CAMAGÜEY.- Su punto en el Mercado de la Caridad se identifica fácilmente: te recibe en la puerta una bandera cubana. Allí Rony Alejandro Guerra León pasa buena parte del día. Este muchacho, trabajador por cuenta propia de 24 años, grita a cuatro voces que su mayor orgullo es vivir en esta Isla y que su ídolo es el Che Guevara. Le encanta la pesca y a pesar de ser artista de la plástica de formación, su mayor pasión es la electrónica.

¿Cómo te las arreglaste para colarte en un mundo tan complejo siendo Instructor de Arte?

—Es una historia larga y complicada. Estudié 4 años Artes Plásticas, una especialidad que exige detalles, y aquí necesitas estar pendiente de muchos detalles. Desde chiquito me llamó la atención, recuerdo que me compraban un carrito por control remoto y yo lo desarmaba para ver el funcionamiento, y con dos baterías y un motor de DVD hacía cualquier cosa. A los 13 años hice un sistema de alarmas con fotoceldas, algo que siempre me ha gustado. Me gusta mi trabajo, me pagan por hacer lo que a mí me gusta.

“Yo disfruto cuando le encuentro una solución a un equipo que a lo mejor alguien pensó que no tenía arreglo, sobre todo cuando son personas mayores y te ven como su salvador. Hay veces que aquí llega alguien con un problema en la batería, es de Najasa o de Sibanicú, y son las cuatro de la tarde y no han encontrado respuesta. Yo le explico paso por paso lo que haré, eso a la gente le gusta y por eso creo que me aprecian; es también una garantía para mí”.

—¿Qué cambiarías en el sector no estatal?

—Creo que es importante el control, la supervisión de la calidad de lo que se está haciendo, de lo que se produce, hasta para proteger al cliente resulta necesario. Urge también, no solo para este sector sino para la sociedad, un mercado mayorista, para yo poder brindar un mejor servicio sin verme obligado a subirle el precio, porque eso es una cadena: yo te cobro a ti caro y tú vendes jugos, para pagarme tienes que encarecerlos también. Es un tema extremadamente complejo, pero necesario. Hay que brindarle mayor información al sector sobre los beneficios a la hora de pedir créditos en el banco. Debemos tener en cuenta que este modo de empleo es relativamente nuevo, estamos en proceso de adaptación y todavía se puede mejorar.

¿Cómo te superas?

—Mucho autoestudio, tanto que hay veces que la vista se me nubla del cansancio. Mi trabajo te obliga a estar en la última, sobre todo porque es un mundo que avanza por horas y a la velocidad de la luz. Creo que al pueblo cubano hay que alfabetizarlo en este ámbito, aquí llegan personas con los equipos supuestamente rotos y es el PIN de la línea que no se lo habían puesto.

¿Cuáles son los sueños de Rony?

—Mejorar lo que tengo, el servicio que presto, este es mi gran paso. Seguir mejorando las condiciones del local, que la gente llegue y se sienta a gusto, que mis trabajadores traten bien a todos y yo no tenga que preocuparme por eso. No se trata de que llegue una señora de 80 años con su equipo roto y tú le digas que son 10 CUC y ya, porque esa señora, a lo mejor vive de una chequera y yo no sé cuántos sacrificios ha tenido que hacer para llegar hasta aquí, y tiene que salir convencida. Mi sueño está aquí, dentro de estas cuatro paredes, y voy a luchar por perfeccionarlo. Me gusta ser innovador, los retos. Pienso que desde aquí, desde Cuba, sí se pueden hacer muchos aportes al desarrollo.

“En lo personal pronto voy a ser papá. Ya acabé mi casa y pienso seguir haciendo realizable mi proyecto de vida en Cuba, aunque esto implique sacrificio y mucho trabajo, a veces por más de doce horas, en un país que te da todas las herramientas para hacerlo, por ejemplo esta es la cuarta vez que pido crédito al banco, todo lo que ves aquí ha sido con el dinero que el banco me ha prestado.

“Nada es fácil, yo antes no usaba espejuelos, pero con el desgaste de tanto trabajo perdí un poco de visión; sin embargo ya no estoy obligado a trabajar tanto. Hay cuentas que no se pueden olvidar, cuando fuimos a buscar el colchón de la canastilla me sorprendí, pues cuesta barato y tiene tremenda calidad, y si te pones a pensar nada más en cuántas embarazadas tiene el país... eso es dinero.

“Nací en Cuba, sin familia afuera ni remesas, y mira todo lo que he hecho, con muchas ganas de hacer. La vida me ha enseñado que si no luchas por lo que quieres, nunca lo vas a alcanzar”.

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¿Cuál es tu mensaje a los que creen que no pueden?

— Que sí se puede, que luchen. En otros países hay que trabajar duro, de cinco de la mañana a 11 de la noche, sin embargo aquí tú vas a los lugares, en pleno horario laboral, no hay nadie y no pasa nada. Estadísticamente el día que más clientes vienen aquí es el martes, pero el sábado aquí no llega nadie, que es el día supuestamente para resolver los problemas personales. Varios de mis amigos se han ido de Cuba y han tenido que regresar porque, entre otras cosas, no aguantan el ritmo de trabajo en esos países.

¿Por qué invertir tiempo, además de tu trabajo, en un movimiento como las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), que aparentemente no te aporta nada?

—No todo es negocio ni dinero, hay principios, valores que defender. Hace poco alguien me decía que no compartiera lo que sabía, pues afectaría mis ingresos. Esa no es mi idea, creo en la colaboración. Así mismo pienso de las Brigadas, en ese movimiento encontré el espacio para compartir lo que sé. No voy a dejar de ser yo por ir un día a enseñarles Electrónica a un grupo de niños, el pago es entonces que ese niño se motive y aprenda. Claramente no todo el mundo es igual, depende una vez más de los valores, a esos que no se han sumado todavía, lo que hay es que convencerlos de la utilidad que tiene.

Con ustedes, los jóvenes del sector no estatal, hay aspiraciones de que sean la generación que destruirá el socialismo, la que con poder económico pretenderá, en algún momento, asumir el poder político ¿te ves como un motor de cambio?

— Si hoy yo soy electrónico fue por lo que aprendí en el servicio militar como operador de un radar P14. Además, hoy mismo yo llevé a mi mujer al médico y no tuve que estar pensando en que si arreglé 60 celulares o no para pagar la consulta. También he viajado a otros países, y en Rusia por ejemplo, llegas a una parada y la gente se corre porque te ven menos, porque si no eres de su clase no vales nada. Aquí esto no sucede, todos somos iguales. Además, un negocio como el mío no prospera en otro sistema porque a las grandes empresas no les conviene que tú arregles sino que botes y te compres uno nuevo, por eso los aplasta. Varias veces me he preguntado, por qué nos quieren ayudar tanto, con qué objetivo, ¿ellos son tan buenos? No lo creo.

“En Cuba hay miles de cosas por mejorar, es verdad, pero todas dentro de nuestro sistema. Somos la generación del cambio, pero un cambio para más socialismo; somos la generación que tiene que hacer esta Isla próspera y sustentable, hoy por hoy esa es nuestra misión y es el cambio del que yo quiero ser parte”.