GUÁIMARO, CAMAGÜEY.- Vicente Molina Teirot, ciudadano de origen suizo, quiere a Cuba como su casa. Ningún país como este para sentirse feliz, seguro. “No soy cubano pero noto algo en su tierra que me calma. Con el nuevo coronavirus la situación del mundo se ha vuelto compleja, por eso estoy muy agradecido de pasarla con la que considero ‘mi gente’. Aquí nos cuidan más que en otro lugar”.

Él es uno de los 27 viajeros del exterior que en el momento de nuestra visita se mantenía en vigilancia clínico epidemiológica en el Hotel Guáimaro, convertido desde inicios de la pandemia en Centro Provincial de Aislamiento. Evitar la propagación de la COVID-19 constituye la principal misión de quienes allí dejan la piel desde el 24 de marzo.

Dice Yarlesky Guerra Escalante, capitana de salón, que la noticia cambió por completo sus rutinas. En el plano laboral porque se enfrentarían a un virus del cual se conocía poco y porque tuvieron que asumir labores relacionadas a la Medicina, que no conocían. En lo familiar, porque sabían a qué hora salían de casa pero no cuándo regresarían, además de los 14 días de cuarentena en el hotel.

“El miedo del principio lo calmó un poco el equipo de la dirección municipal de Salud Pública y de Higiene y Epidemiología cuando en una conferencia nos explicaron las medidas de protección y las formas de minimizar los riesgos. Ahí supimos que si cumplíamos al detalle lo establecido, estaríamos bien. Aun en zona roja, ninguno de nosotros se ha infectado”. De una plantilla total de 45 trabajadores, 35 se encuentran activos. Solo diez permanecen en casa por problemas de salud. La prestación de servicios ha sido garantizada por el mismo personal, no se ha movilizado nadie de otra entidad. Se organizan en dos grupos para laborar 14 días seguidos y permanecen aislados igual cantidad.

UN DÍA AISLADO EN EL HOTEL

La faena de Misleidys, quien deja a su Diego de ocho años en casa de un hermano; o la de Gabriel, el director que desde el tercer mes del año no abandona “su barco”… las de todos, comienzan con la llegada de los viajeros.

“Una vez aquí les ofrecemos alimentos en dependencia del horario de arribo y un módulo de insumos compuesto por cucharas, cuchillos, tenedores, tazas, jarras y copas que llevarán a la habitación para usarlos de forma personal el tiempo de ingreso. Asimismo se les explica que el desayuno, el almuerzo, la comida y la cena son totalmente gratis y que además tienen una oferta especial que sí se cobra pero es opcional.

“Más tarde los trasladamos hacia las habitaciones, preparadas para atender a dos personas. Tratamos de agruparlos por rasgos de familiaridad u origen, con el fin de propiciar una estancia más agradable. Dentro del inmueble, los ingresados tienen habilitado un teléfono por el cual les avisamos el horario de las comidas, les transferimos las llamadas de sus familiares durante todo el día y les aclaramos cualquier duda”, agregó Gabriel Ronquillo Álvarez, director del hotel.

Hasta la fecha, el centro ha recibido a más de 180 viajeros, de los cuales solo dos han resultado positivos a la COVID-19. Los países más representativos son Estados Unidos, México, España, Rusia, Nicaragua y Panamá.

“Las circunstancias, explica Ronquillo Álvarez, demandan una atención individualizada y coherente con los principios de nuestro sistema de salud. Contamos con un equipo sanitario de alta calificación que realiza valoraciones integrales cada 12 horas, y aproximadamente tres veces al día el personal de enfermería monitorea los signos vitales de cada paciente”.

A ellos les agradece mucho Ada Rosa Alfonso Rosales, una señora procedente de Estados Unidos que perdió a un hermano antes de salir para Cuba. “Cuando llegué tenía tanta tristeza por su muerte... Inmediatamente pusieron a mi disposición un psicólogo para que me ayudara con esa situación. Hoy me siento mejor gracias a la comprensión de él y de todos. Es maravilloso que te cuiden no solo de un virus, sino que te cuiden el alma”.

Al inicio de la COVID-19 en Camagüey se activaron 43 centros de aislamiento, de ellos permanecieron activos 25 en los municipios y 16 de carácter provincial. Hoy se trabaja con doce instalaciones de este tipo aunque solo cinco se encuentran activas: tres para cuarentena tras el servicio de los médicos, una para los contactos y una para viajeros procedentes del exterior.

Se han atendido unas 3 000 personas y el total de aislados varía de acuerdo con los vuelos que entren a Cuba. Aunque las fases de recuperación cambien en el país, el centro de aislamiento no modifica sus prácticas. Se mantiene el riesgo y las medidas extremas también. De eso están conscientes los trabajadores del Hotel de Guáimaro y no les preocupa.

Ya pasó el miedo de los inicios. La historia que quieren contar en el futuro habla más de ayudar, de sanar. Por eso esta tierra calma al suizo Vicente Molina, quien sentencia: “Aquí cuidan de la gente como en ningún otro lugar”.