ALTAGRACIA,CAMAGÜEY.- Cuando Efraín comenzó a limpiar las tierras donde establecer su huerto encontró un árbol poco común por estos lares, una yaba, y tomó aquel hallazgo como señal de buen augurio. Más empeño puso entonces en quitar la hierba y en remover el suelo donde sintió que encontraría su fortuna y tal fue su certeza que nombró la parcela La yaba del tesoro.

No se equivocó este hombre de campo que se apellida Alonso Sifontes. De ese pedazo de suelo ha sacado riquezas que no imaginó nunca y con lo que ha podido darles una mejor vida a la familia y a su gente de la comunidad La Lucha, ubicado en el poblado de Altagracia, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Camagüey.

Oro no encontró, pero sí una tierra fértil y un pozo bondadoso que se desborda en primavera y no se achica ni en las más despiadadas sequías. Mucho pulió su pedazo que hoy, sin exageraciones, se muestra como una joya, con surcos muy limpios, tan derechos que tal parecen trazados con una regla y con plantas vigorosas y verdes.

Las mañas del trabajo en el campo las aprendió con los haitianos allá en su Ciego de Ávila natal. Ellos le enseñaron la siembra del maíz, el ñame, la calabaza, el pinol y sobre todo a aprovechar cada palmo para que no falte la comida sobre la mesa. Aquella niñez rodeada de trabajo duro y de amor a la tierra fue la forja de ese hombre abnegado y trabajador capaz de halar con su cuerpo un equipo de hierro de casi 70 libras que utiliza para surcar, cultivar, guataquear y emparejar el terreno.

“Todo el que trabaja la agricultura sabe que es un trabajo muy fuerte. Me sacrifico, pero, por ejemplo, de esos 12 surcos de quimbombó, en tres meses se han cosechado 105 quintales y ello me ha reportado casi 30 000 pesos. Vale la pena el sudor que derramé. Hay a quien no le gusta cuando uno explica cuánto en dinero representan las producciones, pero si no lo digo así, claramente, no hubiese podido activar a toda la fuerza de trabajo que hay alrededor de mi huerto.

“Empecé solito aquí el 26 de diciembre de 1996 y mire, ya somos 11 productores y son 6 las parcelas sembradas que pertenecen a la granja urbana del municipio de Camagüey. Suman 11.60 hectáreas, todas sembradas. Cuando terminamos con una cosecha, preparamos rápidamente la tierra y sembramos nuevamente, el margen es de una semana vacía.

“En la campaña de frío tuvimos volúmenes de producción que sobrepasaron los 2 500 quintales de ají cachucha, remolacha, zanahoria, pimiento, berenjena y quimbombó y eso sumó 825 000 pesos de utilidades para los trabajadores. Estamos enfrascados en aumentar las producciones, pero nos hacen falta más tierras, las que tenemos están aprovechadas al máximo".

De los frutos de La Yaba y del resto de las parcelas de la Lucha se alimentan los 169 habitantes de esa comunidad agrícola, además de entregar producciones al mercado de Altagracia y a los puntos de venta de la granja urbana en la ciudad de Camagüey. En los patios de las casas también plantan plátano, café, árboles frutales y algunas hortalizas.

La Lucha es un lugar de referencia, de gente que trabaja duro, que comparte el resultado de su trabajo, el cual ha servido de ejemplo e impulso para otros asentamientos cercanos. Allí radica, asegura Efraín, su mayor tesoro.