CAMAGÜEY.- Yo le pregunto la edad y ella se va por la tangente. Le pido que cuente una anécdota y ella me dibuja una parábola. Le formulo ciertas dudas y ella me plantea una solución. Así la maestra de Matemáticas Norma Sosa Martínez adereza cada respuesta con lo que “solo sabe hacer” y es capaz de remitirme a un embrollo de números y cálculos con tal de exponer las “sumas” de su vida.

El corazón de Norma es como una mina y no solo por aquello del ser mineña de nacimiento, sino porque de él extrae recuerdos invaluables: “Integré las filas del claustro de profesores de Minas en 1979 para fortalecer la cifra de profesores, algo debilitada por aquel entonces, y de esa fecha no olvido el apoyo de mis padres y de cuánto me superé día y noche para impartir las clases con calidad.

“Además de mi familia, a mi esposo le pareció bien que optara por ser maestra e, incluso, tuve la suerte de que él también se decidiera a acompañarme en esta aventura”, aclara la mujer, quien llena varios segundos con una sonrisa sincera, de las que adicionan confianza a los diálogos.

Me enumeró las escuelas donde había trabajado. Muchas. ¿Cuántas decepciones le dejaron más de veinte años de trabajo? Pocas. Y después de acumular tanta experiencia en las escuelas secundarias básicas, llegó el momento de decir “alto”. “Hace 15 años estoy retirada. Mis últimas clases fueron en la ‘Mártires de Minas’ y cuando tomé la decisión de jubilarme, por problemas de salud, sentí un vacío enorme”.

Sin embargo, las despedidas no amilanan a Norma: “Continúo ayudando a los muchachos con sus estudios y los aconsejo tanto a ellos como a sus padres”. Con el mismo apasionamiento por las ciencias exactas, ella también se multiplica como persona en la organización que agrupa a las féminas cubanas. “Desde los años ‘70 me desempeñé como dirigente en la Federación de Mujeres Cubanas, y la delegación a la cual pertenezco siempre ha cumplido con sus tareas. En una ocasión hasta obtuvimos la condición de Vanguardia.

“Una de las nobles actividades que realizaba era la confección de juguetes en el taller de la federación de mujeres creadoras, de la delegación del bloque No. 4, con las que participamos en eventos y los donamos a los niños en las escuelas y círculos infantiles”.

Para Norma el modus operandi del aprendizaje de la Matemática está en la dedicación: “Pero es el profesor quien tiene que velar porque el estudiante avance, él debe utilizar su imaginación, la creatividad para sembrar el interés por esa asignatura que resulta, por lo general, una de las más difíciles”. Por reflejar esos pensamientos en actitudes le fue otorgado un reconocimiento especial dentro del marco del acto provincial por el aniversario 57 de la FMC, celebrado en Minas, un resultado sin dudas inspirador, en lo que va de las cuentas de su vida.