CAMAGÜEY.- Cuando llegamos a la finca Las Mercedes, en las inmediaciones de la comunidad vertientina Batalla de Las Guásimas, esperábamos encontrar a uno de los mayores productores de caña del territorio; sin embargo, Orestes Pérez Sánchez era más que eso.

“Siembro de todo: malanga, tomates, melones, yuca, maíz. Y aunque de vez en cuando siento cansancio, me levanto todos los días tempranito a trabajar en el surco, que es lo que me gusta”, confesó este octogenario.

Orestes atiende 40 hectáreas: dos entregadas por el Decreto Ley 259 y una heredada de su padre, a quien acompañó en el arte de labrar la tierra desde los ocho años. De ahí que mantiene los sembrados en buenas condiciones.

“¿Mi secreto? Debe ser el sacrificio. La vida del campesino no es fácil, hay que dedicarse por completo al campo y cuidar los productos desde el inicio de la cadena de producción”, comentó.

"Canelo" y "Floreao" acompañan a Orestes cada día en su trabajo. Foto: Otilio Rivero Delgado"Canelo" y "Floreao" acompañan a Orestes cada día en su trabajo. Foto: Otilio Rivero Delgado

Así lo confirmamos al llegar a los cañaverales. Los especialistas que nos acompañaban se bajaron asombrados del camión por la calidad de las semillas de caña Mayarí. Con ese tipo de gramínea, el vertientino, ayudado por su hijo de 36 años, Alexander Pérez Pacheco, entregó 1 200 toneladas en la pasada zafra.

Orestes dedica dos tercios de su finca a la caña, y obtiene rendimientos cercanos a las 100 toneladas por hectárea. Con ese average uno espera que todo le marche de maravillas a este hombre, que reciba todo el apoyo que necesita, pero no es así. “Nosotros no sabemos bien qué pasa con los pagos, se demoran mucho, entregamos la caña en abril y todavía no tenemos el dinero en la mano. En la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Noel Fernández Pérez, a la que pertenezco hace más de 40 años, nos dijeron que la lentitud es porque el central no cumplió su plan”.

Y molesto, continuó: “Hay quien piensa que no necesitamos con urgencia los 'pesitos', pero le debemos al banco un crédito y los intereses aumentan, para no contar los gastos de la casa. Como trabajadores cumplimos a tiempo con mucho sacrificio, ahora les toca a ellos”.

Su hijo apoyó la idea: “Lo mismo pasó con los tomates, le dimos a Acopio 700 cajas y se retrasaron casi dos meses para pagarnos. Y con los insumos no la pasamos muy bien, los resultados dependen mucho de nuestro empeño, pero también de los recursos”.

No obstante, Orestes es un guajiro bueno, de esos que no baja la cabeza ante las dificultades.

PRODUCIR PARA LOS POLOS

El amor por la tierra une experiencia y juventud. Foto: Otilio Rivero DelgadoEl amor por la tierra une experiencia y juventud. Foto: Otilio Rivero Delgado

Vertientes es el mayor municipio en extensión territorial de la provincia y posee cuatro polos productivos con los que pretende elevar los rendimientos en las áreas destinadas a los cultivos varios.

Desde octubre del año pasado, a raíz de la desintegración de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Veracruz, se entregaron 106 hectáreas para sembrar malangas, fundamentalmente. Orestes y su hijo se sumaron también a esta iniciativa.

“Las tierras se las otorgamos a los trabajadores de la UBPC, para que no se quedaran sin vínculo laboral, y a los campesinos que se quisieran sumar a nuestro empeño de llevar a las mesas de los camagüeyanos más alimentos”, explicó Alexis Follo García, jefe del grupo agropecuario de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Atención a Productores de Batalla de Las Guásimas.

Para diciembre se prevé acopiar, según este directivo, cerca de 840 toneladas de malanga. “La intención era extender el cultivo de este tubérculo, pero no alcanzaron las semillas; entonces decidimos incluir boniato, maíz, yuca; y en algunas áreas, arroz, y así aprovechar al máximo la tierra”.

Todos los días, después que Orestes y su hijo trabajan en “Las Mercedes”, van a sacarle fruto a las nuevas tierras. El viejo, montado en la yunta de bueyes, recorre los campos que, hace bastante tiempo, caminara con su padre; mientras, Alexander maneja diestro un antiguo tractor.

Este pasaje se repite mañana tras mañana como muestra que las tradiciones pueden cultivarse, en este caso, literalmente.