Fotos: Cortesía de los entrevistadosFotos: Cortesía de los entrevistadosMINAS, CAMAGÜEY.- Marcia Navas (MN) y Juan Luis Soto (JLS) conforman un matrimonio, uno muy especial, porque ambos son médicos, de esos que la profesión les corre por las venas y comparten su amor en la misma medida que llevan la salud a cualquier lugar intrincado de este planeta.

Esta pareja mineña cuenta entre sus experiencias, el haber cumplido misión internacionalista en Brasil. Hoy rememoran:

MN: “Fuimos en Octubre del 2013 para Brasil, — narra con la vista perdida en el horizonte como quien ve venir todos los recuerdos de un solo golpe. Los matrimonios tuvimos la oportunidad de estar juntos en el mismo lugar al Nordeste de Brasilia en el estado de Amapá ubicada en su capital Macapá, frente al Río Amazona lugar muy bonito.

“El acogimiento que tuvimos al llegar al lugar fue muy bueno. Al recibir ubicación en la Unidad Básica de Salud donde estábamos tres médicos cubanos y seis médicos brasileños, inmediatamente se notó la diferencia en nuestro trabajo, todos los pacientes querían que los médicos cubanos fueran quienes los atendieran.

“Cuando yo llegué a mi consulta, a la entrada me encontré una mesa con una silla delante de la mesa y otra silla en frente de la mesa, inmediatamente yo cambié la silla de enfrente y la puse al lado, como es costumbre del médico cubano tener al paciente a su izquierda, inmediatamente la enfermera me quitó esa silla, y me dijo: ‘No doctora es aquí al frente’. Yo le expliqué entonces que el médico cubano tiene al paciente cerca para desde ahí tenerlo con mayor confiabilidad, se va a sentir mejor identificado y así vamos a tener una mejor relación médico – paciente, esa es nuestra idiosincracia y nuestra profesionalidad”.

JL: “Estuvimos juntos trabajando en la Unidad Básica de Salud, ella tenía su consulta yo la mía. En mi comunidad había una casa de indígenas donde vivían varios de ellos que venían de aldeas indígenas aledañas al estado.

“Tenían la prioridad de ser atendidos por el equipo básico de salud de nosotros, incluso en la atención hospitalaria yo iba a dar consulta a esa casita que para nosotros era como una aldea ya que eran muchos indios que estaban ahí (digo indios porque son indígenas aunque vistan normal y no con ropas tradicionales indias, pero tienen su lenguaje, su vocabulario a pesar de que hablaban portugués y así podíamos comunicarnos con ellos. Eran achinados, con el color de la piel india, puros indios como decimos nosotros).

“Eran muy pobres pero si tenían muchos beneficios, yo iba a pasarle consultas ahí a su comunidad porque no tenían la oportunidad, nunca tuvieron la oportunidad de tener un médico en esa aldeíta, donde dormían en hamacas.

“Tuve una paciente anciana de 103 años que toda su vida durmió en una hamaca, estaba encorvadita de esa posición, nunca durmió en cama, me decía: doctor tengo dolor en los huesos, dolor en la columna... Son experiencias inolvidables, las recuerdo como si estuviera allí.

MN: “Una vez se planificó un viaje a las Islas de Bailique, una travesía en barco de 24 horas. Las personas de allí nunca habían visto a un médico, nunca habían visto personal de salud. Cuando llegamos y dijeron que eran los médicos cubanos, salían todos, nos saludaban; fue un acogimiento muy bonito y lo fue la actividad que realizamos durante tres días en ese lugar, durmiendo, comiendo, todo en el barco, porque ellos no tenían ni para ellos.

“Allí solo había peces del río, plátano y lo que ellos tenían lo compartieron con nosotros. En las islas de Bailique no existe otro medio de transporte que no sean los botes, las lanchitas. Existe un puesto de salud con un personal de enfermería, pero se podrán imaginar que allí llega un enfermo o una embarazada y son 24 horas de viaje, cuando generalmente llegan esas personas al municipio de salud ya llegan en condiciones precarias y a veces hasta mueren.

“Las condiciones de salud de esta isla son precarias: las casas son montadas en pilotes, al aire, porque por debajo generalmente todo es agua por la influencia del Amazonas; el agua que toman es del río, que es donde mismo echan los residuales sólidos. Podrán imaginar cuál es la situación de esas personas, el alto índice de diarrea, de parasitismo, de enfermedades contagiosas… es importante decir que todas estas condiciones fueron modificadas a la llegada del médico cubano. Una cosa fue antes de Cuba y otra fue después de Cuba”.

Marcia y Juan Luis pasaron cerca de tres años llevando salud a zonas remotas y comunidades vulnerables en el gigante suramericano. Hoy ante las medidas ultraderechistas del nuevo presidente Brasileño Jair Bolsonaro, expresan su preocupación por el destino incierto de la salud Brasileña.

MN: “Al oír la noticia que el programa Más Médicos no va a tener continuidad en Brasil no solo pienso en Cuba. Lo más importante es pensar en ese país que estaba carente de la atención médica y que hoy va a sentir duramente su falta. Estoy convencida y segura que los médicos brasileños no van a ir a lugares intrincados como el médico cubano y creo que los ejemplos fueron vivientes lo que acabamos de narrar”.