CAMAGÜEY.- Interrumpimos la tranquilidad en uno de los laboratorios del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Camagüey, donde hábilmente una muchacha se mueve de un lado a otro, y solo ella sabe lo que hace. Cuando Liszoe Galdós Betartez se percata de nuestra presencia allí, intenta explicarlo, pero se trata de ciencia, por lo que nos quedamos sin entender, y en ese instante, sin robarle mucho de su preciado tiempo, lancé una ráfaga de preguntas.

—¿Cuál es tu labor en un centro como este?

—Después de graduarme de licenciada en Biología, vine a trabajar en este centro, específicamente en el área de investigaciones. Actualmente estamos inmersos en un proyecto para desarrollar un bioproducto que permita el control de la garrapata, y así contribuir a eliminar los químicos, muy dañinos para el medio, y que por tanto ya no se usan. Para aplicar el Gavac hace falta primero eliminar los niveles de infestación del ganado, y para ello buscamos desarrollar un producto más amigable con el medio.

“También investigamos en cómo mejorar el producto Hebernem y explicar molecularmente qué sucede, porque sabemos el resultado final, pero a lo interno; en las moléculas, queremos explicar cuáles son las interacciones que se dan para obtener ese resultado, y de esa forma otorgarle un valor agregado a esta producción”.

—Eres joven y no debe ser fácil pasarte horas en un laboratorio, a veces renunciando a otras cuestiones personales. ¿Cómo lidias con esto?

—Es un poco difícil, porque llegas a casa y estás pensando en el experimento que vas a montar al otro día, porque si te gusta lo que haces tienes que dedicarle todo el tiempo que lleva y en ocasiones nos quedamos toda la noche en el laboratorio esperando un resultado, pero la familia y la pareja esperan por ti. A pesar de todos esos sacrificios, a mí me gusta. El trabajo es parte también de mi familia. En el caso de las cosas que hacen los jóvenes, como ir a una fiesta y recrearse, acá en el Centro hemos buscado alternativas para recrearnos entre nosotros mismos y sumamos la familia entonces, porque no nos queda tiempo para mucho más. A pesar de esto me considero una joven normal, a lo mejor no estoy a la última moda, pero trato de mantenerme actualizada.

—En el trabajo, ¿cuál ha sido tu mayor satisfacción?

—En la ciencia actual se trata de trabajar en equipo y tienes que estar siempre actualizado de lo último que salió en tu área. Mi mayor empeño y satisfacción a la vez es aportar al centro y que este aporte a la sociedad.

—¿Qué crees de tu generación?

—Tiene cosas buenas y malas, recibimos muchas influencias foráneas, es muy abierta, y precisamente por eso si nos dicen ve por aquí, nosotros de todas forma comprobamos que ese sea el camino. Muchas veces algunos no tienen idea de lo importante que es saber y tener conocimientos, hay otros que sí nos preocupamos por mejorar las cosas y cambiar lo que deba cambiarse, sin esperar a que venga alguien de afuera a hacerlo, no podemos olvidar lo que vivieron nuestros padres y abuelos. El futuro es nuestro y con nosotros hay que contar.

—En Cuba la ciencia la hacen generalmente los jóvenes. ¿A qué nivel consideras que está?

—Hoy los jóvenes estamos haciendo una ciencia de vanguardia; en muchos de los productos que prestigian la biotecnología cubana hay protagonismo juvenil, y en otros que están en las diferentes fases, principalmente contra el cáncer, también son desarrollados por esa juventud de ciencia a la que apostó Fidel. “Por eso mi mensaje a toda la juventud es que no pierdan el tiempo, que se hagan alguien en la vida, tenemos muchos problemas y los conocemos, pero de nosotros depende en buena parte su solución.”