CAMAGÜEY.- No es ni parecido lo que una piensa a lo que percibe cuando los protagonistas hablan. Mais Médicos cubanos en Brasil constituyó un Programa humano desde su raíz hasta los frutos recogidos hoy. Quien imagine lo contrario se equivoca. nuestros galenos regresan satisfechos y orgullosos, sin vanidad, pero seguros de la elevada preparación profesional alcanzada en nuestras universidades.

La Dra. Yarisel Rivas Romero, especialista en Medicina General Integral (MGI), llegó en el primer grupo que salió de Brasil sin concluir la misión, aunque con dos años en Paraná, donde atendía, junto a otros tres colegas, a una población de 12 580 habitantes, y dijo: “Fue muy duro salir del municipio, porque ni el Prefecto está a favor del Partido de Jair Bolsonaro, el nuevo presidente electo en Brasil. Todos lloraron, hasta él, no querían que nos fuéramos y quienes nos pudieron despedir se ocuparon de nosotros y nos cuidaron.

“Me siento satisfecha, fueron dos años bien trabajados y bien cumplidos. Es una población un poco intrincada, donde encontramos a enfermos que no habían sido tratados antes de las otras tres cubanas que nos antecedieron.

“Vimos muchos enfermos de tuberculosis, sin tratamiento. Fue una labor maravillosa y sabemos que nos quieren de verdad; a las gestantes las asistíamos nosotros y a los niños la pediatra a cargo y en estos dos años nunca tuvimos muerte fetal ni materna. Nos duele que ellos no saben hacia dónde van a dirigirse, ni siquiera la Prefectura, no cuentan con galenos que quieran trabajar en sitios así, muy distantes y se sienten perdidos, no saben qué hacer.

“A mi llegada allá atendí a un paciente con úlceras crónicas en ambas piernas, con una elefantiasis tremenda, llevaban diez años curándolo en el Puesto Curativo y nunca sanó, y dos meses antes de mi regreso hicimos hasta una fiesta allí porque él estaba completamente curado.

“Cuando ocurrió tan lamentable suceso solo pensaba en esas pobres personas y en mi hijo de cuatro años que dejé aquí, gracias a Dios regresé entre los primeros. Esta es mi segunda misión, estuve dos años y medio en Venezuela y allí sufrí la muerte de su presidente Chávez, otra amarga experiencia”.

La Dra. Esther Varcárcel Figueredo, igual por dos años en Brasil, en Ingazeira, un municipio pequeño de Pernambuco, de alrededor de cuatro mil habitantes,  carente, pobre, con déficit de médicos, agregó: “Los pacientes llorando me decían: Doctora no se puede ir, no se vaya, quédese con nosotros. Tengo en mi interior una mezcla de sentimientos encontrados porque estoy feliz de regresar a mi Patria, con mi familia, y a la vez triste porque esas personas quedan desatendidas, ni nosotros ni ellos sabemos qué les va a pasar.

“Decían que los médicos cubanos marcamos la diferencia con la atención humanizada y el cariño, porque más que médicos de lo biológico lo éramos del corazón. Esta fue mi primera misión internacionalista y acabé de formarme como médico y crecí como persona. Fue muy importante para mí desde el punto de vista profesional y humano. Soy otra, soy una mejor persona y aprecio intensamente lo nuestro”.

Ambas doctoras formaron parte de los dos primeros grupos llegados y que fueron unos 20, de los 523 camagüeyanos en ese país, y respondieron lo mismo ante la interrogante de ¿qué sucederá ahora?: nada fuera de lo común, recomenzar, la primera en la policlínica Rodolfo Ramírez Esquivel, y la segunda en el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, o donde las necesiten, en Cuba u otra parte del mundo.

Fueron recibidos en el Salón de Protocolo Nicolás Guillén, de la Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte y Loynaz,  por Jorge Luis Tapia Fonseca, miembro del Comité Central del Partido y su primer secretario en la provincia e Isabel González Cárdenas, diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular y presidenta del Gobierno en el territorio, directivos de la Salud Pública, entre otros, quienes les dieron la bienvenida a casa en nombre de los más de 30 000 trabajadores del sector y el pueblo en general.