Camagüey.- Hace tres meses, en "Cuba: ¿llegó el momento de tres de Los Cinco y Alan Gross?", aludí a un reporte de EFE que notificaba que los talibanes habían liberado al único prisionero de guerra estadounidense que mantenían cautivo en Afganistán, el sargento Bowe Bergdahl, a cambio de la transferencia a Catar de cinco reclusos afganos presos en la ilegal base de Guantánamo, en el extremo oriental de Cuba.

Asimismo, resalté que el acontecimiento, situado entre elogios y reproches, formaba parte de un esfuerzo más amplio de reconciliación con la comisión política de los talibanes, algo que la Casa Blanca persigue desde hace años para garantizar el éxito de la posguerra en aquellos territorios; al tiempo que coloqué un trío de interrogantes, a saber:

"¿Exhibe Washington la misma posición con los antiterroristas que evitaron actos criminales en la Isla, los propios Estados Unidos y otros países?". "¿Qué impide interrumpir el sufrimiento de tres de Los Cinco, Alan Gross y sus familiares, si la Administración gringa concretó el canje de un prisionero de guerra suyo ni más ni menos que por cinco talibanes?". "¿Por qué el señor Obama 'deja atrás' a este coterráneo suyo e impide que la esposa y madre puedan también sentir 'alegría y alivio', junto con Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y los seres más íntimos de estos tres Héroes?".

A esta altura, vísperas de los largos dieciséis años de secuestro de estos legítimos antiterroristas, subrayo una vez más algunas razones que sirven para excusarlos.

En primer lugar, hay que significar que ellos penetraron las entrañas de la delincuencia política con epicentro en Miami y, en consecuencia, tuvieron un "estado de necesidad" o sea, les fue ineludible ocultar el porqué estaban en el vecino del Norte, so pena de descubrirse la médula de una actitud justa y digna. Por tanto, cabe imaginar qué pudo acontecer si no hubieran arriesgado sus propias vidas para evitar las acciones de la terrorista-mafia-gusano-yanqui de la Florida.

Súmase que existen documentos que constituyen abrumadora evidencia de cómo reporteros prominentes de The Miami Herald, El Nuevo Herald, Diario Las Américas, así como de las emisoras de radio y televisión de Miami, estaban en las nóminas de pago del gobierno USA, el mismo que procesaba a Los Cinco mientras saturaban los medios de esa ciudad con reportes que eran altamente provocativos y perjudiciales para ellos.

Particularmente, destaco que la Fiscalía carecía de pruebas para sostener su acusación contra el caso de Gerardo Hernández, es decir el cargo de conspiración para cometer asesinato en primer grado, y pidió a última hora retirarla, aunque fue encontrado culpable e irracionalmente sentenciado a dos cadenas perpetuas más 15 años por un supuesto crimen que el propio acusador reconoció había fracasado en sostener. Si no, ¿Por qué Washington se niega a entregar las imágenes satelitales del 24 de febrero de 1996?

Entonces, ante el caso de tres de los Cinco y la situación de Alan Gross, voto porque en este Septiembre, aniversario XVI del injusto encarcelamiento de nuestros auténticos antiterroristas, se estimule/imponga la cordura en el presidente Barack Obama y le dé luz verde a un acuerdo Washington-La Habana que devenga en que todos ellos regresen cuanto antes al seno de sus seres más queridos. ¡AMÉN!

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