CAMAGÜEY.- El partido de dominó estaba pactado para las diez de la noche, luego de un intenso día de actividades. Iba a ser una especie de revancha, pues ya le había ganado en el ajedrez.

Esta vez, como técnica de distracción saqué la grabadora y como el periodista nunca se quita su traje, con ella sobre la mesa, mientras jugábamos, filosofamos un poco y además tratamos, desde aquella mesa, de arreglar el mundo. Mi contrincante, Antonio Guerrero, tampoco cedió terreno; sin embargo, yo gané estas líneas.

¿Cuán diferente fue la Cuba encontrada con la que habías dejado en 1990?

—La Cuba que encontré a mi regreso, hace dos años, y la que he conocido durante este tiempo, era exactamente la que añorábamos. Deseé estar en el Malecón, caminar nuestras calles y así fue, el pueblo nos llenó de cariño, de emoción, compartiendo el espacio con nuestra familia que también llevaba años sin tenernos en casa.

“Pero esta es una Cuba diferente, porque el tiempo no se detiene, y es una realidad distinta por razones lógicas. En 1990 se había derrumbado el campo socialista y comenzaba el período especial, con la agresión incrementada del terrorismo de Miami, tratando de dar el tiro de gracia, atacando los pasos que buscamos para salir de la crisis, como el desarrollo turístico para buscar divisas frescas que permitieran acolchonar la situación económica del país.

“En el año ‘90 no había doble moneda, no había una apertura al sector no estatal de la economía, no se habían realizado los cambios que necesariamente tuvo que hacer nuestro país para subsistir en un mundo que nos exigía abrirnos.

Nosotros no éramos ajenos a esa realidad, por muy lejos que estuviéramos recibimos mucha información desde Cuba. Pero nada de lo que te llegue escrito, se compara con palparlo a diario y con que forme parte de tu realidad. Hemos tenido que adaptarnos y en muy poco tiempo”.

¿Te queda alguna huella de la prisión?

—Por suerte para mí, desde que pisé la tierra cubana, se me borró de la mente la prisión. No niego que a veces en mis conversaciones, en mis intervenciones hago referencia a esa etapa de mi vida, a un lock down –encierro prolongado en la celda, se hace mayoritariamente como medida disciplinaria ante un hecho grave– en ocasiones me embarga cierta emoción recordando los momentos vividos durante los 16 años, tres meses y cinco días que tuvimos tras las rejas. Pero generalmente me pasa rememorando las cosas que fuimos capaces de hacer allá.

“Uno de esos momentos que recuerdo emocionado fue cuando alguien le metió a Gera en la cabeza que asumiera todo y él lo comentó con el grupo, que en ese momento era más grande. Cuatro de nosotros dijimos que no, allí se selló el grupo de los Cinco, fue un pacto de dignidad que nos unió.

“En mí no ha dejado vestigio negativo alguno, porque nosotros realmente tuvimos siempre la percepción de que no estábamos presos y no dejamos que la prisión nos afectara psicológicamente. Tal vez en la salud física sí tenemos alguna huella porque el tiempo no perdona, pero lo principal es que hemos podido rehacer nuestras vidas y agradecerles a muchos lo que hicieron por nosotros”.

Las personas en la calle preguntan qué están haciendo ahora...

—El mismo día que llegamos les hicimos saber a Raúl y a la dirección del país que estábamos dispuestos a asumir cualquier tarea. Cumplimos los compromisos dentro de la Isla, luego los internacionales, con los que indudablemente estamos en deuda todavía; fueron miles de personas las que nos apoyaron y no hemos podido agradecerles a todos, pero después del 17 de diciembre el momento más importante fue cuando nos comunicaron las tareas que tendríamos al lado de la Revolución.

“Ya Fernando era vicepresidente del ICAP; Ramón asumió entonces como vicepresidente de la ANEC; René es el vicepresidente de la Sociedad Cultural José Martí; Gerardo es vicerrector del InstitutoS uperior de Relaciones Internacionales (ISRI) y a mí me correspondió una tarea que tiene que ver mucho con lo que estudié y es decisiva en este momento, la vicepresidencia de Grupo Empresarial de Diseño e Ingeniería del Ministerio de la Construcción, que agrupa 32 empresas, entre ellas las contratistas, las de informática, las proyectistas.

“En lo personal tengo un niño de diez meses y las responsabilidades de un matrimonio, además de dedicar tiempo a mis dos hijos mayores y al resto de la familia, que por mucho tiempo esperó este momento”.

El pueblo los imaginaba a ustedes cumpliendo otras tareas, con mayor responsabilidad.

—Estamos envueltos en esas responsabilidades, nos levantamos todos los días; unos días peor, otros mejor, para cumplir el deber como cualquier otro cubano. Yo sé que nuestro pueblo, con ese cariño que nos tiene, esperaba otras tareas; pero yo estoy contento de comenzar por aquí y demostrar, desde este puesto, lo que somos capaces de hacer, construir nuestra historia y no vivir de lo que hicimos.

“Lo peor que le puede pasar a un revolucionario es malinterpretar la admiración de la gente, lo que ha hecho, pensar que por eso se lo merece todo.

“Te puedo decir que estamos entregados a la misión que nos dieron y comprometidos con la realidad cubana actual”.

Una realidad que es más compleja de lo que a veces imaginamos...

—Son tiempos de irles de frente a las cosas que deben cambiarse, y no estigmatizarte. No podemos quedarnos estancados en fórmulas viejas y no hacerle daño a la Revolución. Lo principal es no dejar que se apague la llama de la Revolución, no actuar contra ella por pequeño que sea ese acto. Hoy hay que orientar el camino hacia la fidelidad y la pureza de principios, para poder decir entonces sin que sea consigna “Yo soy Fidel” y realmente acercarte a eso, y no solo el Comandante, también Martí, Maceo, Mella, Camilo y otros tantos paradigmas que pudiéramos llegar a ser, o el “Seremos como el Che”que repetimos desde niños. Solo así estaríamos encontrándole un sentido a la vida, sin hacerle el juego al egoísmo que promueve el capitalismo y el objetivo principal que persigue la acumulación de riquezas, dos cosas contrapuestas a la realidad humana y al mundo que puede salvarse.

“Hay que luchar contra aquello que nos arrastra a pensar en ti mismo, en cómo vivir mejor y cómo ganar más dinero. Asumir la felicidad plena está en la simpleza y la sencillez de nuestras vidas.

“De eso era de lo que hablaba el Che cuando se refería al hombre nuevo, que es muy difícil, pero es la única vía de salvarnos como especie, para formarlo no tiene que ser a pasos agigantados, poco a poco, nosotros tenemos la dicha de haber nacido en Cuba, donde lo principal es el ser humano. Tenemos que cumplir con el llamado de Silvio Rodríguez en una de sus canciones: ‘Seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas’”.

¿Qué le dice Tony a los más jóvenes, esos que tienen en sus hombros mantener y perfeccionar la Cuba actual?

—La principal misión para ellos es leer la historia, interpretarla y sacar sus enseñanzas, ustedes tienen que entender el país que han heredado y los valores que la Revolución nos ha dado. En la medida que lo hagan, encontrarán su objetivo real en la vida y comenzarán a acercarse al verdadero hombre del que hablaba Martí. La cuota de felicidad que el hombre necesita no está en lo material, está en la razón de lo útil que puede ser, no solo para Cuba sino para el mundo, pues la Revolución nos ha educado en el principio de que “Patria es Humanidad”.

“La juventud actual tiene la dicha de haber vivido en tiempos de Fidel y de los que transformaron este país para darle la plena independencia. Continuar la ruta no es una tarea fácil, implica aún mucho sacrificio, porque continúa el bloqueo, el empeño de la potencia más grande y poderosa del mundo de destruir nuestro sistema, y esta juventud va a crecer en medio de este empeño con nuevas estrategias, con ciertas complejidades en una confrontación real.

“Ustedes van a tener una tarea más compleja que la de la propia generación que nos dio el triunfo en 1959. La visión en aquel momento histórico era clara, había una necesidad de un cambio, con un gobierno que explotaba al pueblo, una república con muchos males que había que enmendar de una vez y por todas. “Pero ahora se trata de nosotros mismos, con nuestros propios esfuerzos demostrar que nuestro proyecto es viable, próspero y sostenible, aunque sabemos que lo es, lo cierto es que hoy presentamos dificultades objetivas y subjetivas que no pueden desvirtuar el camino.“Por estas razones cuando tengamos dudas hay que ir a las raíces de la historia, ver qué fuimos, qué somos y qué queremos ser, pero no solo nuestras raíces, sino también las del capitalismo, buscar la historia de quienes pretenden destruirnos y por qué lo hacen, qué somos con la Revolución y qué seríamos sin ella. Es una batalla de ideas, plenamente de ideas, porque ya ni los terroristas vienen. Se trata de una confrontación de nuevo tipo.

“A pesar de lo difícil del escenario, confiamos en la juventud porque está preparada. Porque ha crecido en el desarrollo tecnológico, en Internet y el bombardeo ideológico constante, esos códigos que pudieran ser nuevos para mi generación, los jóvenes nacieron con ellos y saben usarlos. La clave está en los valores de nuestra historia, en entender por qué Martí, Céspedes, Agramonte, Maceo, Mella y muchos más, nunca estuvieron equivocados. Hay que entender por qué fueron necesarios un Moncada, un Granma y una lucha en la Sierra, todas esas epopeyas libradas por jóvenes, inevitablemente las de hoy y las de mañana también les tocan a la juventud”.

Y al pueblo de Camagüey…

—Yo admiro este pueblo, porque puedo palpar cómo sigue haciendo obras, cumpliendo con las metas que la Revolución y el Partido les ponen. Es bonito entrar a una ciudad y ver la limpieza, la tranquilidad y la gente disfrutando de lo cotidiano. Este es un pueblo que quiere mucho su terruño y se sabe protagonista de todo lo logrado en el plano constructivo, económico, consciente de los retos que tiene por delante. Entonces a tu pueblo, que ya es mi pueblo también, que siga adelante.