CAMAGÜEY.-El ruido de la máquina de escribir era la melodía las 365 noches del año, fuesen frías o cálidas, ella estaba allí bajo los dedos infatigables de un padre. El sonido de sus teclas alimentaba los corazones de Bárbara y Gilberto Valdés, los pequeños que comenzaban a enamorarse del bailar de las palabras y las informaciones. La esencia y el aroma de hacer un buen periodismo fue el testigo del amor de sus padres y el andar por la vida.

“La familia Valdés es de periodistas, de eso no cabe dudas”, afirma José Gilberto Valdés, destacado reportero consagrado a recorrer por 48 años los fascinantes senderos de esa profesión.

¿Qué significa el periodismo en su vida?

—Es sin dudas una razón de vida, algo que siempre anhelé. Aún recuerdo los tiempos en que mi padre me llevaba de la mano al diario El Camagüeyano, donde trabajaba como diseñador gráfico. Posteriormente estudié una carrera técnica, pero terminé siendo periodista.

¿Qué significa hacer un buen periodismo?

—Hay que saber buscar e investigar. Se convierte en el sentido de tu vida, es decir, en todo momento puedes hacerlo. Considero que un reportero todos los días debe entregar un material de diferente género, aprovechando las potencialidades del entorno digital.

¿Cuáles han sido los mayores retos en la profesión?

—Las coberturas con el invicto Comandante en Jefe Fidel. Estuve muy cerca de él, esos momentos son inolvidables en mis memorias.

Cuentan que sus hijos crecieron en los pasillos del periódico Adelante...

—Agradezco eternamente a mi familia del periódico que atendió a mis hijos con verdadero cariño y dedicación. Cuando partí a una de mis misiones internacionalistas, mi hijo mayor solo tenía unos meses de nacido, y de quienes se abrazaba cuando regresé era del chofer y del administrador… Con la niña, que nació entre dos misiones, sucedió algo similar. Sus grandes aventuras en las vacaciones de verano eran en Adelante, y cada viernes disfrutaban como nadie el cierre de la edición de la jornada.

¿Cómo ha sido la vida de casado en los medios de prensa?

—Llevo casado 47 años, y nuestra familia entrañable han sido los compañeros. Mi señora es mi correctora de estilo, cada material que termino lo someto a su análisis. Laboramos juntos en la televisión siete años maravillosos. Cada día, después del almuerzo, nos sentábamos en el parque a conversar, costumbre que mantenemos desde el tiempo en que éramos novios. Respiramos armonía, tanto en el trabajo como en el hogar, porque nos respetamos profesionalmente.

¿Qué significa para usted que su hija haya seguido sus pasos en el periodismo?

—Que el periodismo es el gen de la familia. Siento un orgullo inmenso porque a mi hija Baby siempre le apasionó. En un inicio no pudo estudiarlo, pero al final terminó por alcanzar sus sueños y hoy es editora web en Adelante.

Una certeza a lo largo de los años…

—Si tuviera que dedicar nuevamente toda mi vida al periodismo lo haría sin pensarlo dos veces.