CAMAGÜEY.- En el centro de evacuados, radicado en la Escuela de Capacitación Ferroviaria “Luis Fernández Quiroga” todo el mundo distingue a Urbito Gamboa Martínez por su disposición de cooperar en lo que haga falta, en la limpieza del lugar, en mantener orden y disciplina, incluso, en ayudar a tender la ropa lavada de otros núcleos familiares.

La casa donde vive, detrás del tanque de agua al fondo del reparto Lenin, alejado del centro de la ciudad de Camagüey, sufrió serias averías y no le quedó otra alternativa que venir para aquí.

Pero dejemos que sea él quien cuente. Trabaja como custodio en la granja militar Camagüey y cuando el paso del huracán Irma se hallaba en su puesto de labor. Al regresar a la modestia vivienda sintió que el corazón se le comprimía. Nada quedó en pie, la naturaleza lo destruyó.

En sus 67 años de vida nunca había visto algo como Irma, ni cuando el ciclón Flora en que muy joven ayudó a la evacuación. Nos remite a recordar lo dicho hace unos días por el conocido meteorólogo José Rubiera de este intenso huracán.

“Como verdaderos revolucionarios tenemos que enfrentarnos a la naturaleza y a las dificultades que existan para poderlas vencer”.

Hace un alto y recuerda a Fidel, quien siempre alentó al pueblo a sortear los problemas. “Presente no está, pero se encuentra en nuestros corazones”, afirmó, mientras no pudo impedir las lágrimas en su rostro.

Tiene confianza en la Revolución en que los ayude, no solo a él, sino a todos los damnificados.

“Los mismos compañeros de aquí me dicen: descansa y yo hago como nuestro Comandante en Jefe de frente a la verdad, sin mentiras ni hipocresía”.