Fotos: Orlando Durán Hernández/AdelanteFotos: Orlando Durán Hernández/AdelanteNUEVITAS, CAMAGÜEY .- La visita del Che a la fábrica de alambre con púas de Nuevitas no se esperaba y, según se dice, el hecho de estar en Senado, poblado cercano perteneciente hoy al municipio de Minas con el fin de contactar con un destacamento militar, posibilitó su presencia en el lugar, cuenta Lina Vázquez Anderson.

El Comandante guerrillero llegó en helicóptero a Nuevitas y después se apareció en la industria que lleva el nombre de Gonzalo Esteban Lugo. La dirección administrativa de la fábrica radicaba donde está actualmente el comedor. Ante su presencia comenzó el corre-corre. Al pararse a la entrada de la instalación los trabajadores lo rodearon.

Lina tiene mucha facilidad para reproducir imágenes a pesar de sus 85 años:

“Allí mismo improvisó una conversación. Empezó a hablar de muchas cosas. Yo, como siempre que pasaba algo traía mi agenda y empezaba a escribir en taquigrafía. Estaba a un costado de él. De pronto me di cuenta de que lo que escribía no se marcaba en el papel. Me quedé indecisa y no sé si es que se percató, pero sin dejar de hablar se metió la mano en un bolsillo, sacó un bolígrafo y me lo extendió. Seguí escribiendo y él hablando…”.

Hubo un momento en que Paco Alfonso, administrador de la fábrica, le preguntó: “¿Dónde está lo que escribiste”, y no lo recordaba. “Búscalo, búscalo que es importante”, respondió el directivo.

“Nos cansamos de buscar y nunca supimos qué fue de la agenda y el bolígrafo. ¡Desaparecieron! ¿Quién los cogió? Hasta hoy no le puedo decir, pero sí que lo tengo grabado en mi corazón”.

Recordó que cuando el aniversario 40 de la fábrica estuvieron allí Aleida March y Aleidita (esposa e hija del Che), y que cuando se terminó la actividad, durante un conversatorio, un compañero, entonces secretario del Sindicato en la fábrica, introdujo el tema del bolígrafo. Lo narró una vez más.

“A mí del Che me llamaron la atención muchas cosas. Yo lo vi más de una vez, cuando inauguró la fábrica en la primera etapa y en julio de 1964, en la segunda. Cuando el ciclón Flora en 1963 también estuvo. En los talleres el agua daba por la rodilla y él fue directo para allá, caminando aprisa, empezó a interesarse, no por las máquinas, sino por los trabajadores y sus familiares.

“Después fue que empezó a hablar de la seguridad de las máquinas, de la posible afectación y sobre la superación de los trabajadores. No hubo una conversación en la que el Che no se interesara por la capacitación. Expresó que él que no se superara y tuviera el sexto grado, en el futuro iba a ser un analfabeto”.

Casi al final de la entrevista Lina contó las ideas principales expresadas por el Che y que anotó en la desaparecida agenda.

“Dijo que la Nuevitas del futuro ni los propios pobladores iban a conocerla, habló del desarrollo que se gestaba, no solo en el país sino de este poblado y la necesidad de prepararse para ello.

“Esa era la tónica y la ética del Che. Te miraba a ti y tú le veías; en lo profundo de la mirada salía como un amor, una limpieza, una pureza y un halo de protección a las personas”.