NUEVITAS, CAMAGÜEY.- El 5  de septiembre, en horas de la tarde, apenas unas jornadas antes de que Irma irrumpiera en Nuevitas, la terminal marítima se mostraba esplendorosa, con su batería de tanques relucientes y los que no, entre hierros y fuerzas especializadas, obedecían al programa de mantenimiento general para asegurar la vitalidad de almacenamiento de combustible.

Ninguno de los funcionarios que acogieron nuestra visita: Rigel Rodríguez Cubells, máxima autoridad del centro; Sergio Rodríguez Pérez, director de la División Nuevitas de la Empresa de Mantenimiento al Petróleo, y Wilmar Bernardo González, director de inversiones de la Comercializadora de Combustibles Camagüey, imaginaban el poder destructivo del fenómeno que amenazaba.

El poderoso huracán vino a opacar los esfuerzos en las reparaciones que sostenidamente, desde el 2006, el país priorizó con un proceso inversionista al que se han dedicado cifras millonarias, según explicó Rigel.

Antes de esa fecha, dijo Wilmar, los trabajos que se realizaban eran cambios de fondo, de techos, en algunas ocasiones y de barandas de las escaleras; en cambio, en la actualidad las labores son de más largo alcance.

Hoy todos los tanques han recibido una reparación, incluida la colocación del envolvente o cuerpo de ellos, intervención más difícil y compleja que cambiar los techos.

El combustible llega a la terminal a través de un muelle que tiene certificado el arribo de barcos de hasta 195 metros de eslora, con 8.40 de calado y un desplazamiento de 45 000 toneladas.

Uno de los tanques en fase de recuperación.Uno de los tanques en fase de recuperación.

En posesión de los carburantes, desde esta terminal son distribuidos los combustibles para Camagüey y Las Tunas, indistintamente por dos vías: terrestre, en camiones-cisterna y por medios ferroviarios, reactivados en febrero de este año, que resultan más económicos para el país.

Aquí en la materialización de las capacidades de los tanques actúan especialistas de la Empresa de Mantenimiento del Petróleo mediante acciones que se conciben con anticipación en proyectos de conjunto con la terminal marítima y la dirección de inversiones de Cupet. Un chequeo sistemático todos los martes facilita tomar el pulso al trabajo del triángulo: operador, inversionista y constructor.

No por gusto, Alfredo López, ministro de Energía y Minas, confía en estos colectivos por la seriedad y sentido de pertenencia, puesto de manifiesto en la etapa anterior a la feroz destrucción de Irma y ahora en la fase de recuperación.

La decisión de los nueviteros es que la terminal marítima, la segunda más grande del país, con alrededor de dos kilómetros de viales en su interior que no sufrieron afectaciones, se mantenga como referencia en todos los órdenes y en la protección del medio ambiente.

Marcados daños en secciones de techos, de almacenes y cargadores de productos, del aislamiento térmico de los tanques 18 y 19, de un pararrayos, de la garita elevada del sistema de protección y de la cubierta de la estación de productos oscuros, desde donde se bombea el crudo hacia la termoeléctrica 10 de Octubre, no paralizaron la comercialización cuando más falta hacía.

Allí, en medio de labores para resarcir los daños, están los trabajadores de la terminal prestos a asegurar las ventas de diésel regular y especial, petróleo crudo nacional mejorado, petróleo combustible, turbo combustible Jet A-1 para naves aéreas, y gas licuado, que se hicieron efectivas apenas el huracán abandonó el territorio.

En la terminal, hasta la llegada de los recursos definitivos, según explicación de su director, rescataron tres “islas” de carga, pero falta la de gas licuado, lo que no impide los despachos, salvo en momentos de lluvia. Pendiente: el techo del almacén de inversiones.

La recepción de buques no se ha interrumpido mientras el apoyo a la recogida de desechos sólidos en la calles de la ciudad de Nuevitas es otro componente a destacar de la voluntad de este colectivo que tuvo 10 damnificados, uno de ellos con derrumbe total de su vivienda.