FLORIDA, CAMAGÜEY.-Los azucareros del “Ignacio Agramonte”, de Florida, transitan con paso alentador la presente zafra del refino: combinan el consumo de la biomasa (bagazo de la caña y marabú) para ahorrar fuel-oil y elaboran a partir del azúcar moreno no menos de 300 toneladas diarias del blanco.

“El 21 de enero anterior iniciamos la refinación con azúcar de ingenios de las provincias de Granma, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Villa Clara; del “Siboney” y el “Carlos Manuel de Céspedes” y hasta la fecha hemos procesado más de 8 540 toneladas”, explicó Lázaro Delgado Jiménez, director de la referida Unidad Empresarial de Base (UEB).

—¿Y la calidad de la producción?

—La calidad del refino depende del crudo que procesamos, pero mantenemos los parámetros principales cualitativos del rango del refino C que nos exigen, incluso, obtenemos azúcar blanco B para el consumo de la población.

Lázaro nos conduce por el corazón de la refinería, donde un equipo “reprocesa” el marabú que cortan las máquinas en los alrededores de la industria para abrirles brechas a los futuros cañaverales cercanos al central, cuya biomasa vegetal triturada en el ingenio asimilan con eficiencia las calderas, en evitación del costoso combustible fósil.

—Háblenos del convenio BioPower.

—BioPower es una firma mixta que nos suministra el marabú cortado en trozos. Con siete toneladas de esa biomasa (que nosotros desmenuzamos), nuestras calderas producen 30 toneladas de vapor, para lo cual invertiríamos un gasto de 2,5 toneladas de fuel-oil que ahora ahorramos a la economía.

“Las máquinas en estos momentos cortan el marabú en áreas infestadas de la UBPC El Mambí, lo que permite un flujo de 120 toneladas de esa materia prima energética. No solo podemos autoabastecernos de electricidad: si trabajamos 24 horas sincronizamos electricidad al Sistema Electroenergético Nacional (SEN)”.

El director de la refinería Agramonte mira con optimismo la eficiencia que pueden alcanzar para transformar la fábrica, eliminar las fisuras que dejó sobre los techos el huracán Irma y estabilizar la producción de sorbitol.

“Minimizamos las pérdidas del azúcar en almacén por averías en los techos de calderas, tachos y el área de sorbitol... lo cual no frenó el procesamiento de refino”, comenta debajo de claros, ausentes de tejas todavía. Lamenta que el almacén para una producción terminada de unas 15 000 toneladas no posea las condiciones necesarias para proteger la mercancía de los embates climáticos, sobre todo la humedad y las vulnerabilidades de seguridad física de las estibas ensacadas.

Dos metas productivas ocupan al director Lázaro: las 43 220 toneladas de refino dependientes de una inconstante producción de crudo y las 1 000 toneladas de sorbitol, supeditadas a la glucosa de los ingenios Chiquitico Fabregat, de Villa Clara, y el vecino Argentina, de Florida, este último con tropiezos industriales en la etapa inicial de la zafra.

El sorbitol, considerado polialcohol, es un compuesto químico de sabor dulce; por esa característica a los polialcoholes se les conoce también como azúcares alcohólicos. De forma común, el sorbitol se obtiene de la reducción de la glucosa y se emplea como fuente de alcohol, producción de resinas, acondicionador de papel, aplicaciones en la industria textil, emulsionante en repostería, producción de cosméticos y medicamentos…

¿VOLVER POR LOS FUEROS?

El ingenio-refinería Ignacio Agramonte hace más de cien años convierte el azúcar turbinado o moreno en blanco. Crudo no produce desde el 2006 porque poco a poco la colonia cañera propia menguó, y ahora, además, la instalación industrial requiere de una compleja rehabilitación.

Al director fabril pregunté sobre las posibilidades de procesar azúcar blanco con crudo fabricado allí. La fecha de ese rescate, desde luego, no lo sabe nadie. Él solo se atrevió a responder que con el estimado de la caña perteneciente al “Agramonte” hoy solo podrían moler 19 días con una norma potencial de 4 600 toneladas de la gramínea, a lo que añadió que el central paralizado por más de una década requiere de una inversión.

Para Ricardo Almeida Moreira, director de los productores de caña vinculados al “Ignacio Agramonte”, hay esperanzas lejanas, pero por lo pronto centran la perspectiva principal en la recuperación del macizo cañero Las Marías, con posibilidades de riego, aunque hoy carecen de la fuerza laboral para lograrlo y mantenerlo en constante disputa con las cosechas de arroz y otros granos de esos lares.

“En la Unidad Básica de Producción Cooperativa El Mambí vamos a recuperar más de 480 hectáreas infestadas de marabú. En la de El Vaquerito estamos recuperando las plantaciones cañeras”, aseguró Ricardo. Los abastecedores “agramontinos” estiman en esta zafra aportar 76 000 toneladas de la dulce materia prima para el “Argentina” o cualquiera de las industrias camagüeyanas que muelan estable.

Por lo menos, en la “oscuridad” del crudo del ingenio se abre el destello del blanco refino que necesita también la economía nacional. Que muela o no de nuevo el “Agramonte” depende de los propios floridanos.

De izquierda a derecha: Cómo llega el marabú a la industria cortado por las máquinas, y Lázaro muestra —después de reprocesado— la biomasa derivada que consumen las calderas y evita gastos de fuel-oil.