CAMAGÜEY.- ¿Cazatormentas en Camagüey? Sí, pero no de esos que arriesgan sus vidas en busca de una foto insólita. Los de aquí están empeñados, desde la ciencia, en dotar al territorio de un sistema de alerta temprana ante Tormentas Locales Severas (TLS).

Algunos científicos sostienen que resulta imposible; otros, que el margen de tiempo antes del fenómeno es insuficiente. En medio de ese debate, a los cazatormentas del Departamento de Pronósticos del Centro Meteorológico Provincial los desvela el diagnóstico anticipado de las condiciones que causan estos fenómenos. Hace unos años, se reservaba el tema en el país para la época de temporada ciclónica; mas el panorama ha cambiado.

Las TLS constituyen sistemas de nubes de gran desarrollo vertical, con predominio de Cúmulo Nimbus generadores de descargas eléctricas que suelen estar acompañados por trombas marinas, tromba en la altura, tornados, granizos o vientos lineales superiores a los 92 km/h. En Cuba, lluvias intensas, grandes precipitaciones y descargas eléctricas fuertes no son consideradas como TLS.

Según Yosdanis Estrada Legrá, jefe del Departamento de Pronósticos, “los reportes de TLS no son solo institucionales, e influyen factores como la densidad poblacional y la presencia de estaciones meteorológicas en los sitios donde se produzcan. El radar, el satélite y las situaciones sinópticas más frecuentes muestran una correlación con lo reportado en los municipios. Mas, nosotros emitimos las alertas y después no tenemos retroalimentación sobre lo que pasó realmente; es algo que afecta la efectividad real de los pronósticos”.

Imágenes: Cortesía del Centro Nacional de Radares, el Departamento de Pronósticos del Centro Meteorológico Provincial de Camagüey y tomada de cubadebate.cuImágenes: Cortesía del Centro Nacional de Radares, el Departamento de Pronósticos del Centro Meteorológico Provincial de Camagüey y tomada de cubadebate.cu

CAZANDO TORMENTAS

Muchos perjuicios podrían evitarse si nuestros cazatormentas consiguieran “adivinarlas”. Algunos síntomas están identificados. Cuando interactúan, por ejemplo, vaguadas o bajas frías, entre otros fenómenos, casi siempre hay severidad. “Resulta difícil definirla, aunque hacemos estudios para ser precisos. Tenemos aquí y en la capital especialistas enfocados en qué tipo de TLS se avecina con exactitud”. Los resultados de algunos estudios acumulados durante varios años permiten comparar las condiciones en que se han dado los fenómenos y arribar a conclusiones de probables escenarios favorecedores de TLS.

Yosdanis Estrada explica cómo funciona el sistema de alerta: “Por la mañana analizamos las condiciones que existen y si hay peligro nos ponemos en alerta y chequeamos las variables hasta el horario de la tarde, el preferido por las tormentas. Si persisten las condicionantes, con tiempo, se avisa a los presidentes del Gobierno, los grupos de gestión de riesgos, a la Empresa Eléctrica, entre otras. Nuestro sueño es una APK (aplicación) que nos permita enviar directamente la información a los móviles, vía más efectiva que un correo electrónico”.

SONDEANDO LA ATMÓSFERA

Generalmente se asocia el pronóstico del tiempo al radar o al satélite, y se habla menos de los sondeos aerológicos o de aire superior. Es un dispositivo con sensores, cubierto de poliespuma, y elevado por un globo que corta verticalmente la atmósfera. Evalúa variables desde la superficie hasta una altura de 30 kilómetros.

“Se puede diagnosticar una probabilidad de ocurrencia de TLS”, asegura el meteorólogo Eduardo Estrada Canosa, “pues existe un índice de tiempo severo (SWEAT) desarrollado en Estados Unidos en 1972, que intenta discernir entre tormentas severas y no severas. Autores han demostrado que se deben adaptar los índices de la termodinámica a cada región, así que trabajamos en modificar el grado de análisis y la aplicación de nuevas condicionantes para la selección de los factores que intervienen en Cuba, y llegar a un valor en los rangos permisibles de probabilidad de TLS.

“Hay que darles mayor importancia a los tiempos severos en cualquier época del año, pero se pueden mitigar los efectos, sobre todo si se logra pronosticar con más previsión. El radar meteorológico es capaz de determinar áreas de TLS, pero con poco tiempo. Nuestra proyección es prever con seis o 12 horas de antelación, y haya margen para actuar. Resulta muy difícil disminuir el impacto de un tornado, pero siempre es válida la alerta temprana. Por suerte, no es la modalidad de TLS que abunda en el país; sin embargo, no descartamos la posibilidad de que se incrementen”.

Los factores que determinan las tormentas, según los estudios, son la humedad de niveles bajos, la inestabilidad, las velocidades del viento en los niveles bajos y altos de la troposfera y la cizalladura del viento. Una vez desarrolladas, el viento avisa si esta se mantendrá o disipará.  “Ya todo eso está montado en un software que nos permite diagnosticar áreas probables, no solo en Camagüey, también en buena parte de Cuba”, explicó Eduardo Estrada.

VISIÓN DE RADAR

Aunque el radar meteorológico no pronostica, sí vigila de cerca la evolución de las celdas (nubes, sobre todo aquellas de desarrollo vertical). En la medida en que aumenta la intensidad, se advierte que hay condiciones para tiempo severo. Adelante conversó con Rafael Valdés Alberto, especialista principal de Meteorología Radárica del Centro Nacional de Radares, y miembro de un equipo de expertos que, a raíz del tornado de La Habana, investiga este tipo de fenómenos extremos.

“Actualmente se estudian las TLS sucedidas en el país. En los años ‘70 era el granizo un fenómeno raro; hoy es común y frecuente dentro de la categoría de tiempo severo. Lo cierto es que para los huracanes estamos preparados, pero para otros eventos no, y producen bastante daño. Los datos los tenemos, pero hay que reanalizarlos.

“Por ejemplo, en los Estados Unidos se sabe que las tormentas están dominadas por miniceldas o superceldas, pero nosotros no sabemos qué celdas predominan aquí, o si hay hibridación. Nuestro análisis nos permitirá conocer el comportamiento termodinámico de las mismas. Hay estudios previos, pero son del impacto sobre superficie, nada más”.

El grupo de científicos logró determinar las condiciones prevalecientes el día del tornado en La Habana en los diferentes niveles de la atmósfera, mediante el análisis de la información proporcionada por los mapas sinópticos, imágenes satelitales, observaciones de los radares meteorológicos, mediciones de superficie y modelos numéricos.

Este pudiera ser el primer paso que los lleve a prever los antojos de la naturaleza y ponérsele delante. Más allá de trascender en lo científico, estos hombres y mujeres, por encima de limitaciones tecnológicas y financieras, piensan en el vecino del barrio cuya casa no es tan fuerte, en la abuelita que necesita ayuda para proteger el refrigerador y el televisor, en el primo de otra provincia, en la familia toda, en conocidos y desconocidos, en la gente de pueblo que sufre la muerte de un ser querido; en el Estado, que pierde recursos, en el esfuerzo de tantos que en cuestión de segundos puede desvanecerse. Es esa su principal motivación, es la razón que asiste a los cazatormentas de Camagüey y de Cuba, para no creer en imposibles.