Camagüey.- De los retos y desafíos del diseño en Cuba insistió aquí Gisela Herrero García, presidenta de la primera Bienal en el país de esa especialidad que unos ven puramente técnica y/o caprichosamente artística, jerarquizada en ese evento extendido a esta ciudad hasta mañana.

“El diseñador es de los pocos profesionales que está ganando dinero con lo que nació, le gustó y hace, pero debe haber una correspondencia con la ética; entre un solicitante responsable, capaz de saber el valor de tu trabajo, y un profesional que no pida ni un peso más ni uno menos”, refirió de un motivo de polémica.

Comentó de funciones y acciones de la Oficina Nacional de Diseño (ONDi), que dirige y que, con la actualización del modelo económico del país, se encauza a la elevación de la calidad de vida de la población, con soluciones funcionales y de reafirmación del sentimiento de pertenencia e identidad: “Tenemos que estar convencidos de que todo lo que hacemos en el día a día está diciendo de nosotros”.

Además enfatizó en que “si la comunidad no participa, no se siente parte, no toma parte, no tiene parte en las decisiones de comunicación de su entorno puede generar contradicciones en su funcionalidad y por tanto el concepto de sustentabilidad se pierde”.

La diseñadora comentó de campañas de concienciación, proyecciones de capacitación y la materialización de proyectos con la integración de actores del sector no estatal, como alternativa ante la morosidad de industria.

“Hicimos pruebas con otras materias primas, escalas más pequeñas y enfoques sobre el mismo producto en relación con artesanos, productores de cooperativas, artesanos porque en los oficios están los olores, los sabores… que la industria no logra a veces agarrar del todo. Esas experiencias han permitido convencer”.

Luego insistió en el carácter multidisciplinar de la actividad creativa: “Tampoco hiciéramos bien sin una visión integral del resto de los profesionales que articulan el diseño. Ya nadie diseña solo en su predio, se necesita un comunicador, un investigador, un tecnólogo, un productor en el caso del ámbito industrial, gente del oficio que te enseña lo vinculado en las historias de los pueblos”.

Gisela Herrero comentó de la herramienta del sistema nacional de evaluación de la calidad y del registro de 11 747 especialistas, de los cuales 328 son de Camagüey, entre ellos, 79 profesionales.

“El registro se convierte en un nodo gestor de la fuerza profesional del diseño cubano hacia los demandantes que ponemos al servicio de la empresa, del emprendedor, del que viene a hacer una inversión. Ya sabemos quién puede apoyar sus espacios y pudiera impulsar las comunicaciones del diseño hacia adentro de su organización”.

En cuanto a guerra mediática en las redes señaló “la insatisfacción de que la comunicación política sigue siendo más reactiva que proactiva. La función del diseñador, del que redacta, del que concibe los mensajes, porque somos un equipo, es ser lo suficientemente propositivos, generar mensajes que vayan sesgando esas intenciones que están claras.

“Todo objeto está provisto de ideología. Necesitamos esa capacidad anticipadora, valiente e inteligente de elaborar mensajes cada vez más pertinentes. Hay que hacer con poesía, inteligencia y audacia y eso requiere de diseñadores, comunicadores, periodistas éticos, responsables y osados”.

Gisela Herrero agradeció la acogida de la Bienal de Diseño de La Habana en esta ciudad y concluyó con la dedicatoria del espacio a la memoria de dos camagüeyanos: José “Pepe” Cuendias Cobreros, rector del Instituto Superior de Diseño Industrial y director de la ONDi por más de dos décadas; y Marcialito Dacal, “un poeta diseñador y un diseñador poeta” de la primera promoción de ese centro universitario.

{flike} {plusone} {ttweet}