Historia por publicar

Aunque la edad sugiera claridad en los recuerdos, hay imprecisiones en torno al nacimiento. El escritor Alejandro González cuenta lo puntual: “La editorial se funda en julio de 1990, en homenaje a Nicolás Guillén. No queda claro si fue a propósito de su natalicio (día 10) o de su muerte (día 16). El nombre viene de su antológico texto Ácana, pero hay diferencias de criterios acerca de quién lo puso. Alina Lima asegura que fue Aurelio Horta; Gertrudis Ortiz dice que ella”.

La memoria tiende a lo difuso. El certificado de inscripción es de enero de 1991. Este cuarto de siglo ofrece un pretexto para revisitar la historia.

“Lo primero publicado fue un plaquette con los Premios de la Ciudad del ´91, correspondientes a Gustavo Pérez, en poesía, y a mí, en décima, con Morbila Fernández como editora”, agrega Alejandro González, quien sí fue fundador de la “segunda temporada”, como califica los últimos 15 años de la editorial.

Diseños rústicos, impresiones en plomo, gestores multioficio... trabajo hecho con dignidad en pleno Período Especial. Ácana renació en el 2000, con la tecnología Risograph, que removió el panorama editorial cubano. Con Jesús David Curbelo al frente, perfiló las colecciones hasta marcar la diferencia.

Secretos de alcoba

Mayelín Portales Joba empezó por el Centro de Promoción literaria Gertrudis Gómez de Avellaneda en el 2002, y después ocupó plaza de editora. Llegó cuando Ácana era andariega, hasta lograr sede propia en los altos de la céntrica calle Maceo Nro. 7: “La edición es una labor sacrificada. Nuestros autores casi siempre son receptivos. El escritor sueña y el editor lo devuelve a la realidad. Si siente que defiendes su libro, el matrimonio se consuma. Para un editor no hay manera de trabajar sin sentir que el libro es suyo también”.

En sus evocaciones de infancia señorea un gran librero. De ahí tomaba para compartir en la escuela y abrir los horizontes de su manera de pensar y actuar: “Haciendo Autobiografía y cartas de amor de la Avellaneda perdí diez libras. Casi terminado, Olga García Yero encontró una edición antiquísima con 12 cartas más y notas esclarecedoras, suprimidas por “eruditas” en la edición cubana por la que nos guiábamos y que tenía un título erróneo. Rehicimos el libro, respetamos la ortografía. Muy vendido en la Feria del 2014, es el primero de la Avellaneda publicado en Camagüey, justo en su bicentenario”.

Primicias y aprehensiones

Resulta impensable la historia literaria de Camagüey sin posibilidades de publicar, una historia engrosada por Ácana con más de 350 títulos. “Nuestros 25 años han demostrado una trayectoria. Con 12 títulos hemos ganado el premio Puerta de Papel, un estímulo del Instituto Cubano del Libro Resultamos entre las cuatro mejores del país. Los grandes intelectuales constituyeron la editorial. Debemos ser consecuentes con su herencia, abrir el catálogo –ya con más de 230 autores nacionales y extranjeros—, y no perder la perspectiva de publicar”, resume la directora Odalis Calderín Marín.

En un lugar dado a las áreas del pensamiento, la crítica literaria y la investigación cultural, donde florece la poesía y la literatura infantil, se comprende la protección de las colecciones. Queda por estimular la zona de la narrativa y reforzar las acciones de promoción.

Odalis Calderín dio a Adelante su primicia. En el 2016 publicarán a Carilda Oliver Labra y Leonardo Padura, Premios Nacionales de Literatura; y llegarán a diez colecciones al sumar la de ciencia ficción y Pórtico, para jóvenes creadores.

El presente año superan las 80 las propuestas a evaluar. Nada envidian a las homólogas nacionales, a pesar de los límites en los pagos del derecho de autor y las desventajas en la aspiración a los Premios de la Crítica. Tal vez esas diferencias acaben por el camino hacia un sistema editorial único en Cuba, donde la búsqueda de oportunidades garantice no cerrar.

Ya no publican 42 títulos como en el 2003, debido a la carestía del insumo, pero en la veintena posible confluye la energía de autores y editores, de productores y mecacopistas, de correctores y diseñadores, de impresores y encuadernadores. En los altos de la calle Maceo habita un colectivo de este mundo, que recibe gustoso un proyecto o un saludo. Creciendo como árbol de recia madera, escaleras arriba aprehenden con esmero los versos fundadores: (…) ay, ácana con ácana./ El horcón de mi casa.

{flike} {plusone} {ttweet}