CAMAGÜEY.- Unas tres décadas de trabajo en el Banco de Sangre de esta provincia han dotado a Tamara Moya Vázquez de una sensibilidad especial ante el gesto de donar ese líquido vital, por ello durante casi 20 años también ha ofrecido una parte de sí a quienes lo necesitan.

Su vocación la llevó a integrar un destacamento de 340 donantes especiales para plasmaféresis, con los cuales extiende su brazo como una compañera más, cada 15 días, además de realizarles los procedimientos necesarios para la extracción de la sangre, cuando no le corresponde donar a ella.

La satisfacción de salvar vidas es lo que mueve a personas como Tamara, pues a diferencia de otros países donde la donación es remunerada, en Cuba se distingue por el altruismo de quienes asumen esa responsabilidad de manera voluntaria.

En el caso de los donantes exclusivos de plasma – parte líquida de la sangre que contiene proteínas fundamentalmente- nos reconforta saber que contribuimos a la producción de medicamentos vitales para niños con cáncer, personas con trastornos en la coagulación, y otras afecciones, contó Tamara. 

Camagüey ha aportado a la industria biofarmacéutica unos mil 500 litros de plasma hasta el cierre de mayo, para la producción de factor de transferencia, albúminas humanas, vacunas y gammaglobulinas, confirmó Nilda Rosabal, jefa del Departamento de Plasmaféresis en el Banco de Sangre Provincial.

A diferencia de otros donantes voluntarios, para los incluidos en el programa de plasmaféresis su compromiso no se limita a extender el brazo; por las características especiales del destino de su sangre, deben asumir su cotidianidad con una alta responsabilidad hacia su salud y su alimentación.

Debemos llevar una vida sana, sin hábitos tóxicos y con una dieta equilibrada y un peso adecuado, pues antes de cada donación se nos realizan análisis complementarios y si no están correctos los parámetros no podemos donar, explicó Tamara, también técnico del Departamento de Plasmaféresis.

Cada 14 de junio, Día Mundial del Donante de Sangre, las personas que se dedican a ello reciben un amplio reconocimiento social, en homenaje al natalicio del biólogo austriaco Karl Landstainer, que instituyó el sistema de tipificación ABO para los grupos sanguíneos.

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