CAMAGÜEY.- Al amanecer de la noche más “larga” del 2017 el panorama en la agricultura camagüeyana, sobre todo en el norte de la provincia, era como para desalentar incluso al más optimista. Los cultivos que los vientos huracanados no habían destruido, se ahogarían por sus raíces anegadas.

Trabajo duro, sin horario, sin descanso, sobrevino para los hombres y mujeres del campo luego del embate de Irma.

A pocas horas de su paso, el segundo secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba  y vicepresidente del Consejo de Estado, José Ramón Machado Ventura, recorrió unidades agrícolas afectadas y dijo a los agramontinos:

“Camagüey tiene capacidad de recuperarse a mediano plazo, porque en los últimos dos años se trabajó fuerte para revitalizar antiguas bases productivas y hoy la capacidad de respuesta es superior. Los agramontinos tienen que sacar la estirpe de El Mayor para recuperarse de este duro golpe de la naturaleza”.

LAS FLORES” QUE EL VIENTO NO PUDO ARRANCAR

La Unidad Empresarial de Base (UEB) Las Flores, en Nuevitas, estaba tocando fondo cuando a finales del 2016 llegó el programa de recuperación. Una de las primeras acciones fue reorganizar las tierras; se les entregaron 200 hectáreas (ha.) por el Decreto-Ley 300 a nuevos campesinos y se buldoceó la mayor parte de las infectadas de marabú.

Mariano Rodríguez Partido, jefe de la UEB, cuenta que al ensañarse los vientos de Irma con la costa norte ya las 192.8 ha. estaban sembradas. “El ciclón casi dejó en cero lo que había costado meses de sacrificio y largas jornadas.

“Rescatamos la producción que se pudo para el consumo de la población y sin muchas lamentaciones volvimos al trabajo. Se pusieron a nuestra disposición los recursos para recuperarnos. A pesar de que todas las áreas quedaron tendidas logramos producir 1 076.9 toneladas en el 2017, lo que constituyó récord productivo en las últimas décadas. En la actualidad hay sembradas 159 ha. de plátano burro, 17.1 de plátano vianda, 2.7 de plátano fruta, 2.7 de mango y 10 de coco, con otros cultivos intercalados. En mayo de este año fue que comenzamos otra vez a cosechar y, en apenas cuatro meses, acopiamos 1 083 toneladas y esperamos seguir rompiendo nuestros récords”.

TENGO A SAN ANTONIO...”

El que visita el polo productivo San Antonio, en Minas, se percata de que allí no pega eso que dice la canción: “el santo está de cabeza”, porque donde el marabú campeó por su respeto durante mucho tiempo, hoy se le arrancan a la tierra frutas y viandas para la alimentación del pueblo.

Allí, 209 ha. son dedicadas a los policultivos, frutales con otras siembras intercaladas; 74 en la CCS Combate de Bonilla —todas electrificadas desde el 2017—, 135 en la CCS 1ro. de Mayo —de ellas 94 electrificadas—, y está casi concluido el sistema de riego para el programa de fincas frutales.

Osmín Gutiérrez Maceira, director de la Empresa Agropecuaria de Minas, aseguró que de las áreas en las que se trabaja la más consolidada es San Antonio, donde se comenzó a laborar a finales del 2016. “El huracán nos afectó, pero fue menos porque los campesinos trabajaron sin descanso para salvar la mayor cantidad de plantaciones y cosechas. También nos ayudó que muchas plantaciones estaban pequeñas y no sufrieron tantos estragos por los vientos”.

Marta Humpierre García, de la finca La Loma, rememora cuando se las ingeniaron para apuntalar una a una las matas de frutabomba que Irma tiró al suelo. “Y nadie se imagina lo que parió el frutabombal. Na’, que la naturaleza es agradecida y nos devolvió en frutos el esfuerzo que hicimos”.

En Minas laboran en otros ocho polos, que abarcan un total de 638 hectáreas, de ellos se electrifican en el 2018: la unidad básica de producción cooperativa Don Manuel, la cooperativa de producción agropecuaria Gregorio López y La Josefina; están previstos para el 2019, Sebastopol, Las Piedras, El Ñongo y el antiguo banco de semillas de la CCSF Sergio González.