CAMAGÜEY.- Sobre la masculinidad y su construcción en los jóvenes de hoy, la violencia escolar y contra la mujer y el empoderamiento de esta última se estuvo debatiendo por estos días en nuestra ciudad, en la XV Conferencia Internacional Género, Familia y Sociedad por un Desarrollo Sostenible.

Sin dudas, uno de los momentos más esperados del evento fue la conferencia Perspectivas feministas sobre la normalización Cuba-Estados Unidos: problemas, paradojas y posibilidades, a cargo de la académica estadounidense y Doctora en Ciencias Políticas Sheryll Slutjens.

Para conocer su interés por la sociedad cubana y los temas que le motivan a la investigación se le acercó la prensa, que descubrió además la admiración y el respeto que profesa por la Isla la actual profesora de Estudios de la Mujer en la Universidad estatal de California, San Marcos.

-¿Qué se propuso con esta investigación?

-Introducir un enfoque feminista al proceso de normalización entre Cuba y Estados Unidos. Busco constantemente las mujeres que están en el proceso, en la administración del presidente Trump, un poco sobre Obama y Michelle y todo este panorama de mujeres que aunque no están del todo invisibilizadas no se ven mucho, no se habla mucho de ellas. Desde el punto de vista feminista busco el significado de esta presencia o los costos de la mujer de la política allá.

“Mi enfoque fue desde mi posición de mujer feminista y como ciudadana de Estados Unidos no pude hacer una crítica grande de normalización hablando de Cuba. Este es un proyecto que nosotras y nosotros debemos montar para dialogar, crear el proceso, pensar sobre lo que es normal y quién decide. Y yo creo que mi crítica es que Estados Unidos siempre ha decidido que es normal y las reglas del juego, y tenemos que cambiar ese juego”.

-¿Por qué se interesó en Cuba?

-Se puede decir que fue una casualidad. Un amigo mío me invitó en 1979 a participar en los viajes de la Brigada Venceremos. En septiembre vine con un grupo de médicos y profesionales para ver el sistema de Salud Pública, era estudiante de postgrado en ese momento y fuimos viajando por toda la Isla, recuerdo que había un ciclón.

“Desde esa experiencia me encanté con la atención y de lo interesante que es Cuba, porque yo viajaba como madre y vi a los niños cubanos riendo con sus dientes buenos y con la posibilidad de educación, me encantó el corazón y siempre he vuelto para mi vida profesional”.

-¿Y qué cree del proceso de normalización?

--Lo que ha hecho Obama es bueno, aunque no era lo máximo posible y empezó un poco tarde, porque si hubiera hecho algo en el primer mandato estaríamos en otro momento. Como muchos otros tengo mis ansiedades en cuanto a lo que va a pasar y temo que piensen que pueden destruir lo que Obama dejó como su legado; y Trump es tan impredecible que es difícil saber porque no tiene lógica en lo que hace. Pero creo que también lo que ha creado la normalización va a defender mucho los posibles cambios.

-¿Cómo se adentró en la temática de género?

-Cuando estudiaba para el Doctorado en Ciencias Políticas todavía no sabía que iba a trabajar el tema de género. Fue muy interesante porque hice una tesis doctoral sobre el tema político de centralización en Cuba con la creación del sistema de Poder Popular y vine a hacer una investigación de campo de cómo podía ser este proceso, si era democrático o no. Para eso tuve que escoger una rama de la sociedad y escogí Educación.

“Buscando cómo la sociedad participaba dentro del sistema educacional descubrí el movimiento de Madres y padres combatientes por la educación, y este fue el inicio para darme cuenta que siempre hay otra historia detrás de la historia oficial que es más asequible a los investigadores. Por eso siempre he tenido un espacio en mi mente para la mujer, porque también soy madre, abuela y bisabuela, pero creo que no podemos dejar esta parte de nuestros días como intelectuales, académicas, profesoras, que tenemos que vivir nuestra experiencia en cada espacio en que actuamos”.

-¿Qué importancia le concede a este tipo de eventos?

-Nos ofrece la oportunidad de un intercambio serio, de poder hablar con colegas, tanto mujeres como hombres que se interesan por temas de género y del desarrollo sostenible y que nutren nuestros compromisos. También nos da la posibilidad de trabajar juntos, de planear acciones, de intercambiar información, nos abre muchas puertas, son muy buenos.

-¿Cuáles temas han centrado los debates?

-La mujer como tal dentro de los estudios de género y también la masculinidad, porque es la mejor manera de entender cómo se distribuye el poder para privilegiar a algunos y discriminar a otros. Yo creo que son el crecimiento más o menos natural de las preguntas que nos hemos hecho por algunas décadas, y demuestran la necesidad de incluir mujeres en todo lo que hacemos.

-Aún vemos que en espacios como estos hay poca representación masculina.

-He visto hombres aquí, no es que haya un diluvio, pero me imagino que se sienten libres de asistir y participar. En los paneles veo que los hombres son siempre las primeras personas después de la exposición que quieren decir algo, en preguntar, están aquí.

-¿Qué nos falta por hacer para lograr mayor equidad en Cuba?

-Seguir creando oportunidades para discutir, debatir, para invitar a los hombres a participar con sus puntos de vista sin aterrorizarlos con el posible robo de su masculinidad, dejarlos entrar en este espacio, porque los espacios de mujeres son demasiado complicados y ricos.

“Aquí ha ayudado mucho que el Gobierno está constantemente tomando medidas positivas en cuanto a cambios, porque una ciudad no puede cambiar de la noche a la mañana, es un proceso largo, difícil. Y yo tengo mucho respeto por el manejo de este proceso con las mujeres en Cuba y por el Gobierno”.

-¿Cómo es hoy en Estados Unidos la situación de la mujer, cuáles son sus principales demandas?

-Es un país muy grande. Tenemos la historia de varias olas del feminismo y tenemos un sistema político de votación y representación que no quisiera decir siempre que es un juego, pero lo es. Es un juego de ver si alguien va a oír lo que estás diciendo y si alguien puede actuar para crear una política en torno a la mujer.

“Estamos en este momento en una situación inversa, hay muchas amenazas a las políticas que ya tenemos para destruir los progresos. Imparto clases de Introducción a los Estudios de la Mujer para estudiantes de primer año y tengo siempre muchos hombres en la clase, pero creo que no todas las mujeres jóvenes tienen conciencia de ser mujer, del hecho de la discriminación según sexo y género. Sigue siendo algo importante y abrirles los ojos para que vivan con un pensamiento más crítico.

“Después de la inauguración de Trump tuvimos un movimiento grande de mujeres un día entero en todo el país, pero en alianza con otros grupos de discriminación racial, del medio ambiente, de todo tipo de derechos. Creo que hay mucha resistencia, pero los progresos de la mujer están dentro de la agenda de este movimiento”.

-Algún mensaje que quiera dejar al pueblo de Camagüey y Cuba…

-Siempre veo una humanidad sana y comprometida aquí y siempre pienso que este tiene que ser el futuro de todos nosotros, esta forma de convivir y ayudar y de esta solidaridad, no solamente entre el pueblo de una ciudad, sino de ser tan abiertos a recibirnos. Tenemos mucho que aprender de Cuba.