VERTIENTES, CAMAGÜEY.-Antes de ir a El Palmarito, de las abejas solo sabíamos de su rica miel y de su dolorosa picada. Mas esa suerte de aventura que es el periodismo nos llevó hasta la comunidad vertientina donde vive Baicel Bomey Álvarez, uno de los apicultores de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) 4 de Abril.

Fue un gesto de cortesía el que Baicel esperara nuestra visita, porque en sus planes estaba ir con sus amigos y colegas: Andrés, Robertico y Rogelito, en busca de las colmenas que desde hacía algunos meses en la costa aprovechaban el polen de las flores de mangle.

Con ahumador en mano nos presentó al resto de sus 70 colonias que estaban en el apiario y supimos entonces que el humo de cedro no irrita la vista.

Él antes del 2011 era obrero agrícola de una unidad básica de producción cooperativa en sistema rústico. Con el Decreto-Ley 259 pidió un pedazo de tierra para sembrar e hizo el contrato con la Empresa Apícola; comenzó entonces a cambiar para bien su vida y la de su familia.

“Hasta ahora todos los años sobrecumplo mi plan, que es de dos toneladas de miel. La miel óptima nos la pagan entre 16 000 y 17 000 pesos la tonelada. El tipo de miel se mide por la humedad, con un reflactómetro, cada productor tiene su propio equipo. La mejor es la de campanilla, que se cosecha entre octubre y noviembre.

“Para obtener buenos resultados hay que manejar bien la colonia. Esto sí tiene eso, hay un tiempo para cada cosa y si lo violas entonces se ‘chiva’. Es importante hacer el cambio de la abeja reina una vez por año. La Empresa nos da la posibilidad de comprarlas en el centro genético para cambiar hasta el 80 %. Se hace en la pre cosecha, entre agosto y septiembre.

“En febrero corresponde la transhumancia: llevarlas para la costa, para aprovechar la floración del mangle. El trayecto es largo, entre 60 y 70 kilómetros por caminos muy malos. Allá les dan una vuelta los ganaderos que en ese tiempo andan pastoreando ganado y nosotros cuando castramos les ofrecemos un poco de miel en agradecimiento”.

—El año pasado la CCS fue la mejor de la provincia en la entrega de miel, ¿crees que pueden igualar los resultados?

—El inicio de año no fue muy bueno por las condiciones climatológicas y aun así vamos bastante bien. La cosecha se decide en Camagüey entre septiembre, octubre y noviembre. Los apicultores de la cooperativa nos ayudamos unos a otros, es como si fuéramos familia.

“El territorio está entre los mejores del país en este año y la aspiración de la Empresa en la provincia es llegar a las 1 000 toneladas, las que no se alcanzan desde la década del ‘80. Espero que el clima nos ayude”.

De las muchas lecciones que nos llevamos ese día fue el espíritu “colmenero” de los apicultores de la “4 de Abril” y el enterarnos de que, entre otros datos curiosos de esos extraordinarios animales, en una de esas cajitas habitan un aproximado de 60 000 abejas, que el zángano además de fecundar ayuda a orientar a la colonia en las tardes para su regreso, y que de la reina dependen los hábitos de higiene de la colmena y de esto, la calidad de la miel.