Así piensa Yenisé Medina Sánchez, quien con solo 15 años ya está segura de que un aula será su centro de trabajo.Tímida, sonriente y de mirada esquiva.

Así encontré a esta joven que cursa el primer año en la escuela pedagógica  Nicolás Guillén Batista de esta provincia.

—¿Por qué te llamó la atención la pedagogía?

—En realidad nunca me sentí atrapada, pero quizás sin darme cuenta ya desde antes tenía una inclinación hacia la docencia, pues me gustaba ser la guía en diferentes asignaturas de la secundaria. Luego llegó la hora de decidir y fue que empecé a valorar en realidad la posibilidad de ser maestra. En un inicio no estaba muy segura pero después me senté con calma lo pensé mejor y aquí estoy.

—¿Reaccionó bien tu familia al saber tu decisión?

—Por esa parte nunca he tenido problemas, todo lo contrario, me apoyan siempre en cualquier elección mía pero siempre dándome muchos consejos. Creo que tengo una gran virtud al contar con una familia así.

—¿Cómo te ves dando clases?

—Sinceramente aún no me veo, me cuesta mucho trabajo imaginármelo, es que falta todavía un tiempo para que me enfrente a un aula. La responsabilidad es grande, no le tengo miedo pero sencillamente aún no pienso en eso, cuando llegue veremos cómo sale, pero creo que lo que se hace con amor siempre sale bien. Para mí una profesora buena es aquella que educa por encima de todo y no está regañando todo el tiempo. Así trataré de ser, de llegarles bien a todos los alumnos y con cariño, con eso se logra todo.

—¿Qué asignatura es la que más te gustaría impartir?

—Creo que Español literatura, porque me gusta la lengua española y todo lo relacionado en enseñar ortografía, pero sé que eso depende de la necesidad que tenga la escuela en la que imparta las clases, la que se necesite, pues yo la realizaré.

Muy joven aún, resalta una constante risa en Yeni, como la llaman sus amistades más cercanas, sin embargo se transforma al responder las preguntas y deja ver la seriedad de una futura profesora alegre pero con carácter.

—¿De tu escuela, qué es lo que más te gusta?

—Me gusta el ambiente que se respira en ella. Somos muchos los jóvenes y donde hay adolescentes hay alegría. En mi grupo somos más hembras que varones pero aún así nos llevamos bien. Desde un inicio me llamó la atención un centro tan grande pues no estaba acostumbrada al tamaño, ya luego le fui cogiendo cariño y hoy me siento muy bien.

—¿Qué le dirías a los muchachos que están indecisos en escoger esta carrera?

—Muy fácil, les diría que no lo duden pues no se arrepentirán. Es una profesión muy bonita, sacrificada como muchas otras pero esta tiene la recompensa de que el trabajo es con niños, y como la risa de un pequeño no hay nada.

Así terminó la conversación con esta joven sencilla pero muy alegre. Su vida según ella cambió para siempre desde aquel primer día en su escuela de pedagogía. Yenisé sabe que aún tiene que madurar mucho más pero no se apura, dice que todo tiene su tiempo. Todavía quedan muchos libros por leer, muchas cosas por aprender, para después... enseñar.

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