Hace poco nos fuimos en una expedición por el municipio de Minas y visitamos el poblado de Lugareño. Un consejo popular donde viven poco más de 7 600 personas, las que se dedican fundamentalmente a las actividades agrícolas y ganaderas, desde que murió su central hace algunos años atrás.

En una esquina de la calle principal del poblado encontramos una edificación con muy buena salud, la que por el estilo arquitectónico debe ser de la primera mitad del siglo pasado. Allí radica la librería, la que lleva por nombre Talía, como la musa de la comedia y la poesía.

Nenisley Francia Hernández es la vendedora de libros en Talía. Ella, graduada de comunicación social en la sede universitaria municipal y antes bibliotecaria, dice que le gusta mucho su trabajo.

Cualquiera pudiera pensar que el de esta mineña es un trabajo aburrido pero jura que “siempre hay cosas por hacer. Las promotoras me ayudan a que la gente en el pueblo se entere de los libros que tenemos y yo misma llamo a las personas que se interesan por determinados temas nada más que entran ejemplares.

“Hasta a los afiches les hago promoción porque hay quienes los utilizan para forrar los libros de los muchachos una vez que comienza el curso escolar. Trato siempre de que todos se vayan satisfechos, y cuando no tengo un texto aquí los mando para la biblioteca para que allá se lo presten.

De conjunto, biblioteca y yo, hacemos muchas actividades. Un ejemplo es la que realizamos con los niños que tienen retraso en el aprendizaje”.

– ¿Cómo es la venta?

– Cuando tengo muchas novedades aumenta, de todas formas siempre se vende algo. Los libros que más salen son los infantiles y los políticos.-sociales. Se comercializan mucho los relacionados con el Che”.

– ¿Cree que los libros impresos desaparecerán?

– No me parece. Todo mundo no tienen acceso a las computadoras y a esos equipos modernos, pero los libros siempre están.

“La lectura es súper importante y en los niños es decisiva. Por ejemplo mi hija tiene ocho años y siempre trato de que lea mucho. Eso la ha ayudado a perfeccionar su vocabulario, a la ortografía, también a la hora de redactar y tengo el orgullo de que es la mejor estudiante de su aula.

Es verdad que se ha perdido en muchas personas el hábito de la lectura, pero no totalmente y yo hago todo lo posible porque aquí en Lugareño no se olviden de los libros”.

Nenisley, es una de las tantas mujeres que, casi desde el anonimato, hacen este país. Su empeño bien vale la pena reconocerlo.

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