FLORIDA, CAMAGÜEY.- Nos recibieron con un aplauso a lo tabaquero, golpeando con sus chavetas sobre el vapor; sin embargo, no perdieron la concentración en lo que estaban haciendo. Sus habilidosas manos se movían rápido, cogían de aquí y de allá hasta lograr rellenar la tripa; luego la llevaron al molde, y cuando tenía forma, entonces comenzaron a vestirlo. Parece complejo, pero ellos lo hacen fácil, los más avezados entregan en el día entre doscientas y trescientas unidades, un ritmo de trabajo que les permitirá cumplir el ambicioso plan de nueve millones de tabacos previsto para el 2017.

No se trata de la Cohíba; tampoco de la Partagás, pero la fábrica de tabacos Rolando Valdivia Fernández, en Florida, no se siente menos: sus 90 torcedores, al cierre de febrero, habían entregado ya 876 500 puros, y sus pronósticos indican que pueden llegar hasta 10 millones de tabacos.

DESDE LA GALERA

Con la materia prima asegurada, los tabaqueros floridanos aspiran a torcer este año lo convenido, y ya las ventas ascienden a más de un millón 600 000 pesos, lo que permite que las utilidades se encuentren al 106 %. “Para llegar a grande hay que pensar en grande”, aseguró Yoel Fumero Molinero, director de la fábrica, y agregó que una parte de estos beneficios se reinvierten en mejorar las condiciones de los que allí laboran.

“Por ejemplo, las ganancias que nos dejó el 2016 fueron de más de 800 000 pesos; nuestros trabajadores en marzo cobraron un salario medio de 700 pesos, lo que significa que sus ingresos se han multiplicado por dos desde que comenzó el sistema de pago por resultados, eso implica una mayor motivación de los torcedores, al punto de que en marzo se hicieron 10 000 unidades por encima del plan.

“Todos estos números han servido para dignificar la unidad, darles más comodidad a los obreros, quienes se pasan horas sentados, pintamos sus puestos de trabajo y se invirtió en vapores y taburetes”, explicó Fumero Molinero.

Los niveles de productividad alcanzan tal nivel que hoy tienen nueve mujeres de licencia de maternidad y no ha habido necesidad de contratar nuevos torcedores; los mismos que ya están asumen la producción.

“Nuestra política es que el malo se haga regular; el regular llegue a ser bueno, y el bueno hacerlo militante entonces”, aseguran los líderes de las organizaciones del centro, que a simple vista dejan ver la cohesión entre ellos.

LA FORTALEZA ES LA TRADICIÓN

En el mundo del tabaco, el oficio se transmite de generación en generación y la “Rolando Valdivia” no es la excepción, hoy en sus taburetes hay sentadas hasta tres generaciones de una misma familia. Una gran mayoría de los 65 jóvenes tabaqueros que allí laboran llegaron así hasta ese oficio.

Celestino, el tío de Misleydi Melián, actual torcedora, es fundador de la fábrica, maestro tabaquero, y todavía se preocupa, los guía y de vez en cuando tuerce sus tabaquitos, pero esa familia no queda allí. Liudmila García Milián, sobrina de Misleydi, con apenas 21 años, ya realiza 300 unidades diarias y casualmente este sábado sale de licencia de maternidad. La pregunta se imponía: ¿El niño será tabaquero? Una sonrisa delató su respuesta, y sin pensarlo dos veces respondió: “Tendrá que seguir la tradición familiar”.

También Yasmani Reyes y su papá, Julio, trabajan muy cerca uno del otro, y ambos, ante preguntas diferentes, coincidieron en el mismo punto: “Es un orgullo para mí seguir los pasos de mi papá”, respondió el menor de los Reyes, mientras el otro manifestó sentirse realizado al ver a su hijo superarse cada día en cantidad y calidad.

No tiene tarea fácil el secretario del Comité de Base del centro, con un universo juvenil de 65 muchachos. “A veces se hace difícil unir tantos criterios, pero al final todos nos ponemos de acuerdo, y sin muchos gastos hacemos buenas actividades, con música para despejar y bailar un poco; mantenernos motivados es la clave del éxito, eso ayuda a elevar los niveles de productividad. La meta es seguir creciendo, tenemos jóvenes muy buenos que debemos sumar”, apuntó el también torcedor Ricardo Ramos.

CON LA VISTA EN EL FUTURO

Una prioridad para esta industria floridana es garantizar el relevo, por ello organizan cursos para nuevos torcedores hasta dos veces al año; tienen círculos de interés en las escuelas de la comunidad y su principal fuente, la tradición, los hijos de los trabajadores de la fábrica, quienes en las vacaciones invaden la tranquilidad de la galera y crecen en los pasillos con hojas de tabaco en las manos.

Según el director, Yoel Fumero, pretenden llegar a la cifra de 100 torcedores, mejorar las condiciones de trabajo, desde el puesto de cada obrero, el pantry, hasta los baños, lograr que se sientan cómodos, “solo así puedes exigirles más y ellos responderán”, enfatizó. Adelantó que toda esta inversión tiene como fin introducirse en el mundo de las exportaciones, producir un tabaco de mayor calidad. “Hoy se trabaja por un producto aceptable, para llegar a lo que pretendemos: la excelencia”.