NUEVITAS, CAMAGÜEY. - Yurieski Basulto Díaz vino a vivir a esta ciudad atraído por un amor. Dejó atrás a Mola, poblado de Sibanicú y aquí lo atraparon, además del olor a mar, los sueños de hacer.

El espigado hombre, quien viste una bata verde símbolo de higiene, cambió el atuendo de soldador por el oficio de elaborador saborista de la fábrica de helados del combinado lácteo de la norteña ciudad.

De mecánico dijo no tener conocimientos, aunque se autotitula una persona fresca y dispuesta a generar innovaciones y resolver problemas de la producción.

Basulto es el eje principal en la solución de dos importantes equipos para que en la pequeña industria se mantengan funcionando el pasteurizador y el homogenizador y no se detenga la elaboración de helados.

“El motor del pasteurizador, vertical, de 45 grados, llegó sin un buje de apoyo y lo fabricamos aquí para que tuviera un mayor tiempo de duración. El equipo se rompía con frecuencia al flexibilizarse el eje en el tramo dependiente y chocar con el agitador de los productos que se añadían.

“Era raro que el homogenizador no se rompiera y había que correr para conseguir las cajas de bolas especiales 6018, deficitarias en la industria.

“Nos dimos a la tarea de sustituir ese rodamiento por bujes de bronce, procesado en el taller de maquinado, y no se nos ha roto el equipo nuevamente”.

Basulto siente el apoyo de la administración, de las organizaciones políticas y de masas para desarrollar su trabajo.

“Tengo pensado realizar otros trabajos, todos vinculados a la producción de la fábrica para aportar mi granito de arena y mantener la tecnología en óptimas condiciones, sostuvo el entrevistado y dejó escapar un suspiro de satisfacción.

Los consumidores estarán agradecidos de Yurieski y es razonable que así sea. La fábrica ha llegado a elaborar 20 000 galones mensuales de helado, de unos siete sabores, comercializados en el propio municipio, en las zonas de Sierra de Cubitas, Santa Lucía y en ocasiones en centros gastronómicos de la cabecera provincial.