GUÁIMARO, CAMAGÜEY. -Al viajar hacia las provincias orientales de nuestro país, el obligatorio paso por Guáimaro, mi pueblo natal, era solo una parte más del camino; o iba dormido, o escuchando música, o simplemente ensimismado pensando en mis cosas; pero en mi último viaje, a la salida de este pueblo, algo captó mi atención.

El viejo hotel que veía desde niño ya no estaba, era otro, uno nuevo. Ante mi ignorancia pregunté a la señora a mi lado si sabía algo y me dijo que era el mismo hotel, solo que había sido reparado casi por completo. Su respuesta no fue suficiente, así que mi espíritu periodístico me hizo querer investigar más.

El Hotel Guáimaro, que hoy exhibe una imagen completamente renovada, fue fundado el 14 de noviembre de 1977. Originalmente servía de hospedaje a los viajeros por la larga distancia entre las provincias de Las Tunas y Camagüey, pero como todo, se fue deteriorando con el paso del tiempo.

Lo que hoy vemos dista mucho de la situación en que se encontraba hace unos años. Según el administrador,  Amaury Velázquez Cebasca, “aunque se usaban algunas, las habitaciones se encontraban en muy mal estado técnico, con problemas de humedad y averías en las instalaciones hidráulicas; en condiciones similares se encontraban la cocina, el restaurante y la piscina”.

RESURGE DE LAS CENIZAS

El hotel ya no podía ser reparado con el presupuesto de mantenimiento constructivo. En un inicio se propuso para asumir el trabajo la participación de un proyecto de iniciativa local, buscando una fuente de financiamiento, las obras no comenzaron hasta el 2015, cuando fue incluido en el plan de inversiones por el Ministerio de Economía y Planificación. Aunque el monto inicial para la obra fue de $1 000 000 MN, hoy las cifras rondan los $4 000 000.

Las labores se extendieron durante casi tres años y entre  las modificaciones más visibles encontramos el agrego de una lavandería, servicio que antes no tenía, una nevera de cinco toneladas para el aseguramiento logístico y una tapia alrededor que garantiza la seguridad. Al área de recepción, el restaurante y la piscina, además de las reparaciones y la pintura, se les agregó un nuevo mobiliario. En el bloque habitacional se dejaron solo las paredes y se sustituyeron las antiguas tuberías y el enchape.

“Gracias a algunos organismos, varias cooperativas y alrededor de 30 trabajadores vemos este lugar como está hoy”, asegura José González Olazábal, subdirector de desarrollo de la empresa de Comercio en el territorio, quien además nos cuenta que las principales dificultades radican en los insumos y la lencería, esta última aún con déficit.

Como tareas pendientes quedaron los filtros para la limpieza de la piscina y el trabajo para el abasto de agua, pues solo se cuenta con un pozo, con buen volumen y calidad, pero se busca también la entrada de agua desde Acueducto y Alcantarillado.

El Hotel Guáimaro muestra hoy su mejor cara después de 40 años. Divididas ahora en una suite, nueve especiales y 30 regulares, las 40 habitaciones cuentan con aire acondicionado, televisor, refrigerador, teléfono y agua caliente en los baños. A la antigua Sala de Protocolo, ahora fonoteca, se le incorporó una nueva cabina de audio, y el guano de los ranchones en la piscina fue sustituido por el zinc.

¿HOTEL CON FINES RECREATIVOS?

La falta de opciones para el esparcimiento, sobre todo en la época veraniega, es uno de los principales problemas que plantean los jóvenes del municipio. José Mario Marrero Peña, estudiante de 19 años de la localidad, nos comenta: “La piscina del hotel era de las pocas opciones para el disfrute en los calurosos días del verano”. Sabiendo esto, sorprende la decisión de utilizarla solo para los huéspedes.

Ante esta situación, Reinaldo Aguilar Cruz, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, explica: “La piscina no tiene los filtros para que sea utilizada por varias personas y se mantenga con calidad el agua, pero en el municipio se trabaja en la búsqueda de nuevas opciones recreativas”.

El administrador del hotel nos plantea cómo se compensará esta situación: “No abriremos la piscina para el público, pero la fonoteca funcionará de martes a jueves todas las noches, y de viernes a domingo lo hará desde las 9: 00 a.m., lo que será una nueva opción para los más jóvenes”.

Este jueves quedó inaugurado el Hotel Guáimaro tras el largo proceso, sus trabajadores ya se preparan para recibir clientes, cumplir su plan anual y hacer valer todo lo invertido. Isabel Suárez Olazabal, una de sus más antiguas trabajadoras, comunica las ansias de todo el personal por acoger huéspedes: “¡Por supuesto que tenemos ganas de que vengan!, ellos son nuestra razón de ser, aquí los esperamos!”.

Me sumo a ese llamado, consciente de que el hotel garantizará la mejor calidad. El sacrificio de casi tres años, y las ganas contenidas de sus trabajadores,  garantizarán un buen servicio a futuros huéspedes.