ESMERALDA, CAMAGÜEY.- No descansaron del viaje. Tampoco quisieron un recibimiento oficial, eso no les importa. Sin dejar enfriar el motor de los camiones en los que se trasladaron desde cientos de kilómetros, comenzaron la importante tarea. Los integrantes de las brigadas mixtas solo tienen una palabra en mente: recuperación.

Bajo un ajetreo constante y mucho ruido de los equipos con los que trabajan nos encontramos en las calles al Contingente Braulio Coroneaux. Difícil fue localizar a quien estaba al frente de ellos, hasta que lo vimos a lo lejos montado en el techo de un camión quitando cables caídos para que su equipo pudiera pasar.

LA LUZ ES TRABAJO

Raudis Almaguer Capote, es quien dirige el grupo compuesto por 120 hombres, dos brigadas de movimiento de recogida de escombros y otra de logística que asegura la alimentación y el hospedaje.

“Ni llegamos al final de la calle principal de Esmeralda, apenas entramos nos tiramos, organicé a la gente y empezaron a recoger escombros. Tuve que adelantarme y anunciar nuestra presencia a las autoridades del municipio porque los obreros no querían retrasar más el comienzo”, nos dice Almaguer mientras le hace señas a un chofer para que se adelante y deje cargar a otro.

“Tenemos una composición completa de camiones de volteo, cargadores grandes y pequeños, alzadoras que son de Azcuba, o sea, una fuerza importante de nuestra provincia. Los que manejan las motosierras pertenecen a Comunales, otros del Ministerio de la Construcción (Micons), o sea la ayuda llega de forma integral”.

Estos “caza desastres” ya tienen experiencia acumulada persiguiendo los males causados por eventos meteorológicos. Ya estuvieron en Santiago de Cuba cuando el ciclón Sandy y por otras localidades de Granma.

“En la luz del sol es en lo único que nosotros pensamos”, nos dice el jefe y nos miramos sin entender. Es que solo nos interesa tener al astro para poder trabajar, aquí arrancamos de mañanita y paramos al anochecer, para nosotros la claridad es trabajo”.

En la comunidad de Brasil también se trabajaba en la recogida de desechos sólidos. Foto de Orlando Seguí AguilarEn la comunidad de Brasil también se trabajaba en la recogida de desechos sólidos. Foto de Orlando Seguí Aguilar

ARREGLAR TODO SIN PEDIR NADA

Empezaron por la principal vía de la ciudad y de ahí se adentraron en las calles laterales. Hay mucho por hacer, el desastre es grande, pero la voluntad de los esmeraldenses y de las otras tantas personas que los ayudan, es mayor.

“Tratamos de traer todo lo que necesitaremos para no darles lucha a las tropas de aquí. Tenemos comida garantizada para 10 días como mínimo y nos traerán más para continuar. Viajamos con nuestros cocineros y carros para elaborar los alimentos”, expresa Ramón Hernández Ávalos, otro de los hombres al mando del contingente.

Dicen además que tuvieron que dejar una buena parte de hombres dispuestos a venir y “fajarse” con los escombros porque eran muchos. Pero el pueblo sabe que aunque no son los suficientes sí son los necesarios.

“Aquí todo está hecho leña —dice Jorge Arvelio mientras recoge del piso las tejas de su techo— pero ná, somos cubanos y por encima de eso camagüeyanos. Y con toda esta contribución quién no se recupera. Esta gente está soltando el pellejo aquí, la ayuda se nota, es grande y eso nos da más fuerza para seguir adelante”.

Ramón, mientras dirige por su walkie-talkie a los bulldozeres y las grúas, confirma que una vez terminados los trabajos en el municipio, el contingente está dispuesto a seguir para cualquier otro lugar donde necesiten apoyo.

“El ánimo de los trabajadores es alto, ellos saben lo importante que es para el pueblo vernos metí’os de a lleno en la ‘candela’. Nosotros no tenemos ni límites ni miedo. Al final nuestro propósito es este, cazar los desastres para devolver la normalidad al país”.

 

Foto de Orlando Seguí AguilarFoto de Orlando Seguí Aguilar

 

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