A través de un pequeño y complicado radio, desde cierta distancia, y sin perder de vista a mi objetivo en aquellas madrugadas de guardia, escuchaba una singular entrevista a un joven soñador, como yo, que hablaba —modestamente, pero con autoridad impresionante— de las relaciones Cuba-Estados Unidos.

Y soñé. Soñé, aún vestido de verde, con cuestionarlo sobre temas cruciales, con meterme en su mundo de conceptos pulidos, divergentes al mío.

La Universidad Central de Las Villas (UCLV) me dio la oportunidad real de confrontar al Doctor en Ciencias Históricas Elier Ramírez, conversar de realidades, de conceptos transformados por el tiempo, de la enseñanza de la Historia en Cuba, de espacios de diálogos tan necesarios…, y de mucho más.

Las instituciones escolares cometen el error de enseñar la historia de manera mecánica, esquematizada…

“Necesitamos convertir las mismas clases de Historia en verdaderos espacios de debate. El pasado también se somete a miradas críticas y no siempre esos análisis coinciden. El profesor, dándole participación activa a los estudiantes, puede contribuir a la construcción de una cultura dialógica en la sociedad.

“Con la historia de la Revolución cubana tenemos una deuda muy grande; los jóvenes deberían conocerla al dedillo, sin restarle importancia a las otras etapas. Los períodos espinosos y poco abordados, sacados de contexto en la actualidad, podrían malinterpretarse. Esos temas debemos abordarlos nosotros, no nos los pueden escribir desde Miami. Para eso también se debe investigar con la mayor profundidad y acceso a la información posible. Cada día debemos ahondar un poco más”.

¿Cómo valora el ejercicio del debate en Cuba?

“Quizás no está al nivel que ameritan estos tiempos, pero sí está en uno muy superior a cualquiera de las épocas anteriores. Nosotros hicimos un levantamiento de todos los espacios de debate en el país, principalmente los pensados y coordinados por jóvenes, y realmente nos sorprendimos mucho. Como es el caso de Dialogar, dialogar de la AHS, ninguno está dirigido por una instancia superior ni nada por el estilo, ellos mismos escogen las cuestiones a discutir y la manera de hacerlo.

“Sí necesitamos un poco más de visibilidad, la sociedad de conjunto no conoce cabalmente lo que se está haciendo. Hay algunos espacios más establecidos como El último jueves, de la revista Temas, realizado en el ICAIC desde los años 90, que tiene incluso una revista. Pero ya desde el 2000 para acá hemos visto un auge: La Caldera en Santa Clara, El Debatazo en el ISRI, La Cafetera en la Facultad de Comunicación de La Habana y el UH Caliente en la Universidad de La Habana. Sin embargo, falta socializar un poco más estos debates, más allá del apoyo con las redes sociales, donde tienen una presencia marcada”.

¿Por qué no establecer espacios de diálogo con la comunidad cubana en el exterior?

Ese diálogo tiene un antecedente importantísimo, pensado y dirigido sobre todo por el Comandante en Jefe: el diálogo con la comunidad cubana en el exterior, en noviembre del 1978, donde vino un primer grupo de representativos de toda la comunidad, incluso algunos exbatistianos que apostaban por una política dialógica con Cuba, principalmente de los Estados Unidos de América.

“Esta experiencia fue muy positiva y en aquellos años se preveían grandes avances en las relaciones entre los dos gobiernos. Sin embargo, con la llegada de Reagan al poder, en 1981, muchos de estos debates se rompieron abruptamente. Posteriormente, durante los años 90 se realizaron varios eventos llamados Diálogos de la emigración y la nación, también en aras de fomentar estos lazos.

“Recientemente, durante la administración Obama, se vivió un contexto incluso más favorable para este tipo de intercambios. Tenemos esa tarea pendiente, el debate con ellos se da sobre todo en las redes sociales, pero a nivel individual; o sea, sin previa organización”.

Con la historia de la Revolución cubana tenemos una deuda muy grande; los jóvenes deberían conocerla al dedillo, sin restarle importancia a las otras etapas. Los períodos espinosos y poco abordados, sacados de contexto en la actualidad, podrían malinterpretarse. Foto: Tomada de http://www.5septiembre.cuCon la historia de la Revolución cubana tenemos una deuda muy grande; los jóvenes deberían conocerla al dedillo, sin restarle importancia a las otras etapas. Los períodos espinosos y poco abordados, sacados de contexto en la actualidad, podrían malinterpretarse. Foto: Tomada de http://www.5septiembre.cu

¿Qué papel está jugando la intelectualidad cubana en la creación de una conciencia y un pensamiento crítico en la población hacia la sociedad en que vivimos?

“Desde la AHS existe un combate cultural e ideológico bien intenso. Somos una ONG que cuenta con todo el apoyo del Ministerio de Cultura, de la UJC, el PCC, la Uneac y eso es una realidad que no se replica en muchos países del mundo.

“Fidel nos construyó el consenso, ahora tendremos que aprender a andar por nuestros propios medios. Y para eso debemos lograr un nivel de articulación, sistematicidad e intencionalidad importante.

“Queda lograr una mayor integración de todos los esfuerzos aislados, de otra forma no ganaremos esta batalla. Estamos conscientes de que nos quedan desafíos, problemas, no estamos de manos cruzadas. No lo estamos haciendo todo bien, esa situación debe someterse a crítica todos los días”.

Con la historia de la Revolución cubana tenemos una deuda muy grande; los jóvenes deberían conocerla al dedillo, sin restarle importancia a las otras etapas. Los períodos espinosos y poco abordados, sacados de contexto en la actualidad, podrían malinterpretarse.