Foto: Orlando Durán Hernández /AdelanteFoto: Orlando Durán Hernández /AdelanteCAMAGÜEY.- Santiago Lajes Choy es Doctor en Ciencias Técnicas, ingeniero eléctrico, rector de la Universidad de Camagüey, diputado al Parlamento y presidente de una de sus comisiones permanentes. Sin embargo, en este diálogo no se habló de carreras nuevas, tampoco de energía y minas o de la política del Estado sobre las fuentes de generación alternativas.

Hablamos de futuro y de presente, del proyecto de país que queremos construir los cubanos, hablamos de leyes y de artículos, nuestra conversación de casi una hora se centró en el Proyecto de Constitución de la República de Cuba. Y es que siguiendo la tradición constitucionalista de esta tierra en hombres como Ignacio Agramonte, Miguel Betancourt, Eduardo Agramonte y Salvador Cisneros; Lajes es uno de los dos camagüeyanos que integran la comisión de 33 diputados mandatados por la Asamblea Nacional para conducir el proceso de reforma constitucional.

—¿Qué significa para Lajes seguir la tradición constitucionalista camagüeyana?

—Como camagüeyano es un honor, pues tres de nuestras constituciones se firmaron aquí. Aunque inesperada, mi inclusión en esta comisión parlamentaria es un orgullo. Hacemos un trabajo complejo, difícil, pero muy necesario.

“Que esta comisión estuviese presidida por el General de Ejército Raúl Castro explica la importancia del trabajo y a su vez constituye para nosotros otro motivo de honor. Me sentí realizado, aunque no sea jurista de formación. Aporté al debate desde mi condición de rector y presidente de una de las comisiones del Parlamento”.

—El enemigo dice que es una Constitución improvisada, redactada en solo tres meses…

—Estamos acostumbrados a que ellos siempre estén insatisfechos con el trabajo de los revolucionarios. Si hubiéramos estado tres años igual hubieran hablado, porque lo que no nos perdonan es que el Partido siga siendo el órgano rector de la sociedad y que esta siga siendo  una Constitución socialista.

“Lo más importante es la transparencia con la que Raúl dirigió el proceso, todos pudimos opinar de una forma diáfana, abierta, clara… todos los criterios, por sencillos que parecieran se tomaron en cuenta. Desde el principio tuvimos la seguridad de que lo que dijéramos se consideraría. Fueron incontables las horas que estuvimos discutiendo, letra por letra, artículo por artículo.

“Es importante aclarar que ya había un grupo  que llevaba cinco años trabajando, que revisaron constituciones de otros países, visitaron estados con sistemas similares al nuestro. En la comisión nuestra todo se debatió, no hubo predisposición en ninguno de los 224 artículos y se modificaron prácticamente el 100 %”.

—Y ahora el pueblo lo seguirá enriqueciendo.

—El Proyecto se enriqueció ya con el debate en la Asamblea Nacional, pero estoy seguro que con las opiniones de nuestro pueblo mejorará mucho más. Yo he participado en varias reuniones de debate y es increíble cuánto aporta la gente. La comisión revisará cada una de esas opiniones para que el Proyecto de Constitución que se lleve a referendo sea mucho más completo. Nuestro pueblo tiene cultura constitucional y eso se ha demostrado durante este proceso.

“He aprendido mucho oyendo a las personas, luego de que esta Constitución se apruebe, nos queda una ardua labor legislativa. Y algunas de esas opiniones de la población, que no constituyen modificaciones al texto, son para cuando llegue el momento de actualizar la legislación.

“Es importante resaltar cómo los cubanos no se cuestionan que esta sea una Constitución para perpetuar el socialismo en Cuba, tampoco se cuestionan el papel dirigente del Partido en la sociedad. Se lo cuestionan quienes quieren implantar una plataforma neoliberal en la Isla, pero este pueblo sabe lo que ha costado en nuestra historia la falta de unidad”.

—Sin embargo, se suprimió de esos primeros artículos la construcción del comunismo. ¿Por qué?

— Todos los que redactamos la Constitución soñamos con el comunismo, incluso muchos dijimos desde niños: ¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che! Nuestro Partido seguirá siendo comunista y para llegar a esa fase superior hay que construir primero el socialismo.

“Son circunstancias distintas a las de 1976, en aquel entonces teníamos al campo socialista, la Unión Soviética y ‘el socialismo real’. El espíritu fue hacer más realista la redacción de la Carta Magna, aunque respetamos todos los criterios y es muy bueno que exista preocupación por esas cuestiones. No creo que haya contradicción porque el comunismo es la fase superior del socialismo”.

—Hoy tenemos también un proyecto mucho más garantista y procesal que la Constitución vigente.

—Es una Constitución que se parece al momento que estamos viviendo, tanto dentro de Cuba como en el contexto internacional. La Revolución, aunque no lo tenía escrito, siempre se preocupó por garantizar la justicia y el debido proceso, incluso a sus propios enemigos. Ahora lo estamos elevando a nuestra Ley de Leyes, pero siempre fueron principios que respetamos.

—¿Puede tener confianza el pueblo en que la comisión analizará todos los criterios, no solo los que más se repitan, sino aquellos que sean únicos también?

— Yo estoy seguro que todos los criterios se van a examinar. Estoy convencido, porque así lo hemos hecho al interior de la comisión, que vamos a atender cada una de las opiniones de nuestra población. Evidentemente llaman más la atención aquellas que más se repiten, es un problema estadístico, esas hay que revisarlas de manera inmediata, pero estos meses de debate nos han demostrado que hay criterios únicos también muy relevantes.

“Tenemos experiencia en Cuba, cuando el proceso de discusión de los Lineamientos, de que hubo opiniones aisladas que se tomaron en consideración y se incluyeron dentro de la redacción final del documento. Eran criterios relevantes y había que considerarlos. Ninguna opinión por descabellada que parezca se dejará de revisar. Incluso aquellas que son confusiones y después que las explicamos se entienden, nos indican que aún el texto no está todo lo claro que pudiera. Te garantizo que no quedará opinión sin analizarse por la comisión”.

—¿Qué voluntad para cambiar lo que ya está escrito tiene la comisión encargada del proceso de reforma?

—Hay una voluntad total. El proyecto se sometió a consideración del pueblo para oír toda la sabiduría que hay en la calle y la experiencia de nuestro pueblo, probada ya en procesos similares a este. Se cambiará, como nos enseñó Fidel, todo lo que tenga que ser cambiado. Todavía faltan sectores claves, las universidades, nuestros estudiantes, y hay que oírlos, pues estoy convencido de que muchas cosas habrá que modificarlas, quizás algunas en contenido, otras en la forma, en el orden. El pueblo va a apreciar que el proyecto que se someta en enero a la aprobación del Parlamento, para luego ser llevado a referendo en febrero, será muy distinto al actual.

“Lo que sí no vamos a cambiar son los principios fundamentales: la irrevocabilidad del socialismo, el rol de nuestro Partido; los revolucionarios no vamos a permitirlo, esas son cosas innegociables, pero hay otras que sí se cambiarán. Además, los 33 de la comisión no estamos esperando pasivamente, debatimos junto al pueblo y serán cientos de reuniones a las que hayamos asistido cuando concluya el proceso, más las que asisten el resto de los diputados, serán miles. Ninguno de nosotros vamos a llegar atrincherado”.

—En el debate han salido temas muy polémicos. ¿Cuál sería la posición ante aquellos en los que parece no haber consenso en el pueblo?

—El pueblo cubano es muy culto y nosotros sabemos que esos temas más temprano que tarde hay que discutirlos, son actuales y nuestro país no puede estar ajeno. He escuchado propuestas muy sabias para cuando llegue el momento de hacer el nuevo código de la familia. Hay temas, como el Artículo 68, que quizá tenemos la percepción de que ha sido de lo más tratado, sin embargo, se están debatiendo también cuestiones medulares como la organización del Estado, la estructura provincial y el nombre de gobernador. Al final las personas entienden que es un paso necesario, porque hay que darle mayores atribuciones al municipio, esta es precisamente una de las cosas más trascendentes del Proyecto.

—¿Cree usted que se logre que las leyes sustantivas y adjetivas estén a la altura de la Constitución? ¿Tendremos capacidad legislativa para asumir el reto?

— Hay que lograrlo. El primero que alertó sobre esto fue Fidel y está recogido además en el texto introductorio al proyecto. No podemos aprobar leyes que después no se cumplan y esa experiencia la tenemos con la Constitución de 1976, que tuvo muchas cosas que no se llevaron a la práctica porque no hubo una ley que lo regulara.

“La voluntad está y ya hay un cronograma en el que hay que trabajar de manera intensa, no solo la Asamblea Nacional, sino los juristas, las universidades, los estudiantes de Derecho. Tenemos que aumentar nuestra capacidad legislativa, que está muy reducida, para modificar las 54 leyes que hay que cambiar inmediatamente, empezando por la Ley Electoral. Se dice fácil, pero no lo es”.

—¿Cómo valora la posibilidad de que los cubanos que se encuentren en el exterior puedan emitir también sus criterios?

—Esa es de las cuestiones más novedosas del proceso de discusión del Proyecto y es, además, garantía de la unidad. Es algo que se incorpora a partir del momento histórico que vivimos, es la aplicación del concepto de Revolución. Un momento que requiere que todos los cubanos opinen sobre el futuro de su país. Yo he tenido acceso a varias de las opiniones y la inmensa mayoría de los criterios que se han dado, incluyendo los de Miami, han sido para favorecer a Cuba y a los cubanos, de aquí y de allá.

— Cuando resta menos de un mes para que concluya el proceso, qué puede decirle Lajes a ese pueblo que ha agotado varias veces los ejemplares del Proyecto y que está debatiendo, tanto en los espacios formales como en la calle…

—Yo creo que lo primero es reconocer y agradecer la masiva participación de nuestro pueblo en la discusión, con entusiasmo, profundidad. Que tengan la completa seguridad que cada una de las opiniones será analizada y se tendrá en cuenta, porque eso nos da la posibilidad que la constitución que se apruebe en referendo sea mucho más parecida al proyecto de país que soñamos los cubanos y nos preserve para siempre el socialismo y la Revolución en Cuba.