CAMAGÜEY.- Camilo Mendoza Caballero es un dueño de la finca La Esperanza perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios CCS Renato Guitart de esta provincia, y desde que le diagnosticaron alergia a los productos químicos como plaguicidas e insecticidas, comenzó a implementar la agroecología. Desde el 2002 y hasta la fecha, Mendoza asegura que la elección fue la mejor tomada en su vida como agricultor.

"No podía prácticamente ni oler los productos químicos y tampoco me iba a dar por vencido tan fácil. Fue entonces cuando comencé a investigar otras formas de seguir trabajando y encuentro esta modalidad totalmente libre de toxicidad." Explicaba el productor con excelentes logros y variedades en sus alimentos.

Así este campesino desarrolló plaguicidas y controladores biológicos mediante el olor y el color de sustancias naturales, utilizando “ingredientes” como la miel y plantas como la cardona, el anamú entre otras.

“Mezclo esas plantas y luego las riego por los sembrados. Eso no falla. Las plagas se controlan en un gran por ciento y no se modifican los resultados. Sin embargo hay que darle seguimiento al trabajo porque no es de un solo día, incluso hay plagas que las enfrentamos durante meses pero al final ganamos, todavía no encuentro una que no pueda combatir.” Nos dice el experimentado agricultor cuando agrega que otra de sus técnicas es sembrar dos o tres posturas intercaladas con Copetúa, una planta cultivada como ornamental en jardines y patios de flores amarillas que al tocarlas expenden un fuerte olor.

La agroecología es una disciplina científica relativamente nueva, que frente a la agronomía convencional se basa en la aplicación de los conceptos y principios del desarrollo y gestión de sistemas agrícolas sostenibles.

“Las ventajas son varias, una de ellas es el ahorro al no tener que invertir en productos químicos y también la calidad de mis alimentos. Muchos que los consumen dicen que saben distintos, más sabrosos y creo que se debe a la naturalidad con la que los cosecho.” Agrega el reconocido agricultor con más de treinta variedades entre frutas, viandas y hortalizas.

Sin dudas una excelente opción productiva puesto que frena la erosión del suelo, ahorra energía y dinero, además de que preserva la salud del consumidor y favorece la biodiversidad. Camilo Mendoza Caballero conoce bien estos términos y sabe que está en el camino correcto. Este campesino aboga por el desarrollo de la agricultura, pero también por una vida más saludable.