Deysi Acedo Sánchez  Foto: Otilio Rivero Delgado /AdelanteDeysi Acedo Sánchez Foto: Otilio Rivero Delgado /AdelanteCAMAGÜEY.- Deysi se ríe bulliciosa como cuando el “Sevilla” en primavera corre veloz hacia los cauces de Amancio, en Las Tunas, mas no se equivoque de coger mangos bajitos con ella con eso de justificaciones vacías, porque del Entronque donde nació nadie le hace un cuento.

La conocí impetuosa joven secretaria del sindicato Azucarero a la entrada de la comunidad, donde una vez plantaron aquel compromiso de alcanzar en secano las 60 000 arrobas de caña por caballería que mantienen vigente parejamente con la producción de alimentos del agro y la crianza de animales de corral.

Entonces, ya tenía espuelas afiladas en los trajines de los Comités de Defensa de la Revolución y de la Federación de Mujeres Cubanas, a la cual ingresó a los 14 años de edad. Ahora, es la secretaria del Partido en la entidad cañera con el aval de que asumió el núcleo con 17 militantes y solo le falta un efectivo para duplicar esa cifra.

Conversar con esta mujer, jovenzuela traviesa y contestona en los tiempos de obrera agrícola que recuerda su primer salario de 23 pesos, es cargar la batería porque su verbo directo es el látigo que te despierta de la hipnosis de sus ojos de miel llenos de verdor natural o de luz cristalina del río que te hace cómplice de los próximos proyectos cañero, ganadero y de cultivos varios bajo riego.

En la comunidad de estables vecinos todos la conocen: los niños y jóvenes con confianza y respeto y los veteranos recuerdan sus ocurrencias con conspiradoras sonrisas.

El amor al suelo, al trabajo, su preocupación por los resultados de la base productiva a la cual pertenecen adornan a esta mujer que ama su cuna agrícola porque está convencida de que los avances de la escuelita 30 de Noviembre los servicios médicos y el floreciente lugar —distante 30 kilómetros de la Carretera Central—, dependen de la economía local y, por qué no de féminas como ella: Deysi Acedo Sánchez y la cooperativa El Entronque, que aseguran gran parte del abasto de la caña al Siboney, incrementan las siembras para elevar los próximos rendimientos azucareros y abren prometedoras fuentes de comida agropecuaria, empleos y altos salarios a los habitantes del más lejano paraje cañero de Sibanicú.