CAMAGÜEY.- Cuando Eugenio Sarmiento Núñez, residente en la comunidad rural de Ingenio Viejo, llegó a La Valentina, donde labora como obrero agrícola y vio bajar, cerca del centro de enfriamiento de leche, paneles solares, máquinas y otros aseguramientos logísticos, no pudo menos que exclamar: “¡Qué locura es esa!”.

Con los días, este hombre de 44 años despejó dudas y ahora no hay quien le quite de la cabeza que “este es un invento que resolvió los problemas con el agua”, permite paliar la sed de la masa ganadera en período de sequía y favorece el ahorro de combustible.

La Valentina, perteneciente a la Empresa Pecuaria Triángulo Tres, del municipio de Camagüey, fue el primer lugar de un recorrido por unidades de esa entidad, y de la genética Rescate de Sanguily, de Jimaguayú, donde las bombas sumergibles acopladas a paneles solares llegaron para quedarse.

La buena impresión sobre las bondades de esa tecnología de las fuentes renovables de energía como parte del cambio de la matriz energética cubana, es percibida entre directivos, técnicos y obreros en los más recónditos lugares.

Cuentan que en otro sitio un ordeñador tuvo dudas cuando observó el trasiego de paneles: “¿Que con el sol se obtiene corriente?”. Después de la explicación de cómo los rayos solares se transforman en energía eléctrica, con el acento típico del guajiro cubano, exclamó: “Los adelantos que se ven son tremendos, compay”.

LOS IMPACTOS Y ALGO MÁS

Camagüey dispone de 138 instalaciones de paneles solares, con un costo total de 1 millón 656 000 pesos, la mayoría emplazados en vaquerías y el resto al servicio de la producción porcina y avícola.

Jorge Enrique Curró, jefe de producción de Triángulo Tres, considera la nueva tecnología “una bendición”. Comentó que a poco más de un año de iniciarse el funcionamiento de los paneles y las bombas solares los impactos son evidentes en la reducción de las muertes, en la producción de leche y en el incremento del peso promedio por animal integrado a la ceba, de 12 kilogramos de un período para otro.

Especificó que en la zona de San José de los Jíbaros aumentó en más de un litro de leche por vaca. En Los Pinos el potencial de agua que la bomba extrae permite llenar cuatro tanques sarcófago de 2 500 galones cada uno y establecer un cargadero para distribuir agua en pipas a otros puntos a donde no ha llegado todavía la tecnología.

El subdelegado de ganadería en la provincia, Jorge Luis Jiménez Delgado, es del criterio de que en los últimos años entre los insumos de mayor importancia y mejor aceptación para las unidades productivas están las bombas solares.

En la empresa genética Rescate de Sanguily hay instaladas 14 en diferentes unidades empresariales de base; en cuatro hay cargaderos de agua. Elso Cordero Cordero, subdirector de la entidad ganadera especializada en la reproducción, citó entre los beneficios, “un ahorro de 1 000 litros de petróleo mensuales y de equipos en general; los tractores que antes se dedicaban al tiro de agua, ahora están en otras actividades”.

Al pie de los paneles solares instalados en el Centro de Transferencia de Embriones, Reynaldo Martínez González, especialista en leche de la Delegación Provincial de la Agricultura, aseguró: “Esta empresa genética y Triángulo Uno son las zonas de mayor sequía en Jimaguayú. Apenas merman las precipitaciones, el manto freático baja mucho, se deprime. Con las bombas sumergibles hemos logrado la satisfacción de necesidades de agua en los animales, aparte del ahorro de combustible, de maquinaria que tenemos que dejar disponible para el tiro de agua”.

…PERO SIN VIOLAR LA DISCIPLINA TECNOLÓGICA

Sin embargo, y como ocurre en casi toda obra humana, encontramos criterios divergentes en cuanto al proceso de instalación de las bombas. El aforo de los pozos para saber con exactitud el caudal de agua es invariable realizarlo en el período de seca. De lo contrario, a “ojo de buen cubero” se corre el riesgo de que las bombas no succionen el agua y se achique el pozo. Si no trabaja bien el sistema de apagado del equipo puede quemarse, con una pérdida económica de miles de dólares.

El Máster en Ciencias, ingeniero Pedro González, director del Centro Integrado de Tecnología del Agua (CITA), entidad a cargo de la instalación de los sistemas, sostuvo: “¿Tú te imaginas construir la estructura para montar los paneles, instalar las mangueras hasta llegar al fondo del pozo y que después este no aguante?”.

Algunas empresas de la Agricultura establecieron convenios con el CITA para ejecutar el aforo. Al principio todo fue color de rosas, pero luego la necesidad de garantizar el agua a los animales desdeñó tener en cuenta ese principio. En algunos lugares el criterio prevaleciente fue que tal pozo, ni en la peor de las épocas de escaseces de precipitaciones se ha secado totalmente, como lo narró Genaro Gispert Suárez, especialista al frente de la brigada provincial dedicada al montaje de los paneles.

Curró, jefe de producción de Triángulo Tres, explicó que la sequía fue tan intensa que cuando se hizo el aforo, el manto freático tenía una situación desfavorable, lo cual obligó a pasar a otras locaciones porque el caudal no daba.

El Máster David Carballea —el hombre que con su invención desde el movimiento de innovadores y racionalizadores devolvió la vida útil a más de 150 bombas sumergibles fuera de servicio en dependencias del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos— cree que hay que cuidar los puntos de máxima eficiencia de esas máquinas y que tengan el caudal de agua suficiente, pues pueden sufrir daños, incluso quemarse.

Sostuvo el actual profesor de la Universidad de Camagüey que “el aforo es necesario realizarlo rigurosamente porque de allí depende la eficiencia y la garantía del equipo y los servicios tan necesarios que prestan”.

Tras la pista de esa conjunción perfecta de sol y agua, en etapas futuras habrá que apegarse más al cumplimiento de la disciplina tecnológica, resolver las insuficiencias y que no vuelvan a suceder para bien de lo que más pesa en el panorama nacional: la economía.