CAMAGÜEY.- Varias especies acuícolas descansan sobre la húmeda y larga mesa. Hábiles manos, casi todas femeninas, con afilados cuchillos, se encargan de desarmar la parte “cárnica”, con una destreza quizá comparada con la de un cirujano en un salón de operaciones.

Pero esas mañas son el resultado de muchos años de labor en la planta de procesamiento de pescado Estrella Roja, erigida sobre las ruinas de una antigua fábrica de hielo, casi en el anillo que circunvala a la ciudad rumbo al oriente del país.

En el esfuerzo por darle valor agregado a sus producciones, las entidades afiliadas a la pesca han montado un sistema que en los últimos años enriquece la presentación de clarias, tencas y otras especies, a tal punto que la demanda crece sin respuesta, en ocasiones, como ahora, agravada por limitaciones con la harina.

LOS OFICIOS DE CUBILES

Los años de trabajo le han dado suficiente “tamaño de bola” a Andrés Cubiles Jiménez, director de la entidad, quien a golpe de memoria logra hilvanar las respuestas, máxime cuando la producción de alimentos cobra fuerza en estos momentos.

Ellos saben la cuota que les toca, y las ideas fluyen en la búsqueda de alternativas cuando en no pocas ocasiones las limitaciones les obligan a romper esquemas de trabajo y entronizar variantes para que el pueblo disponga de una opción en el plato diario.

“Tenemos como materias primas —“dispara” Cubiles— carpa, tenca, tilapia y claria, todas provenientes de la presa Jimaguayú, nuestro principal tributario, aunque si se presenta cualquier imponderable nos asisten otros embalses, pues el objetivo es que en ningún momento se produzcan baches en el flujo hacia la industria”.

Los 34 años de trabajo en el sistema, casi la mitad en las actuales funciones, hacen al directivo conocedor al dedillo de cuanto se hace y se puede hacer.

“Hemos incorporado el filete en adobo, fundamentalmente de tenca, con gran aceptación entre los consumidores, pues se entrega en soporte retractilado, ya casi listo para degustarlo. Tras los cortes en trozos de la tenca, la sumergimos en agua con vinagre, ajo, cebolla, comino… durante 24 horas. Ese preparado le da un agradable gusto a la carne, aunque no sustituye que en casa le demos nuestro toque adicional”.

¿Qué otras líneas manejan?

—Hay también el filete de claria, que lo tenemos tanto para el mercado interno como para la exportación, así como el picadillo, empleado para cumplir obligaciones con la canasta básica y redes de venta del Comercio Interior.

En la industria tienen además muy claro el concepto de que nada se pierde. Los desperdicios son materia prima para la elaboración de pienso con destino a los estanques de clarias, pues disponen de un alto contenido proteico.

Con 49 trabajadores, todos vinculados a los resultados productivos, los salarios devienen garantía de una estabilidad envidiable, pues además del pago en moneda nacional, se le agrega la divisa (ronda en múltiples ocasiones los 40 CUC), todo sobre la base de un exigente sistema de indicadores laborales.

“Tenemos un equipo de trabajadores muy consagrado, cada uno capaz de realizar o simultanear tareas sin problemas, consecuencia del esfuerzo para una adecuada atención a las personas. En aras de cumplir, montamos un sistema de cinco turnos. Cuando tenemos picos, no es la falta de fuerza lo que nos puede trabar para encarar el reto. La respuesta del colectivo es ejemplar”, agregó el funcionario.

Tocar, o escribir de cifras, cuando el cliente no está satisfecho, suele causar controversia. Sin embargo, es loable el esfuerzo. Un cierre reciente indica un cumplimiento al 105 %, con 43 toneladas por encima del plan fijado.

LOS 21 AÑOS DE IDALMIS…

Idalmis León llegó con 19 años. Más de dos décadas después, permanece en la industria.

“No tenemos una especialización, sino varias. Poco a poco, hemos aprendido a envasar, a pesar, a hacer todo lo que se requiere. En su momento algunos pensaron que eso afectaría la calidad, pero fue al contrario, pues los mecanismos de control aumentaron y la opinión es favorable”.

Se acomoda en el asiento, no sin reconocer que hablar no es “su fuerte”. “Prefiero estar allí, en mi puesto, enfrascada en lo que toque cada día”.

¿Buenos salarios?

—Sí, son buenos, pero debemos cumplir el CPL (Coeficiente de Participación Laboral), que mensualmente los jefes de línea evalúan. En dependencia de ese riguroso indicador son tus ingresos.

Saber hacer de todo resulta una idea generalizada en esta dependencia de la pesca, algo confirmado por Idalmis, una de las tantas buenas trabajadoras de un centro que sabe hacer y hace bien…

La pesca tiene su estrella, roja por cierto, en la noble misión de producir alimentos y entregar al pueblo más y mejores componentes para el plato diario. Y la “Estrella” marca buenos rumbos.