CAMAGÜEY.- La vida les pone pruebas a los seres humanos, obstáculos que pueden levantarse en cualquier momento, incluso antes de nacer. Algunos no logran sobreponerse nunca; pero hay otros cuya fuerza de voluntad es tan grande que son capaces de superar hasta lo imposible, luchan a diario porque sus discapacidades no sean sinónimos de limitación y les demuestran a muchos que a pesar de los "palos" que les dio la vida ellos continúan allí, como símbolos del amor y la esperanza.

LA QUÍMICA DE LA VOLUNTAD

Foto: Orlando Durán Hernández/AdelanteFoto: Orlando Durán Hernández/AdelanteMirelys Hernández Robaina no deja de reír, quizá por ese carácter le ha plantado cara a la vida, tras perder la pierna izquierda en un accidente de tránsito a los ocho años de edad.

“Terminé tercer grado en el hospital y en cuarto regresé a mi escuela, caminaba con dos bastones porque la prótesis me molestaba, los niños del aula me ayudaban mucho. En la secundaria quise presumir y comencé a usarla. La parte más difícil vendría después, pues elegí un técnico de nivel medio en tecnología de los alimentos en la “Vocacional”, estuve becada en un albergue ubicado en el cuarto piso, del que varias veces tuve que bajar corriendo. Mi mamá siempre me protegió, pero a la vez nunca me limitó, si soy lo que soy, sin complejos, es gracias a mi mamá.

“Me ubicaron en la Empresa de Bebidas y Refrescos, allí matriculé en el curso por encuentro Ingeniería Química, que me fue díficil, pues debía cumplir un horario de trabajo y luego estudiar. No existe algo que yo no pueda hacer, voy a mi centro laboral en bicicleta, antes dejo a mis niños en la escuela y el círculo. Me molesta que alguien piense que porque me falte una pierna no puedo hacer una determinada labor. Estoy agradecida de la Revolución y de Fidel porque me han dado la posibilidad de ser”.

Foto: Orlando Durán Hernández/AdelanteFoto: Orlando Durán Hernández/AdelanteEL ROBERTO QUE NO CREE EN IMPOSIBLES

Roberto Tejeda Olivera es estudiante de Estomatología de la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, de Camagüey, quizá muy pocos se habrán percatado que padece una otoesclerosis bilateral que le impide a su cerebro recibir toda la onda sonora, por ello escucha solo los sonidos graves.

“Nunca he dejado que ese problema me afecte y he realizado mi vida normal, al punto que elegí esta carrera porque me gusta ayudar a las personas, ser útil y creo que voy a lograrlo. Tampoco he sentido complejo, todo lo contrario, me puse muy contento cuando me dieron el aparato. En el grupo me llevo bien con todos, trato de hacer las cosas normalnente como cualquiera, para que no me vean diferente.

“Hay que seguir para adelante, que no se queden con techos bajos sino que se rompan, hay que imponerse nuevas metas”.

MARCELINO Y SU FE DE HIERRO

Foto: Orlando Durán Hernández/AdelanteFoto: Orlando Durán Hernández/AdelanteA Arnaldo Marcelino Ruiz, este reportero lo conoció por una amiga, entre los hierros de una de las naves de Somec Camagüey. Con el bastón al lado y la antorcha de soldar en la mano se dispone día a día a superar las dificultades que se le presentan.

“Padezco de hemofilia A, por ello sufrí hemartrosis en una rodilla y está muy afectada, para evitar que se dañara más afincaba el lado izquierdo y eso me produjo un desgaste en la cadera que me sacó del trabajo cuatro meses, realmente pensé que no volvería.

“Gracias a la Revolución, y a través del Sium, cada 21 días me llevan a La Habana para recibir el tratamiento de células madres, totalmente gratis. Soy de una familia humilde y si hoy estoy aquí es gracias a Cuba.

“A pesar de que tengo que estar algún tiempo de pie, nada me limita, si tengo que soldar pongo mi bastón al lado, y antorcha en mano hago lo que tenga que hacer. Si el país te da la oportunidad de ser igual a los demás, por qué no echar para adelante”.

Foto: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFoto: Leandro Pérez Pérez/AdelanteAJEDREZ A LA CIEGA

A Adolfo Arregoitia Arce se le conoce por su buen oído afinando pianos, también fue presidente de la Asociación Nacional del Ciego durante cuatro años, pero lo que algunos no conocen es de su afición por el ajedrez, que lo ha llevado a ser campeón provincial de su categoría.

“Perdí la visión total a los trece años, producto del glaucoma. En la escuela de ciegos, donde estudié afinación de pianos, había varios compañeros míos que jugaban ajedrez, pero mi desarrollo mayor fue aquí en Camagüey, iba con un primo mío a la academia casi todos los días y así jugué varios torneos en la tercera y segunda categoría.

“Es difícil pues hay que llevar las jugadas en la mente y cuando uno llega a un medio juego con pocos cambios se vuelve complicado por la cantidad de piezas.

“Ante las dificultades hay que crecerse, no dejar que te venzan, con el ajedrez me propuse aprender y hoy en mi categoría soy el campeón de Camagüey. Todo se trata de aprovechar las oportunidades”.

Ellos son héroes cotidianos que se enfrentan a veces hasta contra sí mismos y en otras ocasiones por demostrarles a la lástima y a la falta de sensibilidad humana que “solo el amor engendra la maravilla”.