Tras los acostumbrados contratiempos para dejar pasar la cámara fotográfica en el “estratégico” lugar, y una atención especial en el lobby de la dirección de la “Termo”, café incluido, detrás de una espléndida sonrisa llegó Mayré Véliz Izquierdo: es muy joven, pensé, aunque desde los 22 años milita en las filas del Partido Comunista de Cuba; tampoco es solo una licenciada en Informática y Computación sentada frente a la computadora, sino que impartió clases en la enseñanza media de su natal Nuevitas y fue metodóloga municipal de esa “juvenil” asignatura que ahora le sirve para ejercer las funciones de especialista principal de organización y sistema de una de las industrias generadoras de electricidad más estable de Cuba.

Y como para consolidar la valía de los jóvenes en ese centro clave de la economía, me dice: “Osmany Alemán, el secretario del Comité de la Unión de Jóvenes Comunistas de aquí tiene mi misma edad, pero ellos son mis niños, así les llamo, porque yo soy la secretaria del Comité del Partido en esta Termo donde mis compañeros me eligieron para representarlos”.

—¡Secretaria del Partido en este “monstruo” de unidades eléctricas!, ¿cómo te las arreglas?

—Es difícil. Me apoyo en los otros compañeros de la dirección del Comité del Partido y, desde luego, no dejo de vincularme con los 14 núcleos pertenecientes a las unidades generadoras y de mantenimientos. La ayuda de mis padres también es vital para cumplir con mi trabajo y las obligaciones extra.

—Háblame de tus sueños…

—El sueño de cualquier cubano es que nos quiten el bloqueo y nos devuelvan el territorio ocupado de Guantánamo. Esas expectativas y otras esperábamos de la visita de Obama y no fue así, en cambio, cómo nos va a pedir que olvidemos la historia, la sangre derramada por tantos jóvenes de tantas generaciones para alcanzar todo este sueño que construimos para los niños cubanos como mi hija Carla de nueve años que ya está en cuarto grado. Mis padres me educaron en el sacrifico y patriotismo de los que lucharon por la libertad de Cuba. Mi papá, René, fue combatiente internacionalista en el África… mi mamá, María del Carmen, es jubilada de la Salud ¿Cómo olvidarlo?

Y Mayré dice las palabras más suaves o más fuertes, con una sonrisa que, según ella, la protege del genio oculto que ha ido moderando. Tal vez, para que no piense que ella “vive” todo el tiempo en la Termo, explica que acaba este jueves de regresar de vacaciones.

—¿Qué significa para ti llevar la voz juvenil al Congreso de los Comunistas de Cuba y, después, transmitirle a los jóvenes tan sabias experiencias de los más avezados dirigentes de la Revolución?

—Un sueño hecho realidad, un orgullo y un honor pues desde que me estoy preparando integralmente para asistir al importante evento, veo y analizo las cosas desde diferentes aristas. Siento que amplié mi universo de conocimientos y considero que la consecución de la cita partidista en las escuelas y centros de trabajo permitirá una mayor comprensión para escuchar, educar y encauzar las acciones de los jóvenes en todas las direcciones de nuestra sociedad. Eso de que la juventud está perdida, no es nuestra realidad, al contrario, los jóvenes siempre serán el relevo de la Revolución, pero no los podemos dejar solos, tenemos que acompañarlos por el camino correcto.

Casi con el pie en el estribo de la entrevista, la joven delegada al VII Congreso del Partido y también miembro del comité provincial del Partido en Camagüey, se despide con una atrevida confesión juvenil: “soy muy sentimental, no me gusta el reguetón, sino la música romántica, las fiestas en ambientes sanos, las flores, los perros… los animales domésticos y la poesía…”.

Mas, las dudas para mí desde que dijo que era la primera secretaria de 20 núcleos se habían esfumado y no son pocos los jóvenes en Cuba, en Camagüey, que saben y sabrán ocupar su rol aunque las épocas, la gente y las mentes sean diferentes, desde Martí, Baliño, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena… hasta Mayré y Fidel con la sapiencia antimperialista de sus fructíferos noventa años.

{flike} {plusone} {ttweet}