CAMAGÜEY.- Ernesto, llegó a Camagüey vestido de verde olivo y en Las Quinientas afiló muchas veces la guámpara cuando la caña se cortaba a mano y era verdad que había 500 caballerías de caña en ese macizo, entre la capital provincial y Vertientes.

Dos zafras bastaron para tomar “agua de tinajón” y echar raíces en los surcos próximos a esa Comunidad cañera, entonces como la decisión era definitiva y la mecanización dejó machetes y mochas solo para los tajos abruptos y la recogida final de la cosecha, subió al tractor-alzadora hasta hoy.

UN BICHO RARO

Con la siega mecanizada de la caña casi total en esta llana provincia, es difícil hallar una alzadora que, en su tiempo, alivió el alza agotadora de la gramínea a mano para las camas de camiones y carretas; sin embargo, la de Ernesto, con 27 años de explotación está casi nueva. ¿Por qué se conserva así y en qué la empleas?

Llovió sobre el suelo de secano y los obreros agrícolas de la cooperativa estatal La Unión, aprovecharon esa bendición para sembrar en tierra preparada con antelación en espera de la ansiada humedad. Con los últimos bultos de semillas de las carretas entró al laborioso escenario Ernesto.

“Esta alzadora (tractor incluido) es mi sustento: soy yo quien la repara y mantengo así… aunque ahora sigo trabajando el horario que sea necesario, antes lo hacíamos de día y de noche, era distinto había más motivación y la gente se esforzaba y también era más reconocido laboral y sindicalmente.

“Fui vanguardia nacional una década y gané las distinciones Hazaña Laboral y Jesús Menéndez, como operador millonario y, además, me estimularon con televisor, refrigerador… y muchas veces me premiaron con estancias en hoteles junto a mi familia. Eso ya se perdió y aunque ganes bastante -que no es así-, no puedes hacerlo, no te alcanza el salario. Sí, sí, continúo con iguales bríos y hago las funciones de operador-mecánico”.

--¿Nunca pensaste en conducir una combinada cañera?

--Amadito, un querido amigo, siempre me decía que debía operar una cosechadora cañera y estoy pensando en eso, tengo 50 años y me gusta trabajar desde que amanece, ese hábito si no lo he perdido a pesar de que los tiempos son otros.

ADN LABORAL DE LOS HERMANOS CASTILLO PEÑA

“Una zafra de aquella cuando la emulación era al rojo vivo (ahora no recuerdo en qué año fue), ocurrió algo curioso: Yo quedé operador de alzadora millonario y mejor de la provincia y mi hermano Osmany, resultó aquí en Las 500 también el mejor jaibero, mientras en los cañaverales de la provincia Granma, en donde nací, mi otro hermano, Luis, fue seleccionado en el tiro de caña el chofer más destacado”.

Y Ernesto Castillo Pena, quien se limpia las botas del pegajoso fango antes de abordar su querida alzadora, me dice a modo de despedida:

“Antes las zafras eran de muchos esfuerzos y resultados, tengo la esperanza de que volverán aquellas jornadas productivas…por eso voy a pensar un poco antes de subirme a una cosechadora de esas que solo les hace falta hablar”.