A su regreso, un breve encuentro, en el que compartió con Adelante y sus lectores su impronta del histórico evento.

El Foro, convocado por el Presidente de Panamá, que como se ha difundido se desarrolló durante los días 9 y 10 de abril bajo el lema: ‘Prosperidad y educación: el desafío de la cooperación en las Américas, el rol de las Universidades’, fue organizado en tres mesas de trabajo: la movilidad académica; el rol de la innovación y tecnología para mejorar la investigación y la educación universitaria en la región, en la que me correspondió participar,trató sobre la importancia de la investigación para el desarrollo económico sostenible.

En el caso específico de los rectores, correspondió al Dr. Gustavo Cobreiro Suárez hablar en el plenario sobre la visión de Cuba de cómo lograr el acceso a una educación superior gratuita y de calidad, que repercuta en el desarrollo de la región, sobre lo que, sin dudas, somos ejemplo a nivel mundial, a pesar de lo mucho que nos queda por avanzar.

La organización de este evento la califico como magnífica; estuvieron presentes más de 400 rectores de universidades del área, muchos nos conocemos a través de los intercambios permanentes que sostenemos, y no padecimos el inconveniente de presencia alguna de mercenarios, porque ninguno de ellos tiene el nivel académico requerido para su acreditación; nunca sentimos hostilidad,por el contrario, prevaleció el ambiente de cordialidad y simpatía que hemos ganado entre las universidades allí representadas; de todas formas nos preparamos para cualquier contingencia, y sí tuvimos dos escenarios en los que fue preciso dejar sentadas nuestras posiciones.

La primera oportunidad fue cuando supimos que un grupo de esos mercenarios, en abierta afrenta a Cuba, se disponía a llevarle una ofrenda floral al busto de José Martí, situado en el parque frente a nuestra embajada. De inmediato, amigos panameños nos ayudaron a recolectar flores, y nos fuimos nosotros primero, no podíamos permitir la afrenta; Eusebio Leal, que era uno de los integrantes de la delegación, habló, nos retiramos, y del resto ya se conoce, de cómo la solidaridad desarticuló la nueva humillación.

Al mediodía del sábado 10 comenzó a circular solapadamente una propuesta de declaración del Foro, en la que era evidente la manipulación que dejaba explícito el presunto papel protagónico de la OEA para sentar pautas, chequear cumplimientos. No es de extrañar a partir de la presencia permanente de José Miguel Insulza, secretario de esta Organización en el evento.

Rápidamente intervinieron al respecto el rector de la Universidad de La Habana, e Isabel Allende Karam, la del Instituto Superior de Relaciones Exteriores, quienes dejaron claro que era humillante para Cuba estar sometida a designios y fiscalización de la OEA, pero que además, de hacerse una declaración final se exigió la inclusión de la CELAC o no habría tal declaración; ambas argumentaciones contaron con el apoyo de la inmensa mayoría de los presentes, y fíjate que estábamos hasta decididos a denunciar el desacuerdo
ante la Cumbre si el documento llegara a trascender.

Al final no hubo tal pronunciamiento. Tengo la satisfacción de que aquí también Cuba logró otra victoria.

Las circunstancias nos obligaron a conversar personalmente con muchos amigos para explicarles que no éramos ni somos los intolerantes, como nos presentaban muchos medios de comunicación, que nuestra actitud de rechazo y condena a la presencia de mercenarios para nosotros no hay otro calificativo—, era el reclamo para que se nos tuviera en cuenta como los verdaderos representantes de Cuba, de la Revolución Cubana.

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