CÉSPEDES, CAMAGÜEY.- En el área de centrífugas del central Carlos Manuel de Céspedes convergieron disímiles criterios en un único compromiso: iniciar la molienda el 14 de diciembre venidero y, desde el primer día, sacarle a los hierros de la cadena cosecha-tiro de la caña-industria, un 5 % de eficiencia en azúcar.

Aun para los laboriosos obreros azucareros, el reto ineludible implica intensificar las jornadas cada día sin tropelajes chapuceros para acortar los atrasos presentados por la llegada tardía de las mazas, el cepillado de la chumacera de los molinos, la tensa solución del rotor del turbogenerador fuera de la provincia y de otros aseguramientos que a menos de un mes de la arrancada AzCuba no los tiene in situ y por ello hoy el “Céspedes”, es el ingenio más rezagado en las reparaciones de los seis que fabricarán crudo la próxima zafra en Camagüey.

Pero de lamentos no trató el intercambio de los agroazucareros con las autoridades políticas y gubernamentales de la provincia encabezado por el primer secretario del Partido Comunista de Cuba, Jorge Luis Tapia Fonseca, no, el asunto enfocado fue la búsqueda de respuesta inmediata a los déficits y la convicción de que el otrora cronómetro azucarero camagüeyano y uno de los mayores generadores de electricidad del país, vuelva por sus fueros.

La voz del veterano, Alfredo Mayarí Montalvo, secretario del Partido en la industria, encendió la porfía de la generación y la lanzó al ruedo no solo para los ingenios de la provincia, sino de la nación, y, en complemento, el joven Yosvany López Pérez, de planta eléctrica, llamó a capítulo a quienes despilfarran agua por los salideros y mangueras, aceptan que las reparaciones de los motores contratados se hagan con pésima calidad, pues la pasada zafra, además, se rompieron 14 por falta de protección y mal manejo con un costoso gasto económico que, en definitiva, afectó el salario de los obreros. Por salideros también escapan vapor y guarapo, que no se hace azúcar y encarecen el producto final.

Alto y claro reclamó por la calidad de los guantes, de los medios de protección, el soldador Néstor Pérez Calderón, quien cuando fue acosado por los suministradores de Azumat y de los Recursos Humanos en la provincia, lo apoyó en su justa intervención, el secretario general del Sindicato Azucarero en Cuba, José Antonio Pérez Pérez: “Azumat cada tres meses asigna 3,5 millones de pesos para los medios de protección en todo el país, y los guantes que se compran a una fábrica de Villa Clara son de mala calidad. Ya visitamos el lugar y estamos en espera de una respuesta al respecto. Lo que también debemos insistir y exigir es que todos los obreros de los ingenios usen los cascos y todos los medios de protección para evitar accidentes fatales como ya los hemos tenido en lo que va de año”, recalcó.

CON MEJORES PROMEDIOS AL “BATE” LOS CAÑEROS

El jefe de los productores de caña y abastecedores al central, Roberto Rodríguez Sosa, confía en ponerle al ingenio 426 270 toneladas al basculador del “Céspedes” y que sus pelotones de Case y KTP cumplan cada día la tarea de entrega. Cañas propias de 47,7 toneladas promedio por hectárea poseen para 122 días de molienda; sin embargo, aunque no son los de peores caminos cañeros, salvo los tramos pendientes de Natalia y Mascota, el compromiso con los choferes de camiones de Tranzmec quedó en la zona de duda en la reunión de marras, por la escasa asistencia de quienes tienen que garantizar que la caña llegue oportuna al basculador y a los centros de limpieza del Sol y Dolores.

“Esta es nuestra zafra decisiva y la vamos a cumplir con eficiencia”, respondió el ingeniero Luis Llanes, administrador del “Carlos Manuel de Céspedes” y principal responsable de los centros de limpieza encargados de que el flujo de la caña por tiro directo no se atore en el basculador ni tampoco que la materia prima contratada venga convoyada con maleza, tierra y otros obstáculos para que el 5 % más en azúcar, en eficiencia, se gane desde el pitazo inicial en los rendimientos fabriles, y el reloj de Camagüey vuelva a dar la hora sin atraso ni paradas evitables.