CAMAGÜEY.- Cuando sobre los campos predominaban un pedregal, la dañina planta invasora Don Carlos y el desánimo laboral que asfixió la UBPC cañera Carmelina, una porción de esas mismas “empobrecidas” tierras cedidas a la CPA Jesús Menéndez sirven hoy como escenario modelo para enseñarles a los productores de caña de toda la provincia cómo se obtienen altos rendimientos en población vegetativa y tonelaje por hectárea de secano.

Un frondoso bloque de 77 hectáreas de caña de frío y primavera sembradas mediante el sistema tradicional, demuestran en esa cooperativa del municipio de Carlos Manuel de Céspedes que una buena preparación del suelo, mejor selección de semilla y oportuno aprovechamiento de la humedad para regar herbicidas, plantar y fertilizar —según corresponda— los resultados no pueden ser otros.

Esa conjugación de oportunidades creadas solo por los propios agroazucareros la reiteraron a la orilla de los abundantes plantones de la variedad Cuba-8612, Leonel Sánchez Agüero, jefe de caña, y Roberto Rodríguez, director de los abastecedores agrícolas en ese territorio.

Fernando Iglesias León, el corpulento presidente de la CPA Jesús Menéndez, conocedor de la zona, explicó sobre las cuantiosas toneladas de piedra extraídas y los hierbazales controlados, y destacó que cuando todo estaba listo para la siembra participaron los miembros de la cooperativa y también vecinos de la comunidad.

La base productiva que dirige Iglesias León promedia rendimientos de 54 toneladas por hectárea… “y no estamos complacidos: mucho más podemos alcanzar si se trabaja con disciplina, organización y se hacen las labores cañeras en el momento, en las fechas que tocan”.

CAMAGÜEY S.O.S. CAÑA

Camagüey está urgida de plantar caña. Las actuales medidas que se introducen en los cortes para reducir las pérdidas en cosecha no bastarán para cubrir el déficit anterior y no ocurre solo por la sequía de dos años ni por exceso de lluvia y destrozos del último huracán. Las chapucerías en el acondicionamiento de los suelos, en la no creación de suficientes bancos de semillas y nuevas variedades de maduración temprana o tardía, la desatención cultural a los sembradíos nuevos y retoños, y el insuficiente aprovechamiento de las fuentes de abasto de agua para sembrar hasta el último día de diciembre, son arrastres de esa escasez de materia prima para los cinco centrales en acción la próxima molienda. El que más días molerá será el más pequeño de todos: “Siboney”, y lo hará durante solo 128 días.

“Brasil”, en Esmeralda, por averías ciclónicas y la refinería Ignacio Agramonte, de Florida, porque no tiene caña para mover molinos, estarán fuera de hacer azúcar durante la venidera contienda. Encima, Camagüey, una de las provincias cubanas que más sembraba la dulce gramínea este año fue desplazada por Villa Clara y Holguín.

¿Por qué? Porque cuando no llovía no se sembró por falta de agua y sistemas de riego, y a partir de septiembre aunque el clima húmedo era estupendo para plantar, como en sequía tampoco se rompieron y prepararon las tierras, el plan de 20 000 hectáreas (menos que en el 2016) se quedará muy por debajo de esa cifra.

Los desérticos suelos pedregosos y más infestados con Don Carlos de la provincia estaban en Carmelina, hoy base material de estudio para los jefes de los productores de caña, no es un milagro: los resultados salieron de las mentes y manos de quienes saben que cuando se trabaja bien sí se puede.

Ojalá que esta preparación a pie de cañaveral le ponga la tapa a la prostituida justificación de los incumplimientos, porque recursos abundan como nunca antes, eso afirman los directivos de la agroindustria azucarera y los hombres en no pocos lugares como se reitera en la ejecución de casas de los damnificados del “Brasil”, si las fuerzas de trabajo se organizan, controlan y motivan con los jefes al frente.