Internacionales Hemingway y Gaviota-Varadero. Una vez que estén creadas las condiciones, se ampliaría progresivamente a otras marinas.

  • Permitir la entrada a Cuba de los ciudadanos cubanos que salieron ilegalmente del país, excepto aquellos que lo hicieron a través de la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo.

  • Eliminar el requisito de avecindamiento para que los hijos de cubanos residentes en el exterior, que hayan nacido en el extranjero, puedan obtener la ciudadanía cubana y su documento de identidad.

El pueblo cubano continuará mirando al norte para recibir con Welcome, abrazos y aplausos de hermanos a quienes vengan en aviones o embarcaciones de paz, con las mismas manos que en Girón, la Crisis de Octubre y frente a los ataques terroristas defendieron la definitiva libertad de Cuba, arrebatada a los mambises por los marines yanquis en el año 1898.