NUEVITAS, CAMAGÜEY.-  La casualidad volvió a hacer de las suyas, o quizás el destino determinó el futuro de aquel recién nacido en 1975, el mismo año en que fue inaugurada la Empresa Química Revolución de Octubre, en la cual se desempeña hoy como director adjunto de la Fábrica de Fertilizantes y Plaguicidas, ubicada en la ciudad de Nuevitas, a unos 70 kilómetros al norte de la capital camagüeyana.

Rodney Roque Rodríguez no fue el típico nuevitero entregado al mar y sus misterios; su Nuevitas era otra, era la urbe que crecía y comenzaba a florecer como un importante polo industrial, resultado de la joven Revolución cubana que miraba hacia el progreso, pero necesitaba de personas preparadas para enfrentarlo.

Egresado del ribereño Instituto Politécnico Mario Herrero Toscano como Técnico Medio en Instrumentación y Control, desde los 19 años comenzó sus prácticas profesionales en la empresa, y en 1994 se graduó y comenzó a trabajar como profesor en el propio centro donde había estudiado.

Conversar con Rodney es más que una charla con un directivo, constituye la oportunidad de conocer a ese muchacho que salió del tecnológico con deseos de trabajar, de ser útil, y que el tiempo lo moldeó hasta convertirlo en el Director Adjunto de una entidad que tiene su misma edad.

Habla con humildad de sus primeros años, de los que cuenta que no se imaginó nunca llegar a ocupar el puesto donde está ahora.

Como todo joven cubano a la altura de su tiempo fue llamado al Servicio Militar Activo, allí donde era más útil, y le correspondió en la propia Fábrica de Fertilizantes, donde fue moldeando su carácter y descubriendo poco a poco esas dotes de liderazgo con que había llegado a este mundo.

Luego continuó como trabajador de la industria destacándose siempre en todas las tareas que se le encomendaban, mientras su necesidad de superación personal lo llevó a tomar varios cursos, entre los que cuenta una Licenciatura en Comunicación en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz.

Durante 10 años se desempeñó como Secretario General del Comité de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en su centro de trabajo, etapa en la que participó como delegado en el XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Caracas, y al regresar compartió sus experiencias con los jóvenes del municipio.

Su zona de confort se encuentra entre el humo amarillo de altas chimeneas, pero su tarea fue siempre ser útil desde cualquier lugar, razón por la cual en 2005 le asignaron la responsabilidad de estar al frente de la Operación Milagro en uno de los dos hoteles del polo turístico Santa Lucía habilitados para esta misión.

Tras cumplir varias funciones como miembro del buró de la UJC en el municipio, regresa a la empresa que lo forjó como obrero, joven revolucionario y líder para continuar con una obra que inició desde adolescente.

Cuarenta y tres años han pasado desde que se inauguró el complejo químico de Fertilizantes y Plaguicidas, único en el país, y hoy, un hombre de la misma edad planifica un Consejo de Dirección que ultima detalles para retomar la fabricación de productos químicos muy necesarios para la agricultura.

Como joven reconoce la necesidad de la formación de valores en las nuevas generaciones y convida a los nuevos pinos de esta ribera a superarse, los llama a enamorarse de una asignatura tan útil como es la química y reconoce la necesidad de incorporar a la juventud a las filas de la añeja planta.

Puede resultar difícil ejercer un cargo de liderazgo ante personas que lo superan en edad, para Rodney no es así.

Cuenta como desde el principio intentó siempre aprender de los mayores y supo dirigirse a ellos con el respeto que los años merecen.

Así, fue creciendo a la par de la industria química, conociéndola y amándola, hasta convertirse hoy en un hombre que no solo nació, sino que ha vivido junto a la empresa que le enseñó la importancia del trabajo para potenciar el desarrollo.