CAMAGÜEY.- Medio siglo de existencia no constituyen para Gaspar Barreto Argilagos un enorme periodo, aunque él haya visto crecer a una institución como la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz (UC), primera fundada en Cuba luego del triunfo de la Revolución.

El septuagenario fue uno de los artífices de los estudios superiores en el territorio, cuando en noviembre de 1967 la esperanza colmó grandemente el pecho de los lozanos alumnos y profesores, y la carrera de Agronomía y la profesoral de nivel secundario básico, marcaron el inicio y materialización de un sueño que, desde el siglo XIX, era el mayor anhelo de los lugareños.

Muchos fueron los escollos a transitar por quienes perseguían tan alta empresa, la de ver establecida una universidad en una de las regiones de mayor importancia económica del país, sobre todo si se tiene en cuenta la extensión de la antigua provincia de Camagüey, incluyendo parte de lo que es hoy Las Tunas, Ciego de Ávila y Sancti Spíritus.

“Cuando ya existían las de La Habana, Las Villas y la de Oriente, la nuestra dependía de esa que se ubica todavía hoy en la zona central de la nación”, comentó Barreto Argilagos.

“Las mayores razones para su creación fueron la necesidad de formar profesionales competentes para laborar en el sector agrícola, ante la inmensa necesidad de personal especializado con un nivel superior, y garantizar, además, la continuidad de la cobertura docente en las escuelas de la demarcación”, detalló.

En el Instituto Politécnico Agropecuario Álvaro Barba y en el Ferroviario Cándido González, ambos en la capital camagüeyana, radicaron las sedes del naciente plantel, hasta que a principios de 1968 se trasladaron para el terreno de la antigua Finca San Isidro, en la periferia de la urbe agramontina.

Barreto Argilagos es el único fundador, el cual aún ejerce el magisterio en la UC, específicamente en la formación posgraduada, y nunca imaginó comenzar allí como maestro, pues sus intenciones eran estudiar para alcanzar un título universitario.

Crece el gran sueño
El prestigio docente y científico de la institución fue conformándose paso a paso, casi con la marcha constructiva de las instalaciones que hoy componen la sede principal, conocida como Ignacio Agramonte Loynaz, rememora.

En la periferia de la localidad citadina se inician las labores de edificación a inicios de la década de 1970, y aparejado a ello fueron insertándose la formación de especialistas de Medicina, Economía, Ingeniería Mecánica, Ingeniería Eléctrica, Ingeniería Civil e Ingeniería Química.

No es hasta mayo de 1975 que se oficializa la cuarta universidad cubana y la primera de su tipo construida tras el triunfo de enerodel 1959, en tanto a raíz del establecimiento del Ministerio de Educación en 1976, de esta emanaron el Instituto Superior Pedagógico José Martí, el de Ciencias Médicas Carlos J. Finaly, y el Superior Agrícola de Ciego de Ávila, señala el libro de la historia de la UC.

Con el proceso de integración desarrollado en el país en 2014, se nuclearon a su estructura la de Ciencias Pedagógicas y la de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte.

Actualmente más de 12 mil alumnos se preparan mediante las modalidades de curso regular diurno, curso por encuentro, o la educación a distancia, en alguna de las 53 especialidades que allí se estudian, las cuales se agrupan en 10 facultades.

Como uno de los focos del quehacer científico y tecnológico, y en su estrecha vinculación con la sociedad, en la UC se despliegan más de 100 proyectos de investigación que abarcan esferas priorizadas como la de la agroindustria, la biotecnología, la vivienda y la construcción, el turismo y la energía.

El necesario vínculo con la sociedad
Una intensa labor en las comunidades, fundamentalmente en zonas denominadas complejas por su situación geográfica, es otra de sus tareas principales y destaca entre sus logros, en poco más de medio siglo de creada, el movimiento de artistas aficionados que tiene la muestra más significativa  en el conjunto artístico Maraguán, surgido en 1981.

Tras merecer en 2015 la condición de Universidad Certificada, la formación de nuevos doctores en ciencia y el fortalecimiento de los programas de estudio constituyen ahora tareas de prioridad en la búsqueda de la Excelencia, máxima categoría que otorga la Junta de Acreditación Nacional y que la institución aspira a obtener en 2019.

De sus aulas han egresado más de 78 mil profesionales de varias provincias cubanas y disímiles naciones del orbe, formados en uno de los centros académicos de renombre nacional e internacional, el cual cumple 51 años de fundado este seis de noviembre.